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miércoles, 4 de mayo de 2011

La desaparición del maníaco predicador de la calle

En mitad de las batallas que estaban manteniendo varias bandas inglesas, en especial Oasis, Blur, y en menor medida Pulp y Suede, por un supuesto trono en el reinado del pop-rock británico, enfrentamientos muchas veces instigado por la prensa y otras veces alimentados por las declaraciones de los miembros de dichos grupos, existía otra formación que había surgido a mediados de los 80 de nombre muy rebuscado y largo: Manic Street Preachers (Maníacos predicadores callejeros).

A diferencia de las otras cuatro bandas mencionadas, los Manics son de una pequeña población minera de Gales, alejados de la gran metrópoli y más cercanos a los problemas mundanos de la gente, lo que hace que sus letras tengan un carácter político, rebelde y contestatario.

El prometedor debut
La parte lírica correspondía al guitarrista Richey James Edwards. La banda estaba formada en sus inicios, en 1986, por James Dean Bradfield (guitarra y voz), Sean Moore, primo de James (batería) y Nicky Wire, hermano del poeta Patrick Jones, como bajista. La función de Edwards eran las letras y el diseño de las portadas, en el escenario la idea era que simulara participar musicalmente.
La relación con la prensa era una historia de amor-odio, que tan pronto estaba escandalizada como enganchada ante el potencial que mostraba el grupo. En 1992, por fin salía a la luz el primer álbum, 'Generation Terrorists'.

Generation Terrorists

El debut de los Manics era prometedor, fresco y extenso. Como si estos galeses tuvieran muchas cosas que contar y poco espacio para desarrollarlo, con 18 temas conquistaron Gran Bretaña y calaron mucho en el público japonés donde se grabó el mejor tema del álbum y uno de los más alabados de toda su discografía, la genial e hipnótica Motorcycle Emptiness con uno de los riffs de guitarras más elaborados y mágicos que se habían compuesto en el rock alternativo del Reino Unido en las últimas décadas.


También destacaban la sensual y rítmica Little Baby Nothing, con la increíble y sorprendente voz de la actriz porno Tracy Lords, en una canción reivindicativa de la mujer. El único ‘pero’ fue la nula aceptación del disco en los Estados Unidos, donde el grunge estaba en pleno apogeo, no dejando hueco para un rock tan melódico y politizado.

La marcha de Edwards
El camino de los Manics había comenzado y las siguientes paradas fueron el 'Gold Against The Soul' (1993) y el 'Holy Bible' (1994). La capacidad creativa de los galeses parecía infinita pero a cada paso se notaba más la tristeza, debilidad y el nihilismo de Edwards que recaía constantemente, como un enfermo crónico al que le hubieran puesto fecha de caducidad.

El 1 de febrero de 1995 Edwards dejaba una nota en el hotel y su coche abandonado cerca del puente Severn, lugar habitual de suicidios, donde nunca se encontró su cuerpo. La banda se quedaba huérfana de su portavoz y pensador, por lo que se plantearon dejar la actividad musical, pero con el beneplácito de la familia de Edwards siguieron con un nuevo exitoso álbum: 'Everything Must Go' (1996), título revelador como homenaje póstumo, todo continuaba a pesar del dolor, y los éxitos seguían sumándose con singles como “A Design For Life” y “Everything Must Go”.

El éxito de los 'Manics' llega a España
La fama y el reconocimiento mundial llegaría con 'This Is My Truth Tell Me Yours' (1998), con un rock más digerible y apto a todos los paladares. En España triunfaron gracias a una campaña del periódico Diario 16 que intencionadamente o no, usó el tema If You Tolerate This Then Your Children Will Be Next como cabecera en su promoción, cuya letra habla de la Guerra Civil Española desde el punto de vista del bando republicano.

Antena 3 y otras cadenas de T.V. cayeron contagiados por la fiebre galesa, comenzando a utilizar temas de los MSP como melodía de sus cortinillas y anuncios, cortes como Tsunami o la fantástica balada The Everlasting se hacían familiares para los oídos de los telespectadores españoles.

Un grupo con gran carga política
La política abanderaba a los galeses, que tuvieron como premio ser la primera banda de occidente que tocara en Cuba (2001), en presencia de Fidel Castro, en el teatro Kart Marx. Esta decisión y la de haber dedicado una canción a Paul Robeson, artista polifacético al que le fue denegado injustamente en la década de los 50 viajar al extranjero por haber criticado el trato que recibía la población afroamericana en los EE.UU, hizo que el mercado norteamericano mirara con recelo cualquier disco de los galeses, lo que ha impedido su éxito en la “tierra de las oportunidades”.

La nueva era, el siglo XXI
La discografía y los fans seguían creciendo, 'Know Your Enemy' (2001), 'Lifeblood' (2004), 'Send Away The Tigres' (2007) se sumaban a la dilatada colección de discos del combo galés que no olvidaba a su histórico cuarto miembro.

En el año 2009, se publicaba 'Journal For Plague Lovers', coincidiendo con el 15 aniversario de la desaparición de Edwards (noviembre de 2008) y momento a partir del cual, según la ley británica, pasaba a ser considerado oficialmente muerto. Todas las letras del disco estaban escritas por el fallecido compositor. Lo que podría parecer una actitud ventajista para promocionar a un grupo que se encontraba en sus horas más bajas, terminó por ser un disco lleno de rabia y dulzura a partes iguales, de melancolía y sosiego, como queda representado en el vídeoclip del corte This Joke Sport Severed interpretado de manera soberbia por la actriz turca Melisa Dogu.


El disco suponía el retorno de la banda a los rebeldes orígenes musicales de la mano de Edwards, quien parece haber iluminado el camino de los Manics allá donde se encuentre.

3 comentarios:

  1. Una buena banda, sonaban muy bien en directo. Me acuerdo del escenario, en aquel conciero de Madrid, donde brillaban una bandera de Gales, otra de la España Republicana y otra del Ché.

    Gonzalo Largacha

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  2. Y yo fui a aquel concierto con el polo de rugby de Gales para completar el círculo.

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  3. Pues si el concierto fuese ahora para rizar el rizo me llevaría mi bufanda del Rayo Vallecano ( y puede que también una del Celta de Vigo)


    Gonzalo Largacha

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