De Heysel a Hillsborough
La esperada final de la vieja Copa de Europa de 1985 enfrentó en Bruselas al Liverpool contra la Juventus. Los dos equipos más fuertes del continente, por aquel entonces, se citaban en Heysel con el cetro europeo en juego. Los 'reds' acudían como vigentes campeones de la 'orejona' y los 'bianconeros' como triunfadores de la Recopa, en un pulso que significaba también medir el poder entre el fútbol italiano ante el inglés, claros dominadores de la época.
39 personas fallecieron en aquella final europea. Las escasas medidas de seguridad propuestas por la policía belga, la antigüedad de las instalaciones, el lanzamiento de objetos de los 'hooligans' y el estado de embriaguez de muchos aficionados provocaron una serie de avalanchas fatales en el sector juventino con terribles consecuencias.
La violencia en las gradas había pasado a ser en los años 80 un problema grave tanto para la policía como para el gobierno británico de Margaret Thatcher. Heysel dio la razón a todos aquellos que habían pedido mano dura y un control más severo a los seguidores más radicales del fútbol. En especial a los del Liverpool, estigmatizados y señalados desde los incidentes de Bruselas.
El Liverpool, como único responsable apuntado por la UEFA de aquel fatídico 29 de mayo de 1985, fue sancionado por diez años, castigo que fue posteriormente reducido a seis. El club estaba herido por la imagen ofrecida y el perjuicio causado al fútbol del país, el cual se vio afectado por la sanción. Un daño que de nuevo azotaba a los 'reds' apenas cuatro años después, con la tragedia de Hillsborough.
El fútbol inglés se resiente del castigo
El atractivo de los torneos domésticos -Liga, Copa y Copa de la Liga- había crecido a la fuerza en Inglaterra debido a la prohibición, a partir de la campaña 1985-86, a los clubes ingleses de participar en cualquier torneo europeo.
Esta situación implicó un éxodo de las estrellas de los principales clubes británicos hacia otros equipos que disputaran la Copa de Europa, así como una importante disminución de ingresos publicitarios por la caída del interés en las competiciones nacionales. Dicho castigo se mantuvo hasta la temporada 1991-92, momento en el que el Arsenal participó en la Copa de Europa.
La F.A. Cup de 1989
El 15 de abril de 1989 la Copa inglesa -también conocida como F.A. Cup- se encontraba en su fase de semifinales, disputándose sendos encuentros a partido único. El Everton se deshizo por 1-0 del Norwich City en el Villa Park de Birmingham, mientras que Liverpool de Kenny Daglish y el Nottingham Forest del legendario Brian Clough se disponían a jugar su encuentro en el Hillsborough Stadium de Sheffield. Un partido que desgraciadamente pasó a la historia del deporte, del mismo modo que lo habían hecho anteriormente otras tragedias. Otra más para el Liverpool.
La tragedia de Hillsborough
Se llevaban 6 minutos de juego en aquel Liverpool - Forest de 1989, programado para las 15 horas, cuando el árbitro detuvo el encuentro debido a la gran cantidad de público que había pasado desde sus localidades, situadas en uno de los fondos, al césped o al anillo superior. Los seguidores, mayoritariamente del Liverpool, presos del pánico y de la imposibilidad de permanecer en unas atestadas gradas, trataban de localizar un hueco entre la multitud.
El nulo control de las ventas de entradas, algo muy habitual en un duelo en campo neutral, y los viejos accesos de Hillsborough, plagado de recovecos y de muros de contención, contribuyeron a incrementar el desastre. Además, los atascos en la carretera entre Liverpool y Sheffield provocaron que muchos aficionados llegaran con retraso y nerviosos, ávidos de entrar en cuanto pudieran.
Para terminar, la mala reputación de los fans del Liverpool, acrecentada desde los incidentes de Heysel, y la elección de situarles en la zona del estadio con menos aforo, aún siendo más numerosos, desembocaron finalmente en la catástrofe.
El triste desenlace
La tensión se podía palpar entre la hinchada 'red'. A pesar de estar ambas aficiones separadas, los nervios surgieron no por agresiones entre hooligans de sendos equipos sino por la incapacidad de avanzar entre el gentío, mientras el tiempo se echaba encima.
El miedo de las fuerzas de seguridad era que la masa que esperaba en el exterior pasara de la impaciencia a provocar un tumulto por lo que pensaron que abrir las puertas de par en par era la mejor opción para tranquilizarles. Un grave error ya que las antiguas instalaciones y el descontrol transformaron Hillsborough en una trampa de ladrillo y hormigón.
