Hablar de rock es sin duda hablar de KISS. Un cuarteto que ha basado su apuesta en temas con grandes melodías a los que añadían una imagen llamativa y una estudiada coreografía que ha marcado siempre tendencia.
El bajista Gene Simmons y el guitarrista Paul Stanley crearon en 1973, en Nueva York, no solo una de las formaciones más longevas de la música contemporánea sino una de las bandas más icónicas de la historia.
Peter Criss y Ace Frehley completaron el cuadrado mágico con el que KISS conformó una primera etapa repleta de fracasos comerciales que luego pasaron a ser éxitos de ventas, escándalos que poco a poco fueron suavizándose y del característico maquillaje del que posteriormente renegaron para recuperarlo del cajón de los olvidos.
KISS afronta ahora con la misma vitalidad de siempre su cuarta década de vida en la que han influenciado a numerosos espectadores que se convirtieron en artistas y plasmaron más tarde bien la estética, su estilo, la teatralidad sobre los escenarios o su manera de comprender la música. Una alineación tan heterogénea donde cabrían Lady Gaga, Alice Cooper, Marilyn Manson, Nine Inch Nails, Rob Zombie, Slipknot, Rammstein, Iron Maiden, W.A.S.P., Turbonegro...
KISS en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, 22 de junio de 2015
The Dead Daisies fueron los responsables de telonear a KISS. Una joven banda, de apenas tres años de existencia, formada por veteranos miembros provenientes de grupos de prestigio como Mötley Crüe, Guns N' Roses, Ozzy Osbourne o Whitesnake. Esta experiencia sobre las tablas se notó desde los primeros acordes, en una actuación técnicamente notable y que logró su cometido bajo un sonido muy ochentero, aunque algo carente de alma.
Cualquier enamorado de la música, y del rock en particular, debe al menos asistir a un concierto de KISS. Una parada obligatoria donde la melodía de los instrumentos y la escenografía se estrechan de manera íntima, casi fundiéndose.
A las 21:30h asomaron por los monitores los rostros pintados de Gene Simmons, Paul Stanley, Eric Singer y Tommy Thayer, el último en entrar, rejuveneciendo un plantel de sexagenarios que se han vuelto eternos con el paso de las giras.
Un abarrotado Palacio de los Deportes, con público de todas las edades y estilos -desde niños emulando a leyendas del metal a adultos jugando a ser niños-, dio la bienvenida al tour de 40º aniversario. Una nueva oportunidad que ofrecen los neoyorquinos de repasar su discografía, en un recorrido que comenzó con su célebre Detroit Rock City y al que siguió Deuce. Dos clásicos para abrir boca en este esperado concierto.
Y es que la noche iba de los clásicos himnos y los viejos trucos de artificio, recordando que KISS es una marca propia dentro del hard rock, un sello de calidad que es sinónimo de espectáculo de primera categoría.
Paul Stanley hizo gala de su habitual dosis de maestro de ceremonias con el objetivo de intensificar la complicidad con los seguidores más acérrimos y buscando la sorpresa en los menos habituales, gracias a esa extraordinaria puesta en escena, aparentemente improvisada, pero siempre bien calculada.
Las llamaradas saliendo de la guitarra, el kit de batería elevándose contra de las leyes de la naturaleza y la monstruosa transformación de Gene Simmons -con baño de sangre incluido y consiguiente ascensión a los cielos- fueron parte de esos números circenses que siguen gustando como el primer día.
Love Gun y Black Diamond cerraron de manera colosal el primer tramo de actuación, con Simmons casi susurrando la letra de dos temas que también llevaban su dosis de parafernalia, cuando el chico estrella hizo honor a su nombre para desplazarse como una centella, a través de una tirolina, desde el escenario principal a una base situada casi al final de la pista, levitando sobre su ejército de fans.
