Tras la victoria del Porto sobre el Villarreal, en Portugal se frotaban las manos viendo como el gran clásico del fútbol del país luso pudiera tener un nuevo capítulo en una final europea. Pero el Braga, con ese coqueto estadio que descansa enclavado en las montañas, alargó la condena del histórico Benfica impidiendo un año más llegar a una final para alzarse con un título europeo.
El maleficio de Guttman
La maldición del conjunto lisboeta comenzó en 1962 cuando Bela Guttmann, entrenador húngaro del equipo de las águilas, era cesado en su puesto por pedir un aumento de sueldo. Antes de marcharse pronunció aquella frase premonitoria, como si de un conjuro se tratara “sin mí, el Benfica no ganará un título europeo”.
Por ahora se ha cumplido ese maleficio, en la competición doméstica ha sido diferente, llegando a sumar desde 1962 la friolera de 20 campeonatos, para llegar a un total de 32 Ligas en el palmarés (de ahí las tres estrellas que aparecen encima del escudo y que representan decenas de Ligas) y 24 Copas (13 desde la marcha de Guttman).
Bela Guttman, un trotamundos
La carrera de Guttmann como técnico comenzó en uno de los clubes donde había jugado como futbolista, el Hakoah de Viena, de origen judío, como él. Posteriormente inició un periplo mundial que le llevó por todo el continente consiguiendo innumerables éxitos en los equipos a los que dirigía; Twente, Ujpest, Honved, Milan, Sao Paulo, Porto…Una amplia colección de equipos y un extenso ramillete de ligas y triunfos.Bela Guttmann. |
El Benfica conquista Europa
El tándem Guttmann-Eusebio daba sus frutos, la dictadura de títulos de Real Madrid llegaba a su fin con su primera eliminación europea, en un polémico arbitraje en ronda de octavos ante el eterno rival, el F.C. Barcelona.En la final que enfrentó en Suiza, en aquella edición europea de 1960-61, a culés y benfiquistas, los postes fueron los inesperados protagonistas. En cuatro ocasiones golpearon los culés la madera, provocando en los jugadores magiares que defendían la camiseta azulgrana (Kubala, Kocsis y Czibor) una sensación de hechizo que recaía sobre ellos en Berna, tal y como los había ocurrido a la selección de Hungría en la final de 1954 en ese mismo estadio. Eusebio no pudo jugar aquel partido por problemas burocráticos, acababa de llegar al plantel encarnado. El Benfica relevaba al Real Madrid en el trono continental.
Aquellos postes del estadio Wankdorf Stadium de Berna eran cuadrados y la final sirvió para que los organismos futbolísticos tomaran la decisión de redondear la superficie de los palos con el objetivo de favorecer el número de goles cuando los balones se estrellaran contra la madera.
Rey de reyes
Para aquel partido, Guttmann pudo contar con Eusebio y el entrenador húngaro pudo saldar la cuenta pendiente que tenía con Puskas, con quién había tenido enfrentamientos en su etapa del Honved de Budapest. El Benfica venció 5-3, con 2 goles de Eusebio y hat-trick de Puskas.
El trono continental pasaba al equipo de las águilas. Aquel club, denominado inicialmente como Sport Lisboa, que había tenido graves problemas económicos en sus comienzos y que para saldar aquellas deudas se había fusionado con un club ciclista, Grupo Sport Benfica, motivo por el cual aparece una rueda de bicicleta en su escudo, se había convertido de la mano de Guttmann en la institución más laureada de Portugal y en los reyes de Europa. Era el Glorioso Benfica.
El inicio del declive continental
Tampoco la segunda competición europea se salvaba de la superstición, la antigua UEFA, llamando a la puerta de la gloria en la temporada 1982-83, donde cayeron en la final a doble partido frente al Anderlecht belga.
A lo que se podría sumar la enorme oportunidad perdida este año en la Europa League, cediendo en semifinales ante un equipo históricamente inferior al que conocían de memoria; el Sporting de Braga, y que ya habían vencido en el partido de ida disputado en Lisboa.
El cuerpo sin vida de Bela Guttmann yace en Viena desde 1981, donde jugadores -incluyendo al mítico Eusebio-, seguidores y mandatarios portugueses han dejado flores y plegarias para romper el maleficio que sigue vigente hoy en día.
Nota posterior:
El 15 de mayo de 2013 se sumó el penúltimo capítulo más a la maldición. Fue en Ámsterdam, la misma ciudad en la que el técnico húngaro les había convertido por última vez en campeones. Un encuentro que concluyó de una manera cruel. El Chelsea se alzaba con la Europa League merced a un cabezazo de Ivanovic en el 93' (2-1), significando la séptima final continental perdida por los encarnados desde que Guttmann condenara al Benfica.
Apenas una temporada después y con Eusebio fallecido, el Benfica llegaba a otra final, esta vez en Turín, con el Sevilla como rival. Ni siquiera la estatua de Guttmann que se había descubierto en Da Luz pudo librar a los encarnados de el sortilegio, que cumplía su octava final perdida, tras una tanda de penaltis frente a los hispalenses.
Es como la maldicion del bambino de los Boston Red Socks, ya terminada, o la maldición de la cabra de los Chicago Cubs.
ResponderEliminarGonzalo Largacha
Había escuchado la del "bambino", pero no me sé bien la historia. Así que, me las tendrás que contar para conocerlas.
ResponderEliminarLa del bambino se menciona en muchas películas especialmente en la película amor en juego, la de la cabra es más divertida, ya te la contaré un día que nos veamos.
ResponderEliminarGonzalo Largacha
P.D. Lo de Aganzo no sé si es una maldición o no pero es que no mete un penalti