Condenados a jugar la repesca
La U.R.S.S. había terminado como líder del grupo 9 de los preliminares europeos por delante de Francia y la República de Irlanda. Al tener peores números que otros campeones de grupo tenía que jugar la repesca.
Chile, por su lado, sólo tuvo que enfrentarse a Perú a doble partido, dada la retirada de Venezuela del torneo, en un grupo de dos integrantes que no tenía acceso directo a la Copa del Mundo. Los triunfos de cada uno de los combinaron forzaron a un encuentro de desempate que se resolvió en terreno neutral, Montevideo, con triunfo de ‘la roja’ por 2-1 sobre los peruanos.
El duelo entre Chile y la U.R.S.S. se convertía en el único enfrentamiento de repesca entre un representante de la UEFA (Europa) y otro de la CONMEBOL (Sudamérica) para decidir el último billete para el Mundial de 1974.
La eliminatoria de repesca ante la U.R.S.S.
El 26 de septiembre de 1973, se disputó en Moscú el partido de ida con empate a cero. Un duelo aguerrido con una colosal actuación de la dupla defensiva formada por Alberto Quintano y Elías Figueroa, considerado como el mejor futbolista chileno de todos los tiempos; un elegante zaguero con grandes dotes de mando.
Para el 21 de noviembre de 1973 estaba prevista la celebración del encuentro de vuelta en el Estadio Nacional de Santiago de Chile. La U.R.S.S. se negó pisar ese terreno de juego. El motivo de la queja soviética era que el estadio Nacional había servido como centro de interrogatorios, detenciones y torturas a la dictadura de Augusto Pinochet -quien había derrocado el 11 de septiembre de 1973 con un golpe de Estado al presidente socialista Salvador Allende; atrocidades que la FIFA negaba tras su última visita a la capital en los días previos a la eliminatoria.
La negativa soviética a jugar en Chile
La selección soviética, aún estando en el continente americano disputando amistosos, rehusó jugar en Santiago, pidiendo que el partido se celebrara en un país neutral como Argentina o Perú. Petición denegada.
La decisión de la U.R.S.S. recibió el respaldo inmediato de algunos países del Eje comunista, en especial por Alemania Oriental que ya estaba clasificada y amenazaba con no presentarse al evento mundialista. No así Polonia, que desde un principio manifestó su intención de acudir a Alemania Occidental.
Con las relaciones diplomáticas rotas entre ambos países y las noticias contradictorias que cruzaban el charco, Chile exigió una indemnización de 300.000 $ si no se presentaban, por no poder poner a la venta entradas y por los gastos de la preparación del choque.
La tarde más triste del fútbol
La U.R.S.S. cumplió su amenaza y no compareció, por lo que Chile saltó al estadio sin rival y con unas gradas semivacías, en un extraño sucedáneo de partido donde pusieron el balón en juego y el centrocampista Francisco Valdés, icono de Colo-Colo y de la selección, anotó simbólicamente en un marco vacío. Curiosamente, un club al que siempre se vinculó cerca del general Pinochet.
El partido fue dado como victoria de la ‘Roja’ por 2-0, al no presentarse el rival, en un encuentro que los rotativos chilenos calificaron como “la tarde más triste del fútbol”.
Carlos Caszely, el incómodo socialista
Chile disputó aquel Mundial de 1974 con un estado anímico decaído por la situación político-social del país. Los futbolistas, lejos de permanecer al margen, tomaron partido en aquella época. Uno de los más activos fue Carlos Caszely, socialista confeso y futbolista por aquel entonces del Levante, quien se negó a dar la mano a Pinochet antes de la marcha de la 'Roja' a la Alemania Federal.
El extraordinario delantero Caszely entraba en la historia de los Mundiales al ser el primer jugador en ser expulsado por tarjeta roja en una Copa del Mundo. Hasta entonces, los árbitros podían sancionar y pedir que abandonaran el terreno de juego, pero sin mostrar cartulinas. El colegiado de aquel Chile - R.F.A. era curiosamente Dogan Babacan, indiscutible protagonista del Celtic - Atlético de Madrid de semifinales de Copa de Europa de 1974.
La desastrosa participación de la 'roja'
Chile cayó en la primera fase con un pobre papel. La ‘roja’ cosechó una derrota ante Alemania Federal y sendos empates ante Alemania Democrática y frente a Australia. Contra los oceánicos en un partido anodino e insulso, celebrado en Berlín, terminó con empate sin goles y una reivindicación dirigida por un grupo de espectadores chilenos que saltaron al césped con una bandera gigantesca para concienciar a la FIFA de la situación que vivía el país andino desde la llegada de Pinochet.
El fútbol servía de megáfono para que los chilenos expatriados pudieran expresar su disconformidad con el golpe de estado sufrido, aunque el resto del mundo pareciera hacer oídos sordos a esa hermosa esquina del continente americano.