Franz Antón Beckenbauer nació en Munich en 1945. Su gran pasión por el fútbol y sus grandes cualidades en el terreno de juego superaron la reticencia de su padre a que se dedicara profesionalmente al deporte. Se trata de uno de los jugadores más legendarios de la historia.
Los comienzos del ‘kaiser’ se vivieron en el seno del SC München. El sueño de Beckenbauer era vestir la histórica camiseta del München 1860 -club del que era seguidor-, pero un desencuentro con el decano del fútbol alemán forzó su marcha en 1959 hacia las filas del gran rival de la ciudad muniquesa: el Bayern.
El primer líbero del fútbol
A Beckenbauer debemos una innovación táctica que comenzó a realizar, la del líbero, se trata de un defensa sin un marcaje especial que echa una mano al resto de compañeros de la zaga e inicia las jugadas de ataque desde la retaguardia con el balón controlado, demarcación en la que sobresalió tras haber empezado como centrocampista. Debido a esta capacidad de mando, como si de un mariscal de campo se tratara vino el sobrenombre de 'kaiser', emperador en alemán.
La primera época dorada del Bayern
En 1964, Beckenbauer debutaba con el primer equipo participando en el ascenso a la recién creada Bundesliga. Su aparición en el club, junto a la presencia de jugadores como Müller y Maier, y a la posterior llegada de Breitner y Hoeness, coincidieron con un periodo de éxitos para el conjunto bávaro.
Hasta entonces el Bayern sólo tenía en su palmarés una Liga (31-32) y una Copa (56-57), esta etapa dorada se saldó con 3 Copas de Europa (74,75 y 76), una intercontinental (76), una recopa (67), 4 Bundesligas (69, 72, 73 y 74) y 4 copas de Alemania (66, 67, 69 y 71).
La aventura estadounidense y el título con el Hamburgo
Tras dejar el equipo muniqués, Beckenbauer se alzaba con tres títulos de liga con el Cosmos de Nueva York en el recién creado campeonato de fútbol de los EE.UU. (77, 78 y 80). En aquel conjunto 'yankee' compartía vestuario con Pelé, Chinaglia y Carlos Alberto.
Volvió a Alemania donde aportó sus últimas gotas de calidad al Hamburgo, ayudándole a conseguir otra ensladera (82). Su vuelta al Cosmos era premonitoria del anuncio de su retirada que se produjo finalmente en 1983.
A título individual recibió el galardón del balón de oro en los años 1972 y 1976.
Los éxitos con la selección alemana
Con la Mannschaft sumó 103 internacionalidades y 14 goles, logrando como títulos la Eurocopa de 1972 y la Copa del Mundo de 1974, tras haber participado en los dos Mundiales previos, siendo el capitán del conjunto alemán desde 1971, en parte gracias a su mítica estampa con el brazo en cabestrillo en el partido contra Italia en la gloriosa semifinal de México’70.
Posteriormente conseguía como seleccionador el Mundial de Italia en 1990. Hito realizado previamente por el brasileño Mario Zagallo, quien también se había proclamado campeón del mundo como futbolista y después como técnico, siendo ambos los únicos en conseguirlo.
Su carrera como entrenador de clubes fue breve, dirigió durante un corto periodo de tiempo al Olympique de Marsella y en dos etapas distintas al Bayern, al que convirtió en vencedor de una Bundesliga y de una Copa de la UEFA.
De los banquillos al sillón presidencial
Su meteórica y exitosa carrera, primero como jugador y después como técnico, se trasladó a los despachos, siendo nombrado primero presidente del Bayern y después ocupando el cargo de vicepresidente de la Federación Alemana en 1998, cuya figura influyente fue decisiva a la hora de otorgar el Mundial de 2006 al país germano.
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Grande el partido que jugó en cabestrillo
ResponderEliminarGonzalo Largacha