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lunes, 22 de abril de 2013

Rammstein y David Lynch: El fuego camina con ellos

El rock tradicionalmente ha hablado inglés. Es un estilo musical fuerte y sonoro que encaja con el idioma utilizado por Shakespeare y que ha forzado a muchos nuevos grupos a abandonar su lengua materna sin importar su procedencia. Alemania no ha sido una excepción, las raíces germánicas ayudaban al cambio aunque con el paso del tiempo la tendencia ha variado para cantar o titular en alemán: Die Ärzte, Die Toten Hosen, Lacrimosa, Oomph!, Wir Sind Helden y Rammstein triunfan con éxito tras la senda marcada por Kraftwerk o Die Krupps.

Die Ärzte

El universo de David Lynch
David Lynch es uno de los directores de cine más inspiradores de la industria de Hollywood. Lynch ha creado un universo particular donde rodar. Un espacio personal inquietante sacado del mundo de los sueños con personajes estrambóticos que se escapan de los arquetipos habituales. Antes de dirigir su película más intimista, que terminó siendo la más accesible, 'Una historia verdadera' (1999), envolvía a crítica y público en otra historia confusa, surrealista, adictiva y potente que tomaba por nombre 'Carretera perdida' (1997).

Carretera perdida, Lost Highway, David Lynch
 
La pasión del autor por la música es otro de los sellos de sus obras, junto al compositor Angelo Badalamenti han tejido las piezas adecuadas para cada una de las producciones como quedó demostrado en la icónica serie de televisión Twin Peaks (1990-91), que enganchó a millones de personas para seguir las evoluciones del misterioso asesinato de Laura Palmer bajo las delicadas notas orquestadas por Badalamenti, y que más tarde tuvo una continuación en la cartelera -a modo de precuela- bajo el título de 'Fuego camina conmigo' (1992).

Previamente, con 'Corazón Salvaje' (1990) había encontrado a Elvis Presley y Chris Isaak -con su célebre Wicked Game- como los mejores aliados para aportar un sonido sesentero a la cinta, pero las escenas oníricas que generaba Lynch en su cabeza para su siguiente cinta, 'Carretera Perdida', necesitaban un sonido transgresor, moderno y violento que acompañara las agresivas piezas de jazz creadas por Badalamenti.

El pesado grupo alemán llama a las puertas de Lynch
Lynch encontró artistas tan rompedores y novedosos en la música como el estilo que practicaba el director de Montana en la gran pantalla. El polifacético Trent Reznor, líder de Nine Inch Nails, trajo de la mano a Marilyn Manson quienes habían revolucionado el mundo del metal, un año antes, con su celebrado 'Antichrist Superstar'. La pesadilla preparada por Lynch abrazaba una adecuada  banda sonora iniciada y terminada con un mito como David Bowie.

A ellos se sumó un, por entonces, semi desconocido grupo alemán, Rammstein, que según cuentan solía enviar maquetas al cineasta para que las escuchara. El estilo industrial de los germanos encajaba a la perfección con el listado de temas ejecutados por Reznor y Marilyn Manson, quien dejaba dos joyas como Long Hard Road Out Of Hell y I Put A Spell On You, temas que se revoloteaban en el ambiente como una polilla ante la luz de una bombilla.

David Lynch

El maestro de la intriga demencial, capaz de colocar inconexas piezas que terminan encajando en un inquietante puzle, se volvió a coronar con 'Carretera Perdida' y colocó a Rammstein en la autopista del éxito comercial, justo en el instante en el que salía al mercado su segundo trabajo: 'Sehnsucht'.

Rammstein, furia desde el otro lado del muro
La formación surgió en 1994 en Alemania con un sexteto capitaneado por el peculiar áspero tono de voz de Till Lindemann dentro de un estilo que alterna y combina el metal industrial con recursos y aspectos propios de la música electrónica. La procedencia de la mayoría de los miembros es de la extinta R.D.A. (República Democrática Alemana)

La ciudad germana de Ramstein -próxima a Kaiserlautern- y el accidente aéreo que se produjo en la cercana base aérea norteamericana -donde varios cazas italianos impactaron entre sí y contra el público en un espectáculo acrobático en el año 1988- pudieron ser el motivo para dar nombre a un grupo que ha llegado a superar los 20 millones de copias vendidas de una discografía que abarca 6 álbumes de estudio y 2 discos en directo.


Rammstein, 21 de abril de 2013. Palacio de los Deportes (Madrid)
El grupo alemán ha heredado el estilo de la escenografía de grandes del rock como los Rolling Stones, Kiss, Iron Maiden, Alice Cooper o AC/DC. Para esta cita de 2013, un DJ con temas remezclados de Rammstein, e imágenes de  la directora de cine habitual del III Reich -Leni Riefenstahl-, sirvieron de aperitivo para la bacanal que se tenía prevista.

Los entremeses fueron llegando poco a poco hasta darse de bruces con uno de los primeros grandes éxitos: un Sehnsucht (nostalgia) que aceleraba a un receptivo público madrileño que necesitaba pocos incentivos para seguir el enérgico y a la vez rítmico sonido del combo teutón.

Rammstein, Madrid
La pirotecnia y la teatralidad habían asomado por el Palacio de los Deportes para tomar forma definitiva con dos temas premonitorios: Feuer Frei! (¡Fuego a discreción!) y Mein Tail (Mi parte), canción que sirvió para recrear la grotesca historia del 'caníbal de Rotemburgo', que todavía conmociona a Alemania. El atrezzo preparado incluía una humeante olla y la transformación de Till Lindemann en un macabro y sangriento chef dispuesto a cocinar al teclista. El primer plato acababa con un suave sorbete como Ohne Dich, una dulce licencia en el intenso repertorio.

Foto prestada por mi colega Vidal: pollobarba
El pabellón recuperaba su temperatura de cocción alternando cortes del primer y último disco para saciarse con los clásicos de la formación. Links, 2-3-4 (que explica la orientación política de Rammstein), Du Hast e Ich Will, las cuales sonaron potentes y magistrales, haciendo brincar y saltar a una fogosa audiencia que respondía de manera marcial ante la llamada del metal más bailable.

Rammstein Madrid, 2013

Tras un breve descanso, Rammstein abrió el segundo set con una novedosa y sentida versión a piano del Mein Herz Brennt que anticipaba el calor irradiado desde Sonne para culminar con otra alegoría apta solo para adultos.  La primera había sido sufrida por el teclista con Bück Dich y la segunda se alcanzaba tanto con el contenido de  la letra de Pussy como a través del cañón de espuma, los cuales ponían fin al show e inundaban a los asistentes en un extenso orgasmo visual y sonoro de casi dos horas de duración. Danke Rammstein.

2 comentarios:

  1. Imprrrrrrrrrrrrrrrrrrrresionante concierto, doy fe

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    1. Pues sí. Como alguien me ha dicho recientemente, Rammstein es como ver el 'Circo del Sol', un espectáculo al alcance de muy pocos grupos.

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