La desorganización motivó que la gran mayoría del público se encaminara hacía las gradas por una vía de acceso que no era la única pero que así lo parecía. La estrechez del túnel y las avalanchas generaron un efecto dominó en todos los sentidos, quedando los seguidores encajonados entre las vallas fijas o las paredes del vetusto Hillsborough.
La policía creyó que era otro acto de hooliganismo de los temidos seguidores del Liverpool y no accedió a la evacuación y el desalojo hacia el rectángulo de juego o a las gradas superiores. Un miedo que también motivó que no se permitiera el acceso de las primeras ambulancias que habían llegado alarmadas por las imágenes televisadas.
Foto del estadio de Hillsborough, tomada por el usuario Mick Knapton. |
La respuesta del público fue inmediata: convertir la publicidad estática en improvisadas camillas con las que ayudar a los heridos, cuyas cantidad crecía, al igual que la cifra de fallecidos, elevadas finalmente a 96 personas.
La llama de Hillsborough sigue viva
Los habitantes de Liverpool de uno o de otro modo estuvieron directamente relacionados con la tragedia de Hillsborough. Otro de los clubes de la ciudad, el Everton, se ha volcado siempre, junto a sus vecinos, en la lucha por esclarecer los culpables del accidente, olvidando las posibles rivalidades deportivas de sendos clubes.
Los homenajes se han producido desde entonces con el objeto de mantener vivo el recuerdo de aquellos 96 aficionados. La catedral de la ciudad tiene una inscripción en recuerdo a las víctimas, y el Liverpool introdujo posteriormente en el escudo, en 1992 -coincidiendo con el centenario-, dos llamas flanqueando al liver bird. En los alrededores de Anfield, y junto a las famosas verjas donde se lee el lema del 'You'll Never Walk Alone', denominadas como puertas de Shanlky, se encuentra un monumento con el listado de fallecidos. El más joven de todos, un niño de 10 años llamado Jon-Paúl Gilhooley, era primo del actual capitán Steven Gerrard.
El derbi de Merseyside en la final de la F.A.
Caprichos del destino, la final de aquella edición de la Copa de Inglaterra fue otra edición del derbi de Merseyside. Liverpool y Everton se citaron en la campaña 1988-89, en la llamada final de las lágrimas, con todas las emociones a flor de piel por los recientes fallecimientos en Hillsborough.
Bajo las banderas a media asta, se vivió un vibrante partido entre dos grandes plantillas. Los 'reds' se impusieron en una trepidante prórroga con Ian Rush y McCall relevándose en el apartado de goleadores durante el tiempo extra. El Liverpool, dirigido por Kenny Dalglish -y capitaneados por el propio Rush, Aldrige, Houghton, Beardsley o Barnes- subieron los 39 escalones del mítico Wembley dentro de una amarga victoria.
El 'Informe Taylor'
Paralelamente a estos sucesos, se redactaba el llamado 'informe Taylor', de 1990. Una serie de medidas gubernamentales surgidas por este nuevo desgraciado accidente y que terminaron por cambiar el panorama de los estadios de fútbol, obligando a sentar al público en localidades numeradas, reducir el número de vallas y la recomendación de retirar el alcohol de los estadios, así como de colocar videovigilancia para acabar con los hooligans.
Con el paso del tiempo se ha sabido que el gobierno de Thatcher manipuló las pruebas para culpabilizar al público del Liverpool y liberar de cualquier cargo a las fuerzas de orden, cuya negligencia para ser más que probada actualmente. Prueba de lo cual han sido las disculpas lanzadas desde la Cámara de los Comunes al club, con David Cameron rompiendo un largo silencio institucional.
Mosaico en las gradas de Anfield pidiendo justicia ("Justice") para los 96 fallecidos de Hillsborough. |
La Premier no olvida Hillsborough
Recientemente, con motivo del 25º aniversario de la catástrofe de Hillsborough, se vivió en 2014 un emotivo gesto al retrasar toda la jornada seis minutos -el tiempo que se llegó a disputar el día de la catástrofe- más otro en señal de luto. Un imborrable recuerdo que sigue presente entre los aficionados del Liverpool y de su ciudad, los cuales siguen esperando justicia para las 96 personas que perdieron su vida aquella tarde.