Los atronadores aplausos se amontonaron para dar paso, casi sin descanso, al último bloque del día, con tres de los temas más exitosos del combo estadounidense: Shout It Out Loud, I Was Made For Lovin' You y Rock And Roll All Nite. Cerrando de esta modo una gira que resume todos los éxitos de los KISS a lo largo de estos años, tanto musicales como del concepto de show, dos elementos donde estos 'caballeros siderales' continúan siendo una referencia para todos.
martes, 23 de junio de 2015
jueves, 11 de junio de 2015
El dinosaurio de la Bundesliga es de Hamburgo
El Hamburgo se ha acostumbrado a vivir con riesgo los desenlaces de la Bundesliga, como un funámbulo que quita la red de seguridad para dar más emoción a su espectáculo. Una actuación que seguirá otra vez entre los más grandes del fútbol alemán, perpetuando su presencia y haciendo honor a su sobrenombre: el de los 'dinosaurios'.
La unificación de las ligas regionales en Alemania
El fútbol al más alto nivel en la República Federal Alemana se compuso de distintos sistemas regionales, denominados Oberligas en su última etapa, y que se desarrollaban en cinco zonas del país -sur, norte, suroeste, norte y Berlín, el cual contaba con un torneo propio-. Los vencedores de estos campeonatos se enfrentaban entre sí en busca del título nacional.
La esperada unificación de este descabezado sistema se produjo mucho más tarde que las Ligas oficiales de España, Inglaterra, Italia o Francia. Fue en 1962, en el Westfalenhallen de Dortmund, cuando el campeonato de la República Federal Alemana daba comienzo. Un pitido inicial que contó con una curiosa fórmula donde se tomaron los datos de las 12 temporadas anteriores para elegir, dentro de las cinco divisiones mencionadas, a los 16 primeros integrantes de la Primera división de la RFA, de la recién nacida Bundesliga-1.
Los 16 elegidos para aquella primera temporada fueron:
El 24 de agosto de 1963, Werder Bremen y Borussia Dortmund inauguraron la Bundesliga con un 3-2 a favor de los locales y un tempranero tanto para los visitantes que solo esperó un minuto para ser cantado. Todo ello con la presencia del Hamburgo en aquella edición. Un inquilino que no ha abandonado su sitio, a pesar de anegar su barco varias veces.
El agua como aliado de la ciudad
La población de Hamburgo siempre ha estado directamente vinculada con el agua, dada su envidiable situación geográfica sobre el río Elba y la cercanía con el Mar del Norte. Fue miembro histórico en el siglo XIV de la denominada liga hanseática -asociación comercial, económica y militar de ciudades-estados alemanes- provocando que hasta el escudo tuviera una clara influencia marítima.
El original, y a la vez sencillo, símbolo del club, compuesto por tres rombos superpuestos en un cuadrado azul, encuentra su inspiración en las señales marítimas, concretamente en la denominada como 'Papa' o 'Blauer Peter' -que curiosamente también da nombre a un local de música punk en Hamburgo, más vinculado al St. Pauli, otro de los equipos de la ciudad, que al propio Hamburgo-.
El significado de esta bandera es el de regresar a bordo porque el buque va a echar a zarpar. Una metáfora muy apropiada para este poblado transatlántico que pierde gasolina.
El transatlántico que pierde gasolina
La trayectoria del HSV (Hamburger SV) vivió su momento dorado desde finales de los 70 a los primeros 80, coincidiendo con la presencia en sus filas de iconos como Felix Magath, Uli Stein, Manfred Kaltz y Kevin Keegan, dirigidos por el austriaco Ernst Happel. Incluso Franz Beckenbauer apuró su carrera profesional en esta etapa, contribuyendo en una de las Ligas.
El centenario club alemán -fundado en 1887- consiguió con estos mimbres sus tres Bundesligas (1979, 1982 y 1983), que sumadas a los triunfos logrados anteriormente redondean las Ligas alemanas a 7. Un notable palmarés decorado también con 3 títulos de Copa (1963, 1976 y 1987), una Recopa (1977) y la joya de la corona, la Copa de Europa de 1983 ante la Juventus, con el recordado zurdazo del propio Magath, uno de los iconos del club, junto al goleador Uwe Seller, el cual firmó más de 500 goles para el HSV en sus casi dos décadas de dedicación exclusiva al conjunto hanseático.
