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domingo, 15 de octubre de 2017

Blackie Lawless homenajea su obra maestra en Madrid

Todo melómano debería tener la oportunidad de escuchar su disco favorito en directo al menos una vez en la vida. Y con esa intención la sala La Riviera de Madrid se llenó de apasionados del heavy metal de la década de los 80 y 90, además de fanáticos del 'Crimson Idol', la obra culmen del grupo norteamericano W.A.S.P., que coincidiendo con el 25º aniversario de la publicación del disco iba a ser interpretado en su totalidad.

Blackie Lawless se ha sumado a la tendencia, tan propia de esta década en el cine, la música o la moda, de echar mano de la nostalgia para sacar rentabilidad económica. Es lo que reclama un público que también ha envejecido y no se ha regenerado, al menos en el caso de W.A.S.P., motivando que las giras de este grupo tengan más de una mirada al pasado, un guiño descarado a lo que funcionó. Y el 'Crimson Idol' bien que lo hizo, aunque la crítica no fuera unánime en esas alabanzas.

Proyecto 'hollywoodiense'
No hay duda de que este quinto disco es el 'hijo favorito' de toda la producción discográfica de Lawless. Donde más creatividad desarrolló. Se trataba de un proyecto megalómano de tres años de duración con unas elaboradas letras, para dar forma a un disco conceptual al que le acompañaban vídeo e imágenes. Un resultado final tan completo como cualquier producción 'hollywoodiense'.

El cine y W.A.S.P.
El grupo angelino, y en especial Blackie, han tenido a lo largo de su carrera coqueteos con el séptimo arte. No solo por ese interés de Lawless de hacer una película con su amado 'Crimson Idol', sino también por su colaboración musical en el film de terror Ghoulies II, unos extraños personajes que parecían un diabólico cruce entre los Critters y los Gremlins, donde el cantante empezaba a popularizar los característicos dientes de sierra en el antebrazo que aún luce y son ya parte del logotipo de la banda, y una posterior participación frustrada en Terminator 2, donde incluso optó al papel del T-1000 enemigo de Arnold Schwarzenegger y Edward Furlong, todo ello bañado con música de los también californianos Guns N' Roses.

Crimson Idol, W.A.S.P., 1992, Disco, Blackie Lawless,

W.A.S.P. en La Riviera de Madrid, 3 de noviembre de 2017
El cuarteto regresaba a Madrid con la gira denominada 'ReIdolized Tour', dejando claro que el 'Crimson Idol' sería el plato fuerte de un concierto que empezaba la interpretación completa del disco publicado en 1992. Tocando los diez temas en el mismo orden, para así no romper la línea argumental, el contexto y hasta el equilibrio musical, arrancando de forma brusca para manejar varios registros a lo largo de la hora de duración de la gran obra maestra del colosal Lawless, en todos los aspectos, y no solo por su imagen impactante de casi dos metros de altura.

Una hora con el 'Crimson Idol'

La Riviera se silenciaba con el atronador inicio del 'Crimson Idol', sumergiéndose en cada pasaje de la historia del personaje ficticio creado por Lawless y que toma por nombre Jonathan Steele. Una vida que comenzaba a ser desgranada canción tras canción, en esta obra de teatro transformada en disco de rock.

Sin tener una temática excesivamente original, la magia de este álbum siempre ha sido la cohesión de cada tema, tanto argumental como instrumentalmente, siendo muchos 'riffs', melodías o golpes de batería recuperados a lo largo del disco, elaborando pequeñas piezas que finalmente forman un gran bloque sonoro con un timbre inconfundible. 

Empezando con el tema instrumental de apertura (The Titanic Overture), con título premonitorio por el desenlace final, donde las afiladas guitarras y la contundente percusión, otro de los sellos de este disco, anuncian el viaje que va a realizar Jonathan Steele desde su casa, maltratado y castigado por su padre e incomprendido por su madre, en especial, tras perder a su hermano 'Little Red' en un trágico accidente, (The Invisible Boy) pasando por la huida del 'hogar' hacia un ficticio paraíso de luces de neón (Arena Of Pleasure), un lugar donde cae en las garras de un hambriento caza-talentos musical que intenta exprimir sus cualidades y destrozar sus sueños, (Chainsaw Charlie), que a veces parecen dictadas por el destino o por la suerte de las cartas, que le avisan de su trágico destino (The Gypsy Meets The Boy).

