Jandro, el futbolista errante
Álex Calvo-García (1972) nació en Ordizia (Guipúzcoa-Gipuzkoa), la típica población vasca que ha conocido mejores momentos económicos en el pasado, que ha conferido un carácter emigrante, en cuanto a la búsqueda de riqueza, a muchos de sus habitantes, que saben que el éxito puede estar esperándoles en otra población.
Álex jugaba al fútbol, tenía como a uno de sus ídolos a Kevin Keegan, que se había convertido en uno de los primeros iconos mediáticos del balón. Cuando se vestía de corto Álex pasaba a ser Jandro, su nombre en las canchas.
Durante sus comienzos probó suerte en varios equipos guipuzcoanos, con más sombras que luces, sin brillar, aunque siempre con la confianza de que podía dar un salto de calidad, de demostrar su valía.
La posición donde más cómodo se sentía era detrás del punta. En 1996 Jandro se encontraba en paro. El tiempo como futbolista se había parado de golpe, todas las puertas parecían estar cerradas.
La Ley Bosman
El 15 de diciembre de 1995 el fútbol vivía uno de sus momentos históricos claves, cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaba sentencia sobre la demanda interpuesta por el futbolista belga Jean Marc Bosman, quien se amparaba en la legislación comunitaria para poder fichar sin ninguna restricción, por su nacionalidad, por el Dunkerque.
Este simple contencioso derivó en la resolución que más ha cambiado el deporte en los últimos años: la consideración de los deportistas comunitarios como nacionales, sin ocupar fichas de extranjeros (las cuales estaban limitadas). El mercado de jugadores se abría, como un enorme abanico.
Scunthorpe hasta la muerte
Empujados por una 'fiebre española' el Hull City fichaba a un gallego, sus archienemigos del Scunthorpe no se podían quedar de brazos cruzados y querían mover ficha, no fuera que en la soleada España estuviera una futura estrella. Tras otear el horizonte, decidieron pescar en las costas vascas: el elegido, un chico que respondía por el nombre de Jandro.
Un jovencísimo Kevin Keegan con el Scunthorpe. Foto enviada por Phil Moody, a la web Bob 70-71 |
La grada de The Kop iba a conocer a una leyenda, que junto a Clemence, Lloyd, Calaghan, Thompson, Smith y Toshack, escribirían páginas repletas de éxito de la historia del equipo.
Más tarde, cambió los aplausos de Anfield por los del Volksparkstadion de Hamburgo, donde rompió la maldición del 'inglés errante', dada la escasa cantidad de futbolistas ingleses que no triunfan fuera de la islas. Su espíritu migratorio quiso llevarlo a Italia, pero terminó regresando a casa, para defender las camisetas del Southampton y, cumpliendo un sueño de su niñez, bajo las rayas albinegras de las 'urracas' del Newcastle.
A pesar de que no acaba por despuntar, en parte porque su posición en el campo no era la adecuada, el club siguió apostando por él.
Por fin llegó el ansiado debut, ante el Hull City, donde el lenguaje universal de los cánticos y la atmósfera de los campos ingleses, le devolvían el carnet de futbolista.
Glandford Park, la casa del Scunthorpe. Foto realizada por Bill Boaden |
Comienza a apreciar la magia de un fútbol humilde repleto de seguidores anónimos que devoran cada fin de semana kilómetros para ver al equipo de su ciudad o condado, dejándose la garganta en cada visita. Porque como dice el libro: "el fútbol es un juego que comienza a las 3 de la tarde en un sábado inglés".
El conjunto nacido de la siderurgia
Al Scunthorpe, fundado en 1910, se le conoce desde la década de los 50 como el 'iron' (hierro). Debido a las factorías que otorgan a la ciudad un color gris característico de las poblaciones industriales. El descubrimiento del metal convirtió a la antigua inhóspita población en un enjambre de casas adosadas, que crecían al mismo ritmo que la producción siderúrgica aumentaba.
Factoria de hierro de Scunthorpe, foto tomada por Alan Murray-Rust |
Aunque al principio no estuvieran contentos con sus números como goleador, hasta que Jandro explicó que aquella no era su posición, muestra de una profesionalidad intachable por no haberse quejado de no jugar en otra demarcación.