Todos estos títulos han quedado aparcados en los últimos lustros. Es tanto el rédito que ha malgastado la institución en estos años, junto a los humillantes resultados acumulados, que hasta el equipo se ha caído como directo contrincante del Bayern en el denominado clásico alemán. Un papel que ejerce desde hace tiempo el Borussia Dortmund.
Lo que fue el clásico del fútbol germano se ha convertido en un desigual duelo entre el norte (Hamburgo) contra el sur (Bayern). Y es que no faltan partidos calientes en el calendario del HSV, como los ruidosos derbis de la ciudad -ante el St. Pauli- o el enfrentamiento regional de gran rivalidad contra el Werder Bremen. -llamado Nordderby-.
El dinosaurio de la Bundesliga
El conjunto hamburgués lleva unas cuantas temporadas jugando con fuego y salvándose de la quema sobre la bocina.
Los equipos situados en Alemania en la última (18º) y penúltima posición (17º) de la Bundesliga pierden la categoría. El anterior, el 16º de la tabla, disputa una eliminatoria a doble partido contra el tercer clasificado de la Segunda división en una duro 'play-off' de promoción.
Dicha promoción ha sido disputada en dos ocasiones consecutivas por el Hamburgo. La primera, mayo de 2014, ante el Greuther Fürth, con un gol clave de Lassoga en la vuelta. La segunda, junio de 2015, frente al Karlsruher, con una salvadora diana del chileno Marcelo Díaz en el descuento del segundo encuentro para dar paso a una emocionante prórroga donde Müller, con el definitivo 1-2, perpetuó la leyenda del club.
El HSV logró apartar de este modo sus característicos pantalones rojos del incendio que hubiera supuesto el primer descenso de categoría en toda su historia. Esta longevidad del equipo en Primera es lo que hace que se le conozca como el 'dinosaurio' de la Bundesliga.
La cuenta para evitar la extinción
Un marcador electrónico, situado entre los anillos del graderío, recuerda a los aficionados del Hamburgo y a los visitantes del Imtech Arena que se encuentran en casa del único conjunto alemán que nunca ha abandonado la Bundesliga 1.
Una cuenta hacia adelante -contabilizada en años, días, horas, minutos y segundos- que no quiere pararse para evitar la extinción del último dinosaurio de Alemania, el cual recientemente superó los 50 años en la máxima categoría.
Escudo de la ciudad-hanseática de Hamburgo |
La unificación de las ligas regionales en Alemania
El fútbol al más alto nivel en la República Federal Alemana se compuso de distintos sistemas regionales, denominados Oberligas en su última etapa, y que se desarrollaban en cinco zonas del país -sur, norte, suroeste, norte y Berlín, el cual contaba con un torneo propio-. Los vencedores de estos campeonatos se enfrentaban entre sí en busca del título nacional.
La esperada unificación de este descabezado sistema se produjo mucho más tarde que las Ligas oficiales de España, Inglaterra, Italia o Francia. Fue en 1962, en el Westfalenhallen de Dortmund, cuando el campeonato de la República Federal Alemana daba comienzo. Un pitido inicial que contó con una curiosa fórmula donde se tomaron los datos de las 12 temporadas anteriores para elegir, dentro de las cinco divisiones mencionadas, a los 16 primeros integrantes de la Primera división de la RFA, de la recién nacida Bundesliga-1.
Los 16 elegidos para aquella primera temporada fueron:
- Representando al norte: Eintracht Braunschweig, Werder Bremen, Hamburgo SV
- Oeste: Borussia Dortmund, Colonia, Meidericher SV (MSV Duisburgo en la actualidad), Preußen Münster, Schalke 04
- Suroeste: Kaiserslautern, Saarbrücken
- Sur: Eintracht Frankfurt, Karlsruher, Núremberg, 1860 München, Stuttgart
- Berlín: Hertha
El 24 de agosto de 1963, Werder Bremen y Borussia Dortmund inauguraron la Bundesliga con un 3-2 a favor de los locales y un tempranero tanto para los visitantes que solo esperó un minuto para ser cantado. Todo ello con la presencia del Hamburgo en aquella edición. Un inquilino que no ha abandonado su sitio, a pesar de anegar su barco varias veces.
