El servicio al fútbol del Civil Service
Las giras de los equipos eran otro precedente. Uno de los pioneros en esta circunstancia fue el mítico Civil Service, fundado en 1963, club presente en la confección de las trece reglas del fútbol y uno de los doce fundadores tanto de la Football Association (F.A.) como de la Rugby Football Union. Sus viajes por el viejo continente les llevó a enfrentarse contra Real Madrid, Barcelona y Benfica.
Formación del Civil Service F.C. en 1893. |
Actualmente, la institución sigue permaneciendo con un carácter amateur. Si bien, ha tenido el privilegio de jugar recientemente -octubre de 2013- un partido en los jardines de Buckingham Palace frente a sus archirrivales del Polytechnic FC, en presencia del Príncipe Guillermo, como parte de la celebración del 150 aniversario de la F.A. Un bonito homenaje a dos clásicos del fútbol londinense cuya rivalidad arrastra 120 años de enfrentamientos.
Los lobos se coronan reyes del mundo
Los partidos internacionales del Wolverhampton Wanderers son claves para entender el nacimiento de la Copa de Europa. Los 'wolves' tenían el prestigio de ser el primer vencedor del F.A. Cup -1872- y de la Liga de 1954. Una victoria que los animó a enfrentarse a grandes instituciones extranjeras. Los triunfos ante Spartak de Moscú y Budapest Honved propiciaron para que los cronistas ingleses del Daily Mail autoproclamaran al equipo como el mejor del mundo.
Billy Wright, capitán de los 'Wolves' en la década de los 50. |
Las columnas del L'Equipe
El viejo sueño de dos periodistas franceses tomaba forma. Jacques Ferran y Gabriel Hanot -quien había sido también futbolista y espectador de los partidos de los Wolves- eran los ideólogos del proyecto de crear un campeonato europeo, un sueño que tanto tiempo llevaban fraguando en sus cabezas y que habían presentado en distintas reuniones, celebradas en París, a los grandes colosos continentales.
Así lo hizo saber el editor Jacques de Ryswick, en su columna de L'Equipe, preguntándose si era el momento de confeccionar un torneo europeo donde emparejar a los campeones de cada país. El Real Madrid aceptaba el envite.
En la primavera de 1955 se producía una reunión en un hotel cercano a los Campos Elíseos. Por un lado estaba Jacques de Ryswick, redactor jefe del diario galo - también organizador del Tour de Francia- y por otro lado Santiago Bernabéu, presidente del conjunto blanco, y Raimundo Saporta, quien ejercía de improvisado traductor. Sólo faltaba que el máximo organismo internacional alabara la propuesta.
Tras el visto bueno de la UEFA, 16 clubes fueron invitados a participar en la primera edición en la cual sólo 8 de ellos eran vencedores de sus Ligas domésticas. Entre ellos, un histórico de aquel entonces como el Saarbrücken, un escuadra alemana que había humillado en sendos amistosos al Liverpool y al Real Madrid. Inglaterra, como ocurrió con los Mundiales, rechazaba ser representado, aunque tardó sólo un año en pedir su inclusión.
El 4 de septiembre de 1955, Sporting de Portugal y Partizan de Belgrado inauguraban la Copa de Europa con 3-3 en el marcador del Estadio Nacional de Lisboa. Martins estrenaba el listado de goleadores de la competición.
El lustro mágico del Real Madrid
El propulsor de la Copa de Europa se llevaba las cinco primeras ediciones. Desde 1956 a 1960 el color blanco se impuso por el viejo continente.
La Federación Española de Fútbol fue la primera que contaba con dos representantes por cita, a partir del segundo entorchado merengue que seguía sumando víctimas: Stade de Reims, en dos ocasiones, Milan -tras una prórroga-, Fiorentina y el Eintracht Frankfurt fueron derrotados en dichas finales, donde Di Stéfano y Puskás agrandaban su leyenda en la historia del fútbol, secundados por jugadores como Gento, Rial, Kopa o Miguel Muñoz, quien se convertía en el primer técnico en ganar la Copa de Europa tras haberlo hecho como jugador.
El desastre aéreo de Múnich
Este lustro de éxitos madridistas está marcado también por un hecho luctuoso que asoló al deporte. El Manchester United regresaba de Belgrado, en la temporada 1957-58, tras haber eliminado al Estrella Roja. La aeronave realizó una parada en Múnich donde las inclemencias meteorológicas y el estado del avión contribuyeron al fatal desenlace. Fueron 23 los pasajeros que dejaron la vida en la capital bávara, ocho de ellos miembros de la primera plantilla de los 'diablos rojos'.
Entre los supervivientes se encontraban Bobby Charlton y Bill Foulkes -fallecido recientemente-, dos de los pilares en los que se asentaría el United del técnico Matt Busby, quien también regateó a la muerte en aquella fría tarde muniquesa.
Un reloj situado en las afueras de Old Trafford marca la hora de la tragedia y la fecha del accidente -6 de febrero de 1958- que dio al traste con una prometedora generación de futbolistas y que anticipaba la llegada de otra hornada: los llamados 'Busby Babes'.
Bela Guttmann y los palos de Berna
El entrenador húngaro Bela Guttmann protagonizó las dos siguientes ediciones, 1961 y 1962, dirigiendo al Benfica. La eliminación del Real Madrid, en primera ronda y a manos del Barcelona, permitió a los culés alcanzar la final de Berna donde las águilas encarnadas esperaban. El Barça contaba con una notable plantilla con Ramallets, Luis Suárez, Kubala, Kocsis y Czibor.
Aquel partido de 1961 se recuerda por los postes cuadrados, lugar donde fueron a parar cuatro lanzamientos azulgranas alargando el maleficio que existía en ese terreno de juego para los jugadores húngaros, los cuales habían caído eliminados también en ese césped durante la fatídica final del Mundial de 1954.
El triunfo de los lisboetas se refrendaba un año después con el Real Madrid como rival y Eusebio como nueva estrella benfiquista. Un segundo título que parecía abrir un dominio abrumador de los encarnados y que fue frenado por una equivocada decisión.
El bicampeón de Europa prescindía de los servicios del técnico Guttmann al año siguiente por pedir un aumento de sueldo, un despido de desagradables consecuencias. El míster pronunció una premonitoria frase a su salida: "sin mí, el Benfica no volvería a ser campeón de Europa", y así ha sido desde entonces.
Milán, la ciudad campeona
Sólo tardaron un año los portugueses en medir la fiabilidad de la maldición. El Milan se coronaba nuevo rey de Europa. Aquel Milan contaba con Cesare Maldini, Trappatoni, Rivera y Altafini, autor de los dos tantos que dieron el triunfo. Los 'rossoneri' superaban el gol de Eusebio y estrenaban el palmarés para Italia.
Los vecinos de ciudad, el Inter, tomaban el relevo por dos ocasiones. Con Helenio Herrera en el banquillo y un once muy compensado compuesto por Facchetti, Jair, Picchi, Luis Suárez -traspasado desde el Barcelona- y Sandro Mazzola, entre otros, que sirvió para destronar a los dos mitos del momento en sendas finales consecutivas: Real Madrid (1964) y Benfica (1965).
Luis Suárez, único jugador español premiado con el 'Balón de Oro' |
El último coletazo del Real Madrid
El denominado Madrid de los "ye-ye", apodo surgido de la canción She Loves You de los Beatles, compuesto por once futbolistas españoles -donde destacaban Amancio, Sanchís, Zoco, Pirri, y Gento- cerraba el círculo de triunfos blancos con la sexta Copa de Europa ante el Partizan de Belgrado, todas ellas disputadas por Paco Gento, único futbolista en tener seis entorchados europeos.
El Santiago Bernabéu tardaría más de tres décadas en volver a abrir sus vitrinas para otra 'orejona' y sería precisamente el hijo de Sanchís -Ámsterdam, 1998-, el que retomara el papel realizado por su progenitor.
Foto tomada por Roberto en el Santiago Bernabéu. |
Coincidiendo con el final de esta edición, la de 1966, se cambiaba el trofeo que había sido hasta entonces donado por el diario francés L'Equipe. La copa pasaba a ser propiedad del Real Madrid, a partir de marzo de 1967.
La FIFA rediseñaba el galardón bajo el boceto de un joyero helvético y un coste de unos 10.000 marcos suizos. Se trataba de un premio de 11 kilos de plata que todo club ansiaba con levantar. El Celtic de Glasgow iba a ser el primero en probar el peso del éxito. La vieja Copa de Europa había entrado a escena y era el botín más preciado por todos los equipos del continente.