El primer fichaje foráneo del Scunthorpe, excluyendo a escoceses, galeses e irlandeses, era un sencillo chico que procuraba crecer cada día y hacerse entender por sus compañeros, hablando en inglés. La adaptación era perfecta, por lo que el club lo mantuvo en nómina.
1999, la temporada de Jandro
En 1999, la medular del Scunthorpe tenía una manija que apuntaba al dorsal número 11 del mediocampista vasco, tras un par de temporadas aciagas, el equipo encontraba su rumbo bajo la dirección de Jandro. Lo que permitió al 'iron' pelear en la parte alta de la tabla.
El sistema de ascensos en esta categoría hacía que los tres primeros clasificados en la Liga subieran directamente, mientras que los 4 siguientes tuvieran que jugar unas semifinales a doble partido que terminaba con una final, con un escenario de categoría: el viejo Wembley.
La agonía galesa en semifinales
El Scunthorpe, que había acabado cuarto en la clasificación, se encontraba ante su penúltima parada en su camino hacia Wembley. El choque de semifinales enfrentaba al 'Iron' contra el Swansea City. En Gales se perdió por la mínima y el partido de vuelta se tiñó pronto de burdeos y celeste, colores del 'iron', cuando a los 2 minutos el Scunthorpe empataba la eliminatoria. Pero la agonía se alargaba media hora más, la prórroga era el juez que iba a dictar sentencia. De nuevo, a los dos minutos, se adelantaba el Scunthorpe, para más tarde sentenciar el partido y sellar el pase a la final.
El modesto 'iron' estaba a un paso de poder subir un escalón más y abandonar el pozo en el que se encontraban. El techo del club había sido alcanzado entre 1958 y 1964, cuando el equipo disputó el segundo nivel del fútbol inglés. Ahora, de la mano de un español, el ascenso a la Second Division estaba más cerca.
Álex Calvo-García salta al campo junto a sus compañeros. Foto propiedad de mundoplus.tv |
El míster del equipo, Brian Laws, había sido discípulo del mítico entrenador Brian Clough, y si algo había aprendido del maestro era que en el deporte hay momentos en los que se debe hacer grupo y quitar presión antes de una importante cita.
La ruta hasta Wembley se desvió durante unos días hacía Dublín, donde la concentración tuvo a las pintas de cervezas como consejeras y las borracheras hicieron de guías espirituales. El equipo estaba en una burbuja, sumido en una alegoría al compañerismo, repleto de cánticos y abrazos, mientras el balón guardaba pacientemente descansando en un rincón.
La gran final de Wembley
La gris ciudad industrial de Scunthorpe que tan bien había acogido a Álex, servía de idóneo hogar para su familia. Tanto amor por parte de la población tenía que ser correspondido.
Los nervios afloraban en el equipo, el rival era el Leyton Orient, curiosamente el primer club extranjero profesional en realizar una gira por España. Un telegrama de Kevin Keegan recordaba, desde la pared del vestuario local de Wembley, que el mito del fútbol inglés no se había olvidado de sus orígenes.
Las imágenes de aquel 29 de mayo de 1999 son parte de la memoria colectiva de la ciudad de Scunthorpe, el ambiente de las gradas, el desplazamiento masivo de hinchas y el bendito minuto 6 donde la cabeza de Jandro guió al esférico al fondo de las mallas, a la gloria deportiva, al ansiado ascenso. Aquel talentoso jugador que había deambulado por el fútbol vasco había encontrado su rumbo en una localidad inglesa, cuyo nombre sólo era conocido por el hierro. Y que a partir de aquella tarde iba a estar ligado al nombre y apellido de un español, que los llevó al ascenso en el santuario de Wembley.
Jandro cabeceando, en Wembley, el gol de la victoria del Scunthorpe |
Para su despedida se organizó un encuentro entre españoles que militaban en equipos de la Premier como el pionero Roberto Martínez, Gaizka Mendieta o Jordi Cruyff (que por aquel entonces jugaba en el Alavés) frente a los futbolistas del 'iron' que participaron en el glorioso ascenso del 1999. Un homenaje para el primer extranjero del Scunthorpe, un jugador que pasó de estar sin trabajo y sin objetivos a convertirse en ídolo y héroe en una población inglesa.