El agua como aliado de la ciudad
La población de Hamburgo siempre ha estado directamente vinculada con el agua, dada su envidiable situación geográfica sobre el río Elba y la cercanía con el Mar del Norte. Fue miembro histórico en el siglo XIV de la denominada liga hanseática -asociación comercial, económica y militar de ciudades-estados alemanes- provocando que hasta el escudo tuviera una clara influencia marítima.
Escudo del Hamburger Sport-Verein, conocido también como HSV. |
El significado de esta bandera es el de regresar a bordo porque el buque va a echar a zarpar. Una metáfora muy apropiada para este poblado transatlántico que pierde gasolina.
El transatlántico que pierde gasolina
La trayectoria del HSV (Hamburger SV) vivió su momento dorado desde finales de los 70 a los primeros 80, coincidiendo con la presencia en sus filas de iconos como Felix Magath, Uli Stein, Manfred Kaltz y Kevin Keegan, dirigidos por el austriaco Ernst Happel. Incluso Franz Beckenbauer apuró su carrera profesional en esta etapa, contribuyendo en una de las Ligas.
El centenario club alemán -fundado en 1887- consiguió con estos mimbres sus tres Bundesligas (1979, 1982 y 1983), que sumadas a los triunfos logrados anteriormente redondean las Ligas alemanas a 7. Un notable palmarés decorado también con 3 títulos de Copa (1963, 1976 y 1987), una Recopa (1977) y la joya de la corona, la Copa de Europa de 1983 ante la Juventus, con el recordado zurdazo del propio Magath, uno de los iconos del club, junto al goleador Uwe Seller, el cual firmó más de 500 goles para el HSV en sus casi dos décadas de dedicación exclusiva al conjunto hanseático.
Todos estos títulos han quedado aparcados en los últimos lustros. Es tanto el rédito que ha malgastado la institución en estos años, junto a los humillantes resultados acumulados, que hasta el equipo se ha caído como directo contrincante del Bayern en el denominado clásico alemán. Un papel que ejerce desde hace tiempo el Borussia Dortmund.
Lo que fue el clásico del fútbol germano se ha convertido en un desigual duelo entre el norte (Hamburgo) contra el sur (Bayern). Y es que no faltan partidos calientes en el calendario del HSV, como los ruidosos derbis de la ciudad -ante el St. Pauli- o el enfrentamiento regional de gran rivalidad contra el Werder Bremen. -llamado Nordderby-.
El dinosaurio de la Bundesliga
El conjunto hamburgués lleva unas cuantas temporadas jugando con fuego y salvándose de la quema sobre la bocina.
Los equipos situados en Alemania en la última (18º) y penúltima posición (17º) de la Bundesliga pierden la categoría. El anterior, el 16º de la tabla, disputa una eliminatoria a doble partido contra el tercer clasificado de la Segunda división en una duro 'play-off' de promoción.
Dicha promoción ha sido disputada en dos ocasiones consecutivas por el Hamburgo. La primera, mayo de 2014, ante el Greuther Fürth, con un gol clave de Lassoga en la vuelta. La segunda, junio de 2015, frente al Karlsruher, con una salvadora diana del chileno Marcelo Díaz en el descuento del segundo encuentro para dar paso a una emocionante prórroga donde Müller, con el definitivo 1-2, perpetuó la leyenda del club.
El HSV logró apartar de este modo sus característicos pantalones rojos del incendio que hubiera supuesto el primer descenso de categoría en toda su historia. Esta longevidad del equipo en Primera es lo que hace que se le conozca como el 'dinosaurio' de la Bundesliga.
La cuenta para evitar la extinción
Un marcador electrónico, situado entre los anillos del graderío, recuerda a los aficionados del Hamburgo y a los visitantes del Imtech Arena que se encuentran en casa del único conjunto alemán que nunca ha abandonado la Bundesliga 1.
Una cuenta hacia adelante -contabilizada en años, días, horas, minutos y segundos- que no quiere pararse para evitar la extinción del último dinosaurio de Alemania, el cual recientemente superó los 50 años en la máxima categoría.
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