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domingo, 10 de diciembre de 2017

Helloween cumple el sueño de los seguidores del metal

Cuando un grupo musical adquiere cierta notoriedad, varias décadas de vida y ha vivido sustanciales cambios en la formación, siempre existe el viejo sueño en muchos seguidores de juntar a las viejas glorias del pasado. Helloween ha cumplido todas esas premisas y ha terminado cumpliendo con el viejo sueño este 2017.

Las dos giras vividas en la última década entre los principales colosos del metal alemán, Helloween y Gamma Ray, denominadas como 'Hellish Tour', sirvieron de germen para una futura reunión. Los líderes de ambas formaciones: Michael Weikath y Kai Hansen, miembros honorarios del primer Helloween de 1985, no habían perdido el contacto, pero no habían materializado ese vínculo en un proyecto común.


Después de la extraordinaria acogida por el público y las buenas sensaciones que mostraron ambos grupos, solo faltaba llamar a filas al cantante Michael Kiske, dado que el guitarrista Roland Grapow nunca ha entrado en los planes para recomponer la antigua calabaza de Helloween.

Por todo ello el cartel era tan atractivo como histórico: Kai Hansen, fundador de Helloween, regresando de la mano de la voz más carismática de los germanos, Michael Kiske, sin olvidar el resto de miembros que han seguido manteniendo el nombre de la banda alemana en lo más alto: el bajista Markus Grosskopf, presente desde los primeros días del grupo, el guitarrista Sascha Gerstner y Andi Deris, actual cantante del quinteto hamburgués y tercero en la carrera de la formación.


Helloween en el Wizink Center, Madrid a 9 de diciembre de 2017
La respuesta de los seguidores españoles a la vuelta más ansiada de los padres del 'power metal' denotaba una gran expectativa, reflejada en unas largas colas que se iban alineando desde media tarde hasta llegar casi a las 14.000 almas, llenando el antiguo Pabellón de los Deportes, como en los viejos tiempos. Y no era para menos, porque la alineación tan irrepetible, e impensable hace años, demandaba un espacio mayor donde tocar para realizar un profundo paseo por la discografía del grupo, el cual iba a ser incluso grabado para quedar inmortalizado para la posteridad.

El repertorio arrancaba acelerado con la brutal fuerza que suponen partir con Halloween y proseguir con Dr. Stein, alternándose Michael Kiske y Andi Deris en la voz, disfrutando ambos de una situación insólita, dado que Deris tomó el relevo de Kiske en 1993 en los micrófonos y nunca coincidieron sobre las tablas. Pese a ello, denotaban estar muy compenetrados y hasta palparse cierta complicidad, como si esta oportunidad estuviera suponiendo el principio de una bonita amistad entre ambos.

Kai Hansen, guitarra, y Michael Kiske, tocando de nuevo con Helloween.

Según iban surgiendo las canciones, Kiske o Deris tomaban la batuta, en función de la época a la que correspondieran, siendo Waiting For The Thunder la pieza más actual del repertorio. Incluso Kai Hansen, tan alegre y activo como siempre, reclamó su cuota de protagonismo al interpretar algunas de las composiciones más antiguas, pertenecientes a 'Walls Of Jericho', en la era que tenía que compaginar su labor de guitarrista y cantante.

La crudeza y rabia del primer trabajo de los alemanes daba paso a la balada Forever And One, donde la pareja Kiske y Deris seguían acaparando todas las miradas gracias al contagioso buen ambiente que desprendían y al poder de sus gargantas, rivalizando en un dueto a capela que llevó a otro de los temas lentos de la noche: A Tale That Wasn't Right, más sobrecogedor que nunca con el agudo tono de Kiske.



Ni siquiera la simpática verborrea de Deris, chapurreando el español y bromeando constantemente, fueron capaces de implicar, en apariencia, a Michael Weikath, quien asumía un papel más profesional y menos festivo del septeto, ajeno de la algarabía de Deris o Hansen, los cuales se asemejaba a un par de niños en sus respectivas fiestas de cumpleaños.

I'm Alive y Rise And Fall se entremezclaban con Perfect Gentleman, en una ida y venida por las distintas épocas de Helloween, donde tampoco se olvidaron de Ingo Schwichtenberg, por quien se interpretó un solo de batería que sirvió de homenaje póstumo a la eterna sonrisa del metal europeo.



A Little Time, Sole Survivor y Power cedían paso a How Many Tears, el primer gran éxito de Helloween que ejerció de puente definitivo para deleitar tres de los cortes más representativos de la carrera de los germanos, todos ellos del sublime doble álbum 'Keeper Of The Seven Keys', empezando por el tema homónimo y siguiendo, tras un descanso, con las indispensables Future World y I Want Out, poniendo fin a una noche única que el paso del tiempo, y el perdón momentáneo entre los miembros de la banda, han permitido a todos disfrutar de este gran sueño llamado Helloween.

jueves, 9 de noviembre de 2017

1.755 motivos para que tiemble Madrid con Moonspell

La proximidad geográfica ha convertido a los portugueses Moonspell en uno de los grupos más habituales dentro de la agenda cultural de conciertos en las ciudades españolas. Pese a la frecuencia con la que vienen, fruto también de la prolífica producción musical de los lusos, el público siempre responde a la cita con fidelidad, agradeciendo la cercanía de Fernando Ribeiro y compañía en los escenarios, además de su buen hacer sobre las tablas.

