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domingo, 12 de junio de 2016

El primer partido de la historia de España vale su peso en plata

El fútbol en España siempre ha tenido mayor trascendencia a nivel de clubes que con la Selección. Muchos son los factores que han llevado a ese desapego, desde aspectos socio-políticos a deportivos, ya que el título de la Eurocopa de 1964 y el oro de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 apenas saciaban a una afición acostumbrada a los triunfos continentales de los equipos de la Liga.

El siglo XXI ha visto cambiar esta dinámica perdedora y tremendista de España, quien parecía condenada a ir a cualquier torneo con el cartel de favorito y regresar con las manos vacías tras su mejor partido. El 22 de junio de 2008, una tanda de penaltis en Viena ante Italia sirvió de purga e inicio de la etapa más dorada de la 'Roja', desde su estreno en partido oficial en 1920, cuando el equipo nacional se colgó la plata olímpica en Amberes.

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Los Juegos Olímpicos, único torneo deportivo internacional en Europa
Ante la ausencia de una Copa del Mundo, la cual no arrancaría hasta 1930, y de la Eurocopa, habría que esperar hasta 1960, los JJ.OO. se mostraban como el único escaparate donde las selecciones europeas celebraban encuentros internacionales de carácter oficial, dado que Sudamérica ya contaba desde 1916 con la pionera Copa América.

Aunque el fútbol había sido parte integrante del programa olímpico, no es hasta la edición de Londres 1908 cuando el certamen se disputa entre selecciones nacionales, bajo el paraguas del COI pero todavía sin el respaldo ni la organización de la FIFA, que no llegaría hasta 1924.

El estreno de los cinco anillos olímpicos
Se denomina como VII Olimpiada a los JJ.OO. celebrados en la ciudad de belga de Amberes entre el 20 de agosto y el 12 de septiembre de 1920, y donde España consiguió dos metales en aquella edición, ambos en deportes colectivos: polo y fútbol.

Europa se encontraba en pleno proceso de recuperación tras la Gran Guerra, la Primera Guerra Mundial, motivo por el cual se consideraron como los 'Juegos de la Paz', bajo un nuevo emblema que se izaba por primera vez con fondo blanco y adornado con cinco anillos de colores, representativos de los cinco continentes.

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A pesar de ese aparente espíritu de concordia, ninguno de los vencidos en la Guerra habían sido invitados: Alemania, Austria, Turquía y Hungría.

La ausencia de participantes se notó en algunas de las pruebas, como en la de polo, donde España se subió al segundo lugar del cajón gracias a la existencia de solo cuatro participantes. En el fútbol sí había competencia, hasta 14 selecciones participaban por hacerse por algunos de los tres metales. Inglaterra, Checoslovaquia, Dinamarca, Noruega, Suecia, Italia, Francia, Bélgica, Holanda, Egipto, España, Grecia, Luxemburgo y Yugoslavia.

El debut de España
El 28 de agosto de 1920, a las 15:30 horas, España iniciaba en el coqueto Stade Joseph Marien, casa del club Royale Union Saint-Gilloise de Bruselas, la andadura olímpica ante Dinamarca, una de las favoritas del torneo. Así describía el terreno de juego el diario ABC en su crónica publicada días después, el 7 de septiembre de 1920.

"Jugóse el partido en el campo del Unión Saint-Gilloise. Una verdadera maravilla de campo dé fútbol. No creo que haya otro que lo  pueda mejorar. Un amplio anfiteatro :ha sido aprovechado para el terreno de juego: rodéado de graderías trazadas en la misma tierra, cubiertas de verde, y en el .fondo, como cortinaje, un frondoso bosque, cuyas verdes hojas de sus árboles dan un tinte, de belleza admirable".

El primer partido de España en su historia deportiva se saldó con una soberbia actuación de Ricardo Zamora en la portería, como recalca la crónica de ABC "Hicieron un gran juego, atacando duramente y poniendo en un sin fin de ocasiones en dificilísimos trances a nuestro gran Zamora Los veinte últimos momentos del partido fueron de enorme emoción; el ataque fue desesperado y el juego no salió de nuestro campo".


Ricardo Zamora, España, Amberes 1920,España aguantó estoicamente ante un rival mejor. La superioridad escandinava era tanto táctica como física: "El partido nuestro contra los dinamarqueses fue uno de los' 'más emocionantes que he presenciado. El equipo danés estaba formado por hombres fuertes, fornidos, que conocían perfectamente el juego", destacaba el ABC en 1920.

"Arrate el defensa más grande que ha pisado campo de fútbol. Zamora tuvo la mejor tardé de su vida futbolística. Este es el "mayor elogio que se puede hacer del 'colosal juego qué hizo. Tuvo paradas, que, aun viéndolas, parecen cosas imposibles. Sé creció, se hizo un coloso"

España formó aquella tarde con Zamora (Barcelona); Otero (Real Vigo Sporting), Arrate (Real Sociedad), Samitier (Barcelona), Belauste (Athletic), Eguiazábal (Real Unión), Pagaza (Arenas), Sesumaga (Barcelona), Patricio (Real Unión), Rafael Moreno Aranzadi 'Pichichi' (Athletic), Acedo (Athletic).

El gol de la victoria llegó en el minuto 54, obra de Patricio Arabolaza, jugador del Real Unión de Irún y natural de la propia localidad guipuzcoana.

"Nos apuntamos un tanto por ninguno los centrados. Un pase que recoge Pagasa, y que, rápido, aprovechando un pequeño descuido de las defensas danesas, convierte en precioso centro, que es a su vez recogido por Patricio, que mete en la red la pelota. La ovación fue delirante. El público, en masa, era nuestro. Entre nosotros la emoción fue tan enorme, que a más de uno les vi correr las lágrimas-por la cara".

El extraño camino a la plata
El triunfo de España ante Dinamarca en la ronda preliminar permitió al plantel dirigido por el seleccionador madrileño Paco Bru clasificarse a los cuartos de final, donde esperaba la anfitriona, Bélgica.

España cayó ante los belgas por 3-1 en el Estadio Olímpico de Amberes merced a los tres goles anotados por el cañonero local Robert Coppée. A pesar de la derrota, el singular sistema del torneo daba la posibilidad a los cuatro eliminados en esta fase -España, Suecia, Italia y Noruega- seguir disputando rondas de forma paralela, un extraño torneo de consolación para acceder al bronce.

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El primer escollo de España fue Suecia. El 0-1 en contra fue remontado de forma enérgica, en apenas 120 segundos, a través del empuje de Belauste, quien pronunció la famosa frase "Sabino, a mí el pelotón, que los arrollo", previo a un empate que, efectivamente, terminó con dos futbolistas suecos dentro de la portería, junto al esférico. La machada la cerraba Acedo. Un duelo que se cerró con lesionados en ambos bandos. Una tarde histórica en Amberes que rescató el término peyorativo de la "furia española" para convertirlo desde ese instante en un halago para la Selección.

La 'furia española' avanza en el cuadro de consolación
El asedio vivido en 1576 en Amberes por parte de las encolerizadas tropas españolas, donde los tercios, desprovistos de provisiones, víveres y de su paga, entraron a abastecerse y saquear la ciudad, fue calificado por los historiadores holandeses como la 'furia española'.

El equipo olímpico español, que se estrenaba en el concierto internacional, recuperaba aquel término descalificativo como una alabanza de la prensa que definía la bravura de un equipo inferior en muchos apartados pero superior en ímpetu y gallardía.

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Plantilla de la selección de España en los JJ.OO. de Amberes de 1920.

Dos dianas del vizcaíno Sesúmaga concedieron el triunfo de España ante Italia, sobreponiéndose a la expulsión de Zamora y a la lesión de Pagoza. Otro encuentro dramático que se saldaba con victoria.

España se plantó en la última eliminatoria de la repesca ante Holanda, la cual había quedada previamente apeada en las semifinales. De nuevo fue un doblete de Sesúmaga el que llevó a los de Bru al triunfo. Pichichi cerró la cuenta del triunfo con un 3-1 que sabía a gloria y a bronce, aunque el premio terminó siendo sorprendentemente mayor.

La transformación del bronce en plata
VII Olimpiada, Amberes 1920, Juegos Olímpicos, JJ.OO., Amberes,La final del torneo olímpico de Amberes en 1920 midió a Bélgica contra Checoslovaquia. Una extraña cita que apenas duró 40 minutos. Justo el instante en el que los centroeuropeos renunciaron a continuar, con 2-0 en el marcador a favor de los anfitriones y uno de sus defensores, Steiner, expulsado.

Los checoslovacos abandonaron el césped y presentaron una protesta formal tanto por la labor arbitral, considerada por los checos como imparcial, así como por la imposibilidad de haber podido elegir a uno de los jueces de línea, amparándose en la norma que así lo permitía.

Además de todo esto, la creciente presencia de los soldados belgas a medida que avanzaba el reloj inquietó a los checos, máxime cuando el continente había vivido una guerra que había concluido año y medio antes.

La insólita renuncia de Checoslovaquia, única en la historia del fútbol provocó su descalificación y que España, campeona por la parte del cuadro de los eliminados, viera 'cambiar' el bronce por la plata. Este efecto dominó hizo que Holanda se ganara también un bronce inesperado. Un extraño colofón para el debut de España como Selección. Un inicio exitoso que necesitó de muchos años para que tuviera continuidad.