El grupo gótico portugués Moonspell regresaba a Madrid con motivo del multitudinario tour 'Road To Extinction', el cual vivía una segunda parte tras haber sido presentado el disco durante 2015, con gira incluida por España durante aquella primavera.
La enésima vuelta de tuerca al inclasificable estilo musical de Moonspell había supuesto que el décimo trabajo, 'Extinct', estuviera marcado por un techno muy oscuro, en un extraño cruce entre Depeche Mode y Type O Negative, al cual le combinaba muy bien el metal sinfónico. Un trabajo de gran aceptación tanto por crítica como por público, acostumbrado a los inesperados cambios de registro de los lisboetas, quienes al igual que Paradise Lost, su creatividad nunca deja de sorprender.
Der Weg Einer Freiheit y Moonspell en la Sala Changó, 7 de diciembre de 2016
Antes de que saltaran los lusos al escenario de la coqueta y reducida sala chamberilera, la atención se centró sobre un trío de complicado nombre y potente ejecución: Der Weg Einer Freiheit, procedentes de Baviera, los cuales realizaron un curso acelerado de black metal con el menor número de instrumentos posibles. Pese a ello, sonaron con una contundencia descomunal, demostrando que hay futuro en esta joven formación germana.
Después de la habitual espera entre grupo y grupo, llegó la entrada de Moonspell a la Sala Changó, bajo la melodía de Perverse... Almost Religious, el tema que abría el disco 'Irreligious'. Precisamente, los dos cortes siguientes elegidos por el quinteto luso fueron Opium y Awake, también perteneciente al mismo álbum. El cantante Fernando Ribeiro aprovechó para anunciar la sorpresa de la noche, que no era otra que homenajear precisamente a ese disco, 'Irreligious', que cumplía dos décadas, en una noche en la que desgranaría todos los temas del segundo trabajo de su carrera.
El Ojo de Horus no dejó de observar la hora siguiente, cayendo uno tras otro los éxitos del citado disco de 1995, el que terminó por abrir las puertas de Moonspell al mundo entero, tras haberse entreabierto con 'Wolfheart' (1994).
Hablando de abrir puertas y golpearlas, Ribeiro no pudo resistirse a interpretar, de forma teatral, Vampiria para después atacar con Alma Mater, el primer tema internacional de Moonspell, el que ha servido de denominación de origen del grupo, donde fluyen las notas del teclado entre la guitarra y el bajo, mientras Ribeiro alterna una voz gutural con otra más melódica.
Tras una breve pausa, Moonspell regresó para tocar, ahora sí, tres de los nuevos cortes del último disco, 'Extinct', la dulce Domina, uno que va camino de convertirse en un nuevo himno, Breathe (Until We Are No More), y otro menos imaginado, The Future Is Dark. con un baño de discurso previo de realidad política. Ambos sirvieron de antesala para el lógico cierre, el que lleva produciéndose desde hace mucho tiempo: Full Moon Madness, tan embriagador como siempre, tan mágico como ver asomar la luna llena entre las nubes.
Las bandas musicales son como las personas: estrechan lazos con ciertas ciudades que al principio son ajenas y luego acaban convirtiéndose en un segundo hogar. El idilio de Moonspell con Madrid viene ya de lejos, agigantándose cada ocasión que los lusos visitan a sus vecinos españoles, presos de este magnetismo que ejerce tanto la luna como el sonido de Moonspell.