Crimson Idol, W.A.S.P., 1992, Disco, Blackie Lawless, Riviera, Reidolized Tour,

Jonathan entra en la dinámica de ver pasar los días sedado bajo cualquier tipo de fármaco o droga, (Doctor Rockter) que le permite seguir tocando y siendo, pese a todo, el mejor artista sobre el escenario, (I Am The One), hasta darse cuenta que se ha convertido en un ídolo de barro con un ego muy grande, por lo que recapacita y pide perdón a su madre, como un hijo pródigo (The Idol), y al público que tanto le ha idolatrado (Hold On To My Heart). A todos ellos escribe su última confesión antes de convertirse en otro mártir del rock, a modo de epitafio y despedida. (The Great Misconceptions Of Me).


Blackie Lawless y sus compañeros de fatiga, cuya formación se ha estabilizado en los últimos años merced a la dupla Blair y Duda al mando de las cuerdas, y quienes ahora cuentan con la calidad en las baquetas de Aquiles Priester, se llevaban en este punto una buena ración de aplausos con el que cerraban este homenaje al disco más emblemático de la banda, salpicado constantemente con imágenes de la película que pretendía haber acompañado siempre al disco y que se proyectaron en las tres gigantescas pantallas situadas en la parte trasera del escenario.



Aún había más, al 'Crimson Idol' le siguieron varios de los temas más representativos de la extensa carrera del grupo, como L.O.V.E. Machine, Wild Child y I Wanna Be Somebody, especialmente celebrados por el público y tocados con un punto de alegría y más dinamismo, todos ellos intercalados con Golgotha, perteneciente al último álbum, donde se evidencia el nuevo bautismo personal que ha sufrido Lawless, alejado ahora de las polémicas tras abrazar el cristianismo, exorcizando los antiguos demonios, viviendo una confesión pública muy similar a la escenificada en el personaje Jonathan Steele, el alter ego de Blackie Lawless que sigue más vivo que nunca 25 años después, aunque se nota que ha madurado. 

lunes, 9 de octubre de 2017

1974: la última vez que España dejó de jugar un Mundial

La selección española disputará en Rusia 2018 su decimoquinta participación en una Copa del Mundo, undécima de forma consecutiva. España se ha convertido en una de las selecciones clásicas del torneo mundialista, de las más fiables en la fase de clasificación. Aunque hubo un tiempo, no excesivamente lejano, en el que acudir al Mundial era una labor ardua y en ocasiones sin recompensa, como en 1974, la última vez que la Roja vio la máxima competición de selecciones desde el sofá.

Mundial 1974, Alemania Federal, R.F.A., 1974, WM 1974,

Si hablamos de un gran torneo internacional de naciones, la Eurocopa de 1992 celebrada en Suecia y ganada contra todo pronóstico por Dinamarca, en la mayor sorpresa de la historia del fútbol, es el anterior fracaso futbolístico español, en una etapa donde el campeonato europeo solo contaba con ocho países participando, lo que dificultaba la clasificación.

Volviendo a los Mundiales. Yugoslavia fue el último responsable en 1974 de quitar a la selección española las aspiraciones de acudir a una Copa del Mundo. Los yugoslavos empezaban a convertirse en un rival habitual de los españoles y que lo fueron durante todo el siglo XX hasta en 19 partidos, siendo en ocasiones superados por la Selección y en otras tantas uno de sus verdugos, como en esta oportunidad.

Yugoslavia, bandera Yugoslavia, YUG,


La fase de clasificación de España para el Mundial de 1974
España fue encuadrada en la fase de clasificación en el grupo séptimo junto a Yugoslavia y Grecia. Solo los campeones de los respectivos grupos, algunos de los cuales estaban formados por cuatro países, se aseguraban el billete para Alemania Occidental.

La igualdad prevista entre españoles y yugoslavos se manifestó en los empates en sus respectivos duelos, en Las Palmas y Zagreb, por lo que la clasificación iba a depender de los puntos que sumarían ambos ante los helenos. El 2-4 conseguido por Yugoslavia ante Grecia sobre la bocina en la última jornada dejaban a España y Yugoslavia empatadas en todos los apartados: tanto a puntos e idéntica diferencia de goles, obligando a España y Yugoslavia a desempatar para dilucidar el pase al Mundial.

AñoAnfitriónActuación españolaPuestoEspaña, eliminada ante
1930UruguayNo inscrita
1934ItaliaCuartos de final5Italia
1938FranciaNo inscrita
1950BrasilCuarto puesto4Liguilla final por el título (Brasil, Uruguay, Suecia)
1954SuizaNo se clasificó
1958SueciaNo se clasificó
1962ChileEliminada en primera fase13Fase de grupos del Mundial (Brasil, México. Checoslovaquia)
1966InglaterraEliminada en primera fase10Fase de grupos del Mundial (Alemania Federal, Argentina, Suiza)
1970MéxicoNo se clasificó
1974Alemania FederalNo se clasificó
1978ArgentinaEliminada en primera fase10Fase de grupos del Mundial (Austria, Brasil, Suecia)
1982EspañaEliminada en segunda fase12Segunda fase de grupos del Mundial (Alemania Federal, Inglaterra)
1986MéxicoCuartos de final7Bélgica (penaltis)
1990ItaliaOctavos de final12Yugoslavia
1994Estados UnidosCuartos de final8Italia
1998FranciaEliminada en primera fase17Fase de grupos del Mundial (Nigeria, Paraguay, Bulgaria)
2002Corea del Sur -JapónCuartos de final5Corea del Sur (penaltis)
2006AlemaniaOctavos de final9Francia
2010SudáfricaCampeona1
2014BrasilEliminada en primera fase23Fase de grupos del Mundial (Países Bajos, Chile, Australia)
2018RusiaClasificada

La final para el Mundial en Frankfurt
Dado que el encuentro del 13 de febrero de 1974 de desempate entre Yugoslavia y España tenía que ser sobre terreno neutral, se eligió el mismo escenario sobre el que daría comienzo meses después el Mundial de Alemania Federal: el Waldstadion de Frankfurt, actualmente conocido como Commerzbank-Arena.

España - Yugoslavia, Mundial 1974, último Mundial sin España,
Pitido inicial en el Yugoslavia - España del 13 de febrero de 1974.

La liga de fútbol española había pospuesto la jornada 22 de la edición 1973-74 con el objetivo de que la Selección dirigida por el técnico hispano-húngaro Kubala tuviera más margen para preparar la cita.

El equipo de España ante Yugoslavia estaba formado por: Iríbar; Sol, Benito, Jesús Martínez, Uría; Claramunt, Juan Carlos (Marcial, 73′), Asensi; Amancio (Quini, 73′), Gárate y Valdez.
Las gradas del estadio del Eintracht contaban con un inmejorable aspecto y repleto de seguidores de sendos bandos, dada la cantidad de emigrantes españoles que vivían en Suiza y Alemania ya por aquel entonces.

Kubala había prescindido de Pirri en la convocatoria previa y de Quini en el once inicial, pese a que sería el Pichichi al terminar aquel año. El mal momento deportivo del Real Madrid o Valencia, acabarían octavos y décimos en la Liga respectivamente no se evidenciaba en la falta de madridistas o valencianistas en el equipo titular, en lo que sería la despedida de Amancio como internacional.

Si el hecho de disputarse el partido en un día 13 podría haber levantado primero la suspicacias de algunos supersticiosos, el único tanto del partido llegó a los 13 minutos cuando Iribar no blocaba un balón que quedaba vivo en el área para que fuera rematado de nuevo por el propio Josip Katalinski, el cual marcó a toda a una generación que se quedaba sin la mayor fiesta del fútbol.

Este fracaso explicaba el mal momento deportivo que vivía el fútbol español a nivel de clubes en la década de los 70 y 80 -con sus clubes casi siempre alejados de las finales de Copa de Europa- y evidenciado en la era más gris de la selección española, la cual se situaba dos escalones por debajo de las potencias del viejo continente.



Yugoslavia finalmente tuvo una gran participación en una Copa del Mundo que empezó precisamente en Frankfurt con el partido inaugural ante Brasil, al que los yugoslavos superaron en la primera fase para después caer en la segunda ronda donde compartió grupo con Alemania Federal, anfitrión y ganador final de este certamen de 1974, el último sin España como participante.