Moonspell volvía a pisar la capital española casi unos meses después de la última vez y dos años desde su anterior visita a la Sala Caracol, evidenciando que el idilio de la banda lisboeta con sus vecinos es continuo y mutuo.

El motivo en esta ocasión era la presentación de un disco que llegaba recién sacado del horno, sin tiempo a ser degustado por la audiencia, pero con buenas sensaciones tanto por la temática como por la producción musical, mucho más orquestada que en anteriores trabajos y con un punto más de metal, menos gótico y más sinfónico, en otro enésimo giro de tuerca al estilo del grupo.

El nombre elegido para el disco no era otro que '1755', la fatídica fecha del terremoto que asoló a Portugal en otro mes de noviembre, y especialmente a Lisboa, por estar a poca distancia del epicentro, destruyendo edificios y dejando multitud de fallecidos tanto por acción directa del temblor como por las consecuencias posteriores de la tragedia. Y sobre este desastre versaba este disco de Moonspell, una obra conceptual dispuesta a ser mostrada a sus seguidores hispanos.

Moonspell, Bizarra Locomotiva, Norunda,

Moonspell en la Sala Caracol, Madrid a 8 de noviembre de 2017
A las 19:30 horas se abrían las puertas de la sala situada en las inmediaciones de Embajadores para dar comienzo al directo de Norunda, banda hispano-lusa novel pero con tablas en la música, donde demuestran que no son principiantes. Su heavy-metal con ramalazos a veces más pesados y otras más rockeros tuvieron buena respuesta.

Bizarra Locomotiva era la siguiente formación en desfilar. Si la misión de los teloneros es entretener y generar en el espectador un futuro interés, esta formación portuguesa lo consiguió con creces. Primero por la potencia de sus canciones, un metal industrial con voz gutural, y también por el magnetismo de su cantante, Rui Sidónio, con gran parecido físicamente a Till Lindemann de Rammstein, compartiendo también con él la fuerza e hiperactividad, incluso el histrionismo.



Rui Sidónio se implicó tanto en su actuación que pronto abandonó el micrófono para bajar a la pista y entremezclarse en la gente, invitando a formar parte del espectáculo, incitando a perder la vergüenza y dejarse llevar, atrapando las miradas y provocando en cada gesto. Todo ello ya lo había conseguido antes de que Fernando Ribeiro apareciera por sorpresa a cantar uno de los temas, O Anjo Exilado, junto con el resto de compañeros de Moonspell, anunciando el plato fuerte de la noche.

En una noche muy lusa, con Norunda a medio camino de Lisboa y Madrid, además de los portugueses Bizarra Locomotiva, quedaba el mayor orgullo metalero de Portugal: Moonspell, con un disco cantado entero en portugués y con el terremoto de 1755 como tema principal. Y así es como empezó el turno de los chicos de Fernando Ribeiro.

Fernando Ribeiro, Moonspell, 1755, 2017, Sala Caracol,

La estrechez de la Sala Caracol no permitió un atrezo demasiado grande para recrear los distintos capítulos del álbum. Si bien, Ribeiro a través de las letras, de su voz y de los distintos atuendos, en especial con la potente Todos Os Santos y la versión convertida en un tenebrosa nana de la Lanterna Dos Afogados iba poniendo la teatralidad que la obra se merecía, mientras su garganta trataba de agarrarse con fuerza al micrófono, visiblemente debilitada por la exigencia sonora que posee el disco, mucho más grave y desgarrador que en otros trabajos.

Moonspell, Sala Caracol, 1755, 2017, Fernando Ribeiro,

Después de tocar todos los temas del CD, apenas editado este mismo noviembre, Moonspell no se quiso olvidar del resto de su discografía y comenzó a desgranar poco a poco lo mejor de su material ante su legión de seguidores, en menor número que en otras ocasiones pero igualmente ruidosos y receptivos.


Vampiria, con la capa cubriendo al espigado cantante, iniciaba la segunda parte del show, mucho más celebrada por sonar algunos de los antiguos grandes éxitos y nuevos clásicos de la banda lisboeta. Desde Alma Mater a Opium, pasando por Awake o Breathe (Until We Are No More), todos ellos con el epílogo habitual del Full Moon Madness, tan embriagador como de costumbre, sensual y sombrío, seductor y potente. Una melodía para ser danzada en la oscuridad cuando el suelo haya dejado de temblar.

domingo, 15 de octubre de 2017

Blackie Lawless homenajea su obra maestra en Madrid

Todo melómano debería tener la oportunidad de escuchar su disco favorito en directo al menos una vez en la vida. Y con esa intención la sala La Riviera de Madrid se llenó de apasionados del heavy metal de la década de los 80 y 90, además de fanáticos del 'Crimson Idol', la obra culmen del grupo norteamericano W.A.S.P., que coincidiendo con el 25º aniversario de la publicación del disco iba a ser interpretado en su totalidad.

Blackie Lawless se ha sumado a la tendencia, tan propia de esta década en el cine, la música o la moda, de echar mano de la nostalgia para sacar rentabilidad económica. Es lo que reclama un público que también ha envejecido y no se ha regenerado, al menos en el caso de W.A.S.P., motivando que las giras de este grupo tengan más de una mirada al pasado, un guiño descarado a lo que funcionó. Y el 'Crimson Idol' bien que lo hizo, aunque la crítica no fuera unánime en esas alabanzas.

Proyecto 'hollywoodiense'
No hay duda de que este quinto disco es el 'hijo favorito' de toