El fútbol británico regresa a EE.UU.
La fiebre por el fútbol había perdido fuerza en la NASL (North American Soccer League), tanto que en 1969, se volvió a recurrir a los clubes importados, como había ocurrido en la segunda parte de la temporada de 1967. En esta ocasión, fueron cinco los equipos que llegaron:
- Aston Villa jugaba en lugar de Atlanta Chiefs
- West Ham United como Baltimore Bays
- Dundee United repetía haciendo de los Dallas Tornado
- Wolverhampton Wanderers, sustituyendo a Kansas City Spurs
- Kilmarnock F.C., en el papel de St. Louis Stars
El escaso público que poblaba los estadios, en el estreno de la competición, se vio reducido a la mitad en apenas un año. Las franquicias estaban en quiebra y parecían incapaces de durar unos pocos cursos. El espectador estadounidense no encontraba alicientes en un ‘extraño’ juego alejado de la cultura deportiva norteamericana donde los descansos e interrupciones eran parte del espectáculo.
Steve Ross, el rey Midas de los negocios
Steve Ross fue el primer gran hombre de negocios de los medios de telecomunicación. Era el presidente de la Warner Communications, lo que suponía tener en su nómina a gente tan diversa como Robert Redford, Barbra Streisand, Dustin Hoffman, Bob Dylan, The Rolling Stones o Ray Charles. Su visión comercial le hizo aventurarse con la televisión por cable y un emergente negocio como el de las videoconsolas, a través de la compra de Atari, la empresa creadora del primer juego de éxito, el Pong.
Cualquier negocio parecía posible para Steve Ross, incluso poseer algo tan exótico como un equipo profesional de ‘soccer’ en Estados Unidos y hacerlo parte del ‘show’ mediático. Pocos creían que aquella locura pudiera tener éxito.
La 'pasión turca' anima a Steve Ross
Otra de las piezas determinantes fue la figura de los hermanos Ertegun, nacidos en Estambul, y responsables de la producción de discos a través del exitoso sello Atlantic Records (creado en 1947), que contaría después con los legendarios AC/DC y Led Zeppelin como futuros abanderados de la discográfica.
Atlantic pasó a formar parte de la Warner tras la absorción de su empresa en 1967. Una lucrativa compra a la que también se añadió el interés de los otomanos por el fútbol, una pasión que trasladaron a Ross.
Por si le faltaban argumentos para creer en el potencial de este deporte, la final del Mundial de 1966 entre Inglaterra y la R.F.A. había tenido una audiencia para la BBC de 32 millones de telespectadores en el Reino Unido. Definitivamente, el fútbol era comercialmente rentable.
Las primeras patadas del 'soccer' profesional
El fútbol profesional en EE.UU., que había comenzado en 1967, caminaba despacio, con unos torpes y temblorosos pasos propiciados por la inestabilidad de las franquicias y la inestable estructura de la competición.
La inolvidable Copa del Mundo de 1970 había coronado a Brasil como campeona y a Pelé como el mejor futbolista del momento, dos elementos que hicieron retomar el sueño de convertir a Nueva York en un referente universal del fútbol, una ciudad que había tenido un anterior equipo, el de los ‘Mets’ (metropolitano). Dadas las pretensiones faraónicas de este nuevo proyecto se eligió un apodo similar pero con un grado superlativo, Cosmos parecía ser la palabra adecuada para bautizar esta megalómana aventura.
El Cosmos arranca con gloria pero sin repercusión
Gordon Bradley fue la primera piedra del sideral proyecto en la ‘Gran Manzana’, se trataba de un mediocampista inglés con una corta trayectoria en su país y que había desarrollado la mayoría de su carrera deportiva en Norteamérica, donde había llegado en 1963. Su misión era la de transformar la franquicia en un equipo competitivo, una tarea difícil por la poca tradición futbolísitca de la plantilla.
A pesar de ello, en 1972 se proclamaron campeones en la NASL sin apenas repercusión en los medios de comunicación. Los inversores habían empezado a perder la fe e incluso vendieron sus acciones bajo el simbólico precio de 1$. Sólo Ross parecía creer en el Cosmos.
En 1974, los Cosmos comenzaron a disputar sus partidos en el Downing Stadium, en la Isla de Randall, cerca de una prisión y del puente que une Bronx y Queens, un inhóspito paraje lleno de cristales rotos y suciedad. El panorama deportivo era igual de decrépito, con 14 derrotas en 20 partidos. Era la cuarta temporada de una franquicia que parecía estar tocando fondo; la entidad agonizaba.
El sorprendente fichaje de Pelé
A finales de 1974, Pelé había anunciado su retirada del Santos. Los acercamientos de la franquicia neoyorquina con el astro brasileño se habían iniciado en 1970, habían intentado convencer con el hecho de que la equipación del Cosmos se basaba en la de la ‘canarinha’. Ross no sólo veía a Pelé como una figura para el equipo sino también como una fuente de ingresos, un icono publicitario con el que comerciar innumerables productos (botas, balones, jerseys, colonias…).
La Juventus y el Real Madrid estaban al acecho del fichaje del ‘10’. Un contrato deportivo por tres campañas, otro discográfico (una de las grandes pasiones del jugador), y finalmente uno publicitario (ligado con la Warner por una década). Todas estas razones, junto a los casi 5 millones de dólares acordados, convencieron a Pelé para marcharse al Cosmos.
Nota: Sobre su actividad fuera de los terrenos de juego, lo más destacable fue la participación de Pelé en la película "Evasión o Victoria" (1981) junto al que fuera jugador del Cosmos Werner Roth, quien asumió el papel de capitán del equipo nazi.
La noticia del fichaje de Pelé causó un gran revuelo, tanto que incluso llegó a las más altas instancias políticas de ambos países. El astro del Santos era considerado un tesoro nacional y el presidente brasileño pidió que reconsiderara su decisión. Dadas las circunstancias, como si fuera un conflicto diplomático, Nelson Rockefeller, vicepresidente de EE.UU., medió en las negociaciones que fructificaron cuando intervino Henry Kissinger, el por entonces secretario de Estado.
Pelé fue presentado como la rutilante estrella y primera pieza del fastuoso Cosmos. El mundo por fin sabía que Nueva York tenía una franquicia de ‘soccer’. Un equipo que marchaba último, en el año 1975, con sólo 3 triunfos en 9 encuentros pero que iba a contar con el mejor futbolista del mundo, que por aquel entonces tenía 34 años.
Pelé junto a Steve Ross, en la presentación del brasileño como nuevo jugador del Cosmos. |
El debut fue retransmitido a través de la CBS. El 15 de junio de 1975, Pelé saltaba a la cancha ante los Dallas Tornado con su característico ‘10’ a la espalda. El ambiente en las gradas, con un lleno absoluto, hacía presagiar que la decisión de incorporar a la estrella mineira había sido todo un acierto.
La cúpula directiva del equipo neoyorquino decidió cambiar la sede de la entidad al Giants Stadium, con 75.000 asientos. Un colosal recinto más acorde con la llegada de ‘O Rei’ que fueron respondidas con 5 goles y 4 asistencias, aunque la franquicia quedara fuera de los ‘pay-off' por el título.
El mayor triunfo de la incorporación de Pelé al torneo de la NASL fue el desembarco de otros mitos mundiales del fútbol como Gordon Banks (portero inglés que había realizado una mítica parada en México’70, ante el propio Pelé), Geoff Hurst (autor del hat-trick en la final de 1966), Eusebio (la ‘pantera negra’) o el legendario norirlandés George Best, una de las figuras de la 'Santísima Trinidad' del Manchester United.
La llegada de Chinaglia
Ross no parecía satisfecho, quería más joyas para su estrenada corona. El delantero Giorgio Chinaglia, uno de los responsables del primer scudetto de la Lazio, fue el siguiente de la lista. Apenas puso dificultades para su incorporación al Cosmos. Su tiempo en Italia se había agotado y su pasado en Gales, jugando para el Swansea, le permitía superar la barrera idiomática. Su imagen de 'dandy' italiano y su manera de vivir el fútbol, como un espectáculo, encajaban con la filosofía de la franquicia.
El rendimiento en el campo fue inmejorable, convirtiéndose en el mejor artillero de la historia de la NASL. A ello se le sumó otro hecho, la extraordinaria amistad que comenzó a tener con el ‘capo’ del equipo, Steve Ross que contraponía la celosa y tensa relación con Pelé.
La vida que llevaron ambos jugadores era más propia de estrellas desfasadas del rock que de unos profesionales del fútbol. Las fiestas en el Studio 54 se sucedían y el cartel de ambos era conocido en todo el país. Aprovechándose de ello, sus rivales en el 'play-off' por el título les tendieron una trampa al ponerles una limusina con alcohol y mujeres. El resultado fue que al día siguiente ambas estrellas estaban apagadas, Tampa Bay Rowdies vencía por 3-1 y echaba al equipo galáctico de la lucha por la gloria.
Como ‘castigo’ Steve Ross obligó a la plantilla a embarcarse en un lujoso y costoso tour europeo de exhibición, como si fueran los mismísimos Rolling Stones.
