Un grupo alcanza la madurez cuando cuenta con una carrera musical suficientemente extensa, tienen tanto el sonido como el estilo definidos y su formación apenas ha sufrido altibajos o incluso ha sabido permanecer estable. Tres facetas cumplidas con creces por Placebo.
Veinte años y siete discos son la herencia que por ahora han plasmado la dupla formada por dos viejos compañeros de escuela, Brian Molko y el escandinavo Stefan Olsdal, capaces de reinventarse en cada álbum y siendo uno de los mejores exponentes del actual rock británico.
La experimentación siempre ha acompañado a Placebo en sus trabajos. Una característica que encaja muy bien con el significado del nombre del grupo, como un ensayo o una prueba con la que contentar a la audiencia.
Regreso de Placebo a Madrid
Coincidiendo con el vigésimo aniversario de la formación del grupo, en Londres, en 1994, Placebo ha dado comienzo a otra agotadora gira que casi se ha solapado con la del actual disco, el 'Loud Like Love', la cual había traído recientemente -en julio de 2014- a la formación a la capital de España, un destino muy poco habitual en otros tours.
La cita en esta ocasión era el Palacio de Vistalegre, confirmando que su reclamo está a la altura de los grandes de la industria del rock, de las bandas que tienen rédito para tocar ante grandes aforos y no en pequeñas salas.
Concierto de Placebo: Madrid, Palacio de Vistalegre -29 de mayo de 2015-
El público respondió de manera perezosa a la apertura de puertas que dio paso, minutos después, a los teloneros. Los encargados de tal labor correspondieron a uno de los innumerables proyectos paralelos del propio Stefan Olsdal bautizados como Digital 21. Un inclasificable sonido procedente de las cuerdas del sueco, la percusión electrónica, un teclado y un cuarteto formado por dos violines, violoncelo y viola. Una amalgama experimental que tiraba más a la pistas de baile que al pop o rock convencional.
Con algo de retraso y una entrada más que considerable, que poco a poco fue ocupando los espacios vacíos de la plaza de toros de Carabanchel, aparecieron Placebo dispuestos a deleitar a la siempre animosa audiencia madrileña.
El micrófono fue el único obstáculo que se encontró Molko en su puesta en escena. Su rasgada voz apenas era capaz de sobreponerse al resto de instrumentos. Un contratiempo que restó lucidez a los primeros temas -entre ellos Loud Like Love y Every You Every Me- y que afortunadamente quedó olvidado a partir del quinto corte.
Y es que Placebo tenía muchas ganas de agradar, ofreciendo mejores sensaciones que en la anterior descarga en Madrid -a pesar de coincidir bastante en su repertorio-, como si el vigésimo aniversario supusiera una mayor responsabilidad.
Black-Eyed, Twenty Years, Too Many Friends, Special Needs alternaron distintas épocas y evidenciaron algunos de los diferentes registros que ha hecho gala la formación -del rock más oscuro y alternativo al más popero, pasando por un tono más intimista-, variantes que han ofrecido siempre el tándem Molko y Orsdal, los cuales mostraron su lado más cercano, hablando en castellano, en una ciudad que es también residencia del bajista nórdico.
El ruedo taurino no paró de saltar con el tercer y penúltimo repecho de emociones que traía la noche formado por cinco 'miuras' del calibre de Exit Wounds, Meds, Song To Say Goodbye, Special K y The Bitter End, siendo Meds una de las más celebradas, con Molko notando el cariño del público español en cada estrofa, dentro de una sentida ejecución del tema donde el reivindicativo bajo del sueco -enarbolando la bandera arcoíris del movimiento gay- dibujó una versión más personal.
El amargo final proporcionado por The Bitter End fue más corto de lo que podría parecer dando paso al mismo bis que ya eligieron en julio, a excepción de un regalo procedente del pasado y que se llama Teenage Angst, venido directamente de su debut de 1996.
Tras esta sorpresa asomaron Running Up That Hill, Post Blue e Infra-red, los cuales volvieron a servir de broche definitivo para el trío, reconvertido hoy en un sexteto, y donde se presentó al enésimo batería del grupo. Un puesto que parece siempre cojear en la alineación de los londinenses.
No hay duda de que Placebo ha vuelto a conquistar Madrid, y viceversa. La estampa de Molko y Orsdal solos en el escenario y ensimismados ante los atronadores aplausos que los acompañaron hasta la última nota así lo atestiguan.
Una grandiosa faena a la que se le hubieran agotado los calificativos si hubieran incluido otros clásicos como This Picture, Days Before You Came, Slave To The Wage, Taste In Men, My Sweet Prince, You Don't Care About Us o Without You I'm Nothing. El día que lo hagan, saldrán por la puerta grande.
La verdad es que son buenos, los 90 para mi fueron los mejores momentos en la música.
ResponderEliminarFdo Gonzalo
Siempre me parecieron mucho mejor los 80. Pero ya sabes que eso va por gustos.
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