La pasión en Europa por el fútbol está más arraigada en el sur del continente que en el norte. Los tradicionales deportes de invierno y los desarrollados en un pabellón ocupan un hueco más relevante que el fútbol en las naciones más septentrionales. A pesar de ello, cuatro países del Báltico pueden presumir de tener uno de los campeonatos más antiguos del planeta, y también uno de los más desconocidos.
La Copa Báltica, pionera como torneo entre selecciones
La primera edición de la Copa Báltica, disputada inicialmente entre Estonia, Letonia y Lituania, se adelantó por dos años al estreno del Mundial, celebrado en Uruguay en 1930, y en varios lustros al debut de la Eurocopa, que se produjo en 1960.
Un campeonato pionero en el viejo continente que sólo era superado en precocidad por la Copa América, de 1916 y el desparecido British Home Championship, que enfrentó durante un siglo -1883 a 1984- a Irlanda del Norte, República de Irlanda, Escocia, Gales e Inglaterra.
El mérito de estos países nórdicos también radicaba, además de la novedosa fórmula de un título a disputar entre naciones vecinas, en el hecho de que ninguno de ellos tiene al fútbol como referente, siendo el baloncesto el deporte nacional en Lituania y Estonia, rivalizando también con el esquí, mientras que en Letonia o Finlandia son más partidarios del hockey hielo.
La Copa Báltica nació en 1928 en Tallinn como torneo de naciones anual, contando en cada edición con un anfitrión distinto que respetaba este orden: primero hacía de sede Estonia, luego Letonia y cerraba el círculo Lituania, para volver a repetir con los estonios en otro nuevo ciclo. Un campeonato interrumpido en 1934 y 1939, a causa de una enemistad surgida del baloncesto, y que posteriormente tuvo un estatus distinto con la absorción de las tres repúblicas bálticas a la U.R.S.S., desde 1940.
La 'guerra del baloncesto' suspendió la edición de la Copa Báltica de 1939
Un partido de baloncesto entre Lituania y Letonia correspondiente a la 3ª edición del Eurobasket, que se celebró en 1939 en Kaunas (Lituania), enturbió tanto las relaciones entre ambos durante un tiempo que obligó a la suspensión de la Copa Báltica de fútbol de esa temporada.
El Eurobasket de 1939 concluyó con el oro de Lituania y la plata de Letonia. Además, contó con un polémico duelo entre ambos que se decidió por un punto de diferencia y una polémica canasta sobre el silbato final que detonó la queja de la expedición letona. Una protesta que salpicó la buena sintonía que se vivía en el resto de deportes.
La Copa Báltica en la etapa soviética
Aunque a efectos estadísticos no se contabilicen, el triangular se celebró de una manera irregular dentro de la era soviética, -durante 20 ediciones- entre 1940 y 1976.
Desde 1950 sólo se dejó al segundo combinado de cada país, selección B, representar a su república, restando categoría al evento, sólo Estonia pudo disponer de su equipo absoluto.
Como novedad de este periodo, Bielorrusia se incorporó en la década de los 70, justo antes de que se abriera un paréntesis al cuadrangular a partir de 1976. Un paréntesis que no cerraría hasta 1991, con la independencia de las tres naciones bálticas.
Los acontecimientos políticos surgidos a finales de los 80 y principios de los 90, coronados con la simbólica caída del Muro de Berlín, anunciaban los procesos de autodeterminación de las antiguas repúblicas soviéticas.
La independencia recuperó la Copa
Las tres naciones bálticas emprendieron en 1990 tres caminos diplomáticos distintos en busca de un mismo destino: la separación de Moscú. Con la autonomía bajo el brazo el campeonato, y la afiliación a la FIFA recuperada, se retomó la marcha en 1991, sufriendo distintas cancelaciones en 2000, 2002, 2006, 2007 y 2009.
Palmarés de la Copa Báltica
Letonia encabeza la tabla con dos victorias sobre Lituania en el palmarés de esta vieja Copa que está alzando el vuelo tras la independencia de las tres repúblicas bañadas por el Báltico.
En la actualidad se trata de un cuadrangular, al entrar Finlandia en 2012 como cuarto integrante, siendo su celebración, desde 2010, cada dos años. Un título singular por su antigüedad que se vive con pasión y sana rivalidad, que supone un incentivo para cuatro países que destacan en otros deportes pero que nunca han brillado en el deporte rey del continente.
Vaya historias curiosas que conoces...
ResponderEliminarEn fin, yo siempre he sido muy fan de Estonia.
Jajaja. Me recuerdas a la frase de mi sobrina, que siempre dice que su tío le cuenta unas historias muy graciosas que nadie cuenta.
EliminarPensaba que eras más fan de la India. XD