El 'Kaiser' y Carlos Alberto conquistan Nueva York
Franz Beckenbauer fue el siguiente icono balompedístico en incorporarse al Cosmos, el 'Káiser' aterrizaba como campeón del mundo en 1974 con Alemania Federal, pero la lista parecía inacabable. Ross se convirtió en un coleccionista de leyendas todo con el objetivo de vender y engrandecer el producto final que disfrutaban políticos, bandas de rock y actores, que se arremolinaban junto a Steve Ross para contemplar el 'show' desde las tribunas del estadio.
El defensa brasileño Carlos Alberto, uno de los responsables del éxito de la 'canarinha' en México'70, completaba el póker de ases del equipo neoyorquino de la temporada de 1977 que acabó, por fin, con el triunfo de Cosmos ante Seattle (2-1) en la final del torneo denominada 'Soccer Bowl'. Pelé se despedía del fútbol profesional con un título, gracias a Chinaglia quien fue el autor del gol de la victoria.
El último partido de Pelé fue un amistoso entre el Cosmos y el Santos, el 1 de octubre de 1977. Jugó una parte con cada equipo ante 75.000 personas que abarrotaban el Giants Stadium, sólo pudo anotar con la camiseta de la franquicia neoyorquina.
La campaña de 1978
A pesar de la marcha del ‘10’, Ross reclutó nuevos talentos para su equipo de ‘soccer’. Incluso Rivellino y Cruyff tuvieron una testimonial aparición. A su vez, crecían el número de franquicias con el objetivo de desbancar a los Cosmos de Nueva York.
Las semifinales de aquel curso se resolvieron con un ‘shoot out’, un método inspirado en el hockey hielo para resolver los empates y que consistía en avanzar desde el centro del campo para en un tiempo de 5 segundos, como máximo intentar, anotar en la portería rival. El guardameta contra el jugador, como un duelo del viejo oeste. Carlos Alberto lo resolvió con tres toques y una vaselina, calidad brasileña para acceder a otra ‘Soccer Bowl’ donde vencieron a Tampa Bay (3-1). Tercer entorchado, segundo consecutivo y objetivo cumplido.
El fin del viaje
La campaña siguiente, 1979, el ‘shoot-out’ eliminaba al equipo de la Warner, con él se desmoronaba el imperio televisivo y el reclamo que había generado el exótico fútbol en la tierra de las oportunidades. A pesar de que la Liga seguía contando con grandes talentos importados como Teófilo Cubillas (Ft. Lauderdale), Trevor Francis (Detroit), Johan Neeskens (New York Cosmos), Johan Cruyff (Los Angeles) o Gerd Müller (Ft. Lauderdale), figuras que salpicaban al resto de franquicias inflando los presupuestos, dado que no existía un límite salarial.
El agujero económico generado por la alocada gestión económica de todas las entidades y la falta de ingresos propiciada por la baja audiencia, que habían echado de una patada al ‘soccer’ de sus pantallas con apenas 2 millones de televidentes, fueron determinantes para que el público se desconectara del 'soccer'.
El espectáculo toca a su fin
Los siguientes títulos del Cosmos, 1980 y 1982, no tuvieron ninguna repercusión. En 1983, Ross veía cómo la FIFA elegía, de nuevo, a México para realizar el Mundial de 1986 (una Copa del Mundo inicialmente pensada para ser disputada en Colombia). Aquella decisión supuso una bofetada en la cara del dueño de la Warner que abandonaba el mecenazgo del fútbol, también empujado por una posible bancarrota.
Steve Ross, el máximo mandatario del Cosmos y de la Warner. |
El legado de Steve Ross
La selección norteamericana volvió a participar en una Copa del Mundo en 1990, 40 años después del histórico triunfo ante Inglaterra. El capitán de aquel equipo, Mike Windischmann, fue uno de los niños que habían ido a buscar a Franz Beckenbauer al aeropuerto años atrás, apareciendo en una de las primeras fotos que se tomaron del 'Káiser' en el aeropuerto Kennedy. Otro de los componentes de aquel equipo, John Harkes -90 veces internacional- participó en ese Mundial y en el de 1994 con el '6' a la espalda, a imagen y semejanza de Beckenbauer, al que solía ver desde su posición de recogepelotas del Cosmos.
La idea de Ross de que el verdadero y gran mercado del fútbol estaba en Estados Unidos fue recogida por la FIFA que dio luz verde a la celebración del Mundial en 1994. Steve Ross no pudo presenciarlo, había fallecido dos años antes de ver que el ‘soccer’ volviera a reinar sobre Norteamérica.
Poco después, en 1996 se creaba la MLS (Major League Soccer). El fútbol profesional vivía otra oportunidad para ocupar su espacio en la TV y en los tabloides deportivos con renovadas franquicias y otros mitos a los que alabar. Sólo falta el regreso del Cosmos para que el espectáculo vuelva a comenzar.