La XI edición resultó ser un éxito deportivo e institucional para los anfitriones. El medallero fue encabezado con autoridad por los teutones con un total de 89 preseas; siendo 33 de ellas de oro, 26 platas y 30 bronces.
El atleta norteamericano Jesse Owens fue el único deportista que logró ensombrecer el poderío alemán con su triunfo en cuatro disciplinas distintas: 100 metros lisos, 200, salto de longitud y los relevos del 4x100. Todo ello con la inestimable ayuda de su nuevo calzado, preparado por la compañía de los hermanos Dassler -más tarde fundadores de Adidas y Puma-.
Italia es el gran rival
El candidato a ocupar el cajón más alto en fútbol era la Italia dirigida por el mítico Vittorio Pozzo, campeón del mundo en 1934 y posterior triunfador en 1938 -único seleccionador con un doblete mundialista-. Los germanos ansiaban con plantar cara a sus 'hermanos' italianos, sabiendo que Austria opositaba a colgarse algún metal. Nadie contaba con Perú, puede que ni ellos mismos.
16 países disputaron las eliminatorias correspondientes a los octavos de final sin sorpresas en los duelos, a excepción de los nipones: Italia -con más apuros de los previstos y con el juego bronco de Piccini como aval, intimidando tanto al rival como al colegiado-, Noruega, Japón -doblegando a Suecia-, Alemania, Polonia, Austria, Perú y Gran Bretaña avanzaban hacia los cuartos.
El fútbol se le atraganta a Hitler
El 7 de agosto de 1936, a las 17:30 horas, se disputaban dos choques claves en Berlín: por un lado, Italia vapuleaba a Japón por 8-0 y por otro, Alemania caía ante Noruega 2-0 con los altos mandos del III Reich, incluyendo al Führer, en el palco de autoridades, además de 55.000 enfervorecidos seguidores en las gradas que no daban crédito a la derrota. Un descalabro mayúsculo que enfureció al propio Adolf Hitler.
La eliminación de los anfitriones hizo que la atención del público y de los militares nazis recayera sobre los dos selecciones aliadas que todavía permanecían con posibilidades en el torneo: Italia y, en especial, Austria, quienes carecían el brillo del 'wunderteam' de Sindelar, al tratarse de un combinado amateur.
Balón utilizado en la cita olímpica de 1936. Foto extraída de wikipedia y subida por Christos Vittoratos. |
El espectáculo ofrecido por la eliminatoria entre Polonia y Gran Bretaña, con un apurado triunfo centroeuropeo por 5-4, tuvo su reflejo en el choque entre Perú y Austria. La prórroga fue franjirroja, tras el 2-2 con el que terminaron los 90 minutos. Los arietes peruanos Lolo Fernández -de Universitario- y Alejandro Villanueva -de Alianza Lima- anotaron otros dos dianas en el tiempo suplementario, además de otro par previamente anulados por el colegiado noruego.
No iba a ser suficiente para que la bicolor alcanzara las semifinales. Numerosos aficionados habían saltado al terreno de juego lesionando a varios integrantes del conjunto austriaco. La federación europea pidió inmediatamente invalidar el partido por tal infracción.
Según el diario inglés The Daily Sketch, hasta un millar de seguidores peruanos, fuertemente armados, habrían invadido el césped del Hertha aquella tarde. Un extraño suceso que motivó a los dirigentes deportivos repetir el enfrentamiento, sin el visto bueno de la delegación peruana.
La blanquirroja, ofendida, hizo sus maletas y se marchó a casa con toda su delegación formada por casi 60 deportistas, con el apoyo solidario de Colombia en el boicot a la organización de unos Juegos que les había dado la espalda. Austria pasaba de ronda con un simbólico 2-0, por no presentarse su rival.
Mitos y leyendas del Perú-Austria
Durante muchos años se dio por buena la teoría de que Perú, al contar con tres integrantes de color en su equipo, resultaba una ofensa para el III Reich y había sido objeto de un ultraje por racismo y xenofobia. El propio Hitler habría sido el principal responsable de presionar a los máximos organismos deportivos para impedir la 'humillación' que habían recibido los austriacos, representantes de la raza aria.
En los últimos años están surgiendo periodistas que respaldan la tesis oficial, como Luis Carlos Arias Schreiber, quien avala las agresiones a los futbolistas y el silencio de la prensa sudamericana, otro como Teodoro Salazar habla de que el combinado nacional incluso tenía pensado acudir a la posterior citación ante la FIFA pero se quedaron atrapados en un monumental atasco por un desfile militar.
Además, hay quien argumenta que el público accedió al césped al finalizar los 90 minutos, justo cuando el choque reflejaba el 2-2. Desmontando, de este modo, la extendida opinión popular acerca de este duelo.
Vencedores sin medalla
Sea como fuere, Perú perdió una histórica oportunidad de inscribir su nombre en algunos de los puestos del pódium. Los rojiblancos sólo han participado dos veces en los Juegos Olímpicos y en 1936 fue el momento que más cerca estuvieron de llevarse una medalla en fútbol.
Italia se bañó en oro con los tantos de Annibale Frossi ante su contrincante en la final, Austria, quienes previamente habían vencido a Polonia, cuarto en el palmarés tras Noruega, bronce en esta cita berlinesa. Cualquiera de dichos enfrentamientos, bien podría haber tenido a Perú como semifinalista, dado el potencial exhibido.
Entrada al túnel Punta Olímpica, foto subida por Manuel Roca. |
Sigues con fuerza a la hora de poner las crónicas. Eres más rápido que Jesse Owens y ya te veo apuntado en la Edición de este año. Suerte¡¡¡
ResponderEliminarJa, ja, buen símil. Intento no perder el rimo, el SEO es importante en un blog y la constancia también.
EliminarGracias por la visita.