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miércoles, 21 de mayo de 2014

La cuchara de madera y el bastón de José Nasazzi

El deporte profesional siempre busca como objetivo final el triunfo en una competición, una victoria que queda representada en un trofeo, el cual servirá para recordar en un futuro el éxito de aquella temporada. A veces no es así, ni la gloria tiene título y el fracaso se lleva premio.


La cuchara de madera
El rugby es un deporte peculiar, en muchos aspectos, con detalles que le diferencian de los demás. Para empezar, la caballerosidad que destilan los jugadores contrasta con la dureza de sus acciones en el césped, las cuales desaparecen con el pitido final para dar paso a una confraternización entre sendos equipos en el llamado 'tercer tiempo'. Una envidiosa situación que sólo se vive con el balón ovalado.

Por sumar más peculiaridades, el torneo por países más importante del continente, el VI Naciones, premia al peor equipo de los que compiten -práctica seguida también en Australia y Nueva Zelanda en sus ligas nacionales-. Un hecho insólito en un mundo donde solo vale ganar y siempre se recompensa a los triunfadores.

balón

La tradición de la cuchara de madera, al igual que el propio rugby, proviene de los ambientes académicos, exactamente de Cambridge, donde se ordenaba a los alumnos de Matemáticas en tres grupos, siendo el último el de las peores notas y a los que se identificaba con el trozo de madera -similar a la expresión cabeza de serrín utilizada en España-, término que evolucionó hasta la cuchara de madera y que se contraponía al de nacer con una cuchara de plata.  

La distinción entregada en la Universidad se hizo más grande con el tiempo, alcanzando el metro y medio de longitud, adquiriendo un tono burlón y casi humillante para el estudiante que lo llevaba. Esta costumbre se fue rompiendo a medida que las calificaciones se comenzaron a mostrar en orden alfabético, siendo en 1910 la última vez en la que se otorgó.

Estudiante de Cambridge con la última 'wooden spoon' entregada.
El salto de la palabra desde las aulas Cambridge al rectángulo de juego vino de los propios alumnos que convirtieron al rugby en un pasatiempo habitual de los estudiantes.

En los últimos años existe discrepancia sobre los destinatarios de este 'premio', los hay quienes piensan -principalmente en países latinos como Italia o Francia- que solo los que no consiguen ninguna victoria en el VI Naciones deben ser considerados y otros -como el estudioso John Griffiths- que señalan que cualquiera que ocupe el último puesto al finalizar la quinta jornada es el poseedor de la cuchara.

El bastón de Nasazzi
Se trata de uno de los galardones más desconocidos del fútbol, en parte porque el poseedor no lo luce y por otro lado porque el trofeo no existe en sí. Un honorífico reconocimiento que pasa de manos, de selecciones, sin que ellas mismas lo sepan, y que todo comenzó cuando Uruguay se proclamó campeón en 1930.

El capitán del equipo charrúa en la primera edición de la Copa del Mundo era José Nasazzi. El futbolista uruguayo, de origen italiano, tenía unas grandes dotes de mando y una envidiable personalidad que le llevaron, además de liderar al equipo en el campo, a portar el brazalete de la 'celeste'.

José Nasazzi

Nasazzi defendió la camiseta de tres clubes de la capital uruguaya: Lito, Bella Vista y Nacional. Precisamente, con su nombre se bautizó el campo de fútbol de Bella Vista. A pesar de que el futbolista se encontraba todavía en activo y jugando con la camiseta de un rival, Nacional, tras un traspaso en el que había donado parte del dinero al equipo de sus amores.  

Su dilatada carrera profesional se tradujo en un relevante palmarés con la selección de Uruguay:
En dicho partido de 1930, disputado contra Argentina en el Estadio Centenario de Montevideo, fue cuando se produjo la discusión entre sendos capitanes con el objeto de que se usara el balón que cada uno llevaba a la cita. Una de las primeras anécdotas que arrojaba la recién estrenada Copa del Mundo.

Aquel 30 de julio de 1930, Uruguay venció a Argentina por 4-2. José Nazarri levantaba, como capitán de los celestes, el máximo galardón, que distinguió a los uruguayos por cuatro años como campeones del mundo, la Copa Jules Rimet -entregada hasta 1974, año en el que se empezó a entregar en su lugar la Copa del Mundo de la FIFA-.

De este modo, se repitió la victoria que ya habían vivido en los JJ.OO, en otra edición del clásico del Río de la Plata ante el mismo contrincante, Argentina.

Uruguay, Argentina, 1928, JJ.OO, José Nasazzi, Manuel Ferreira,
José Nasazzi (Uruguay) y Manuel Ferreira (Argentina), antes de la final olímpica de 1928

Esta victoria de Uruguay ha servido de arranque para un trofeo virtual que se conoce con el nombre del bastón de Nasazzi, en honor del capitán celeste, y que contó a Uruguay como el primer poseedor.

El sistema es el siguiente, el primer país que venció a los charrúas en partido oficial, aunque sea amistoso se quedaba momentáneamente con el título, como si de un púgil se tratara en busca del cinturón del campeón.

Brasil, el 6 de septiembre de 1931, arrebató a Uruguay el mando para perderlo en manos de España en la única victoria, hasta ahora, de la Selección a la 'canarinha' en unos Mundiales. Fue en 1934, en Génova, con el legendario Zamora entre los palos y una extraordinaria exhibición de Lángara. A la 'Furia Roja' le duró poco su nueva condición e Italia era el siguiente de una larga lista de equipos, algunos de los cuales no han sabido que defendían el cetro.

La única regla que existe es que el encuentro sea reconocido por la FIFA y que se resuelva el marcador en los 90 minutos, excluyendo prórrogas y penaltis. Existen varias webs donde se puede hacer la evolución y el país que lo pone en juego.
Costa Rica es desde 2016 el actual defensor del bastón, desde su última victoria ante Colombia. Una responsabilidad que puede que incluso ellos mismos desconozcan. Un título sin premio que no para de circular por el planeta y que comenzó cuando Nasazzi levantó el Jules Rimet hace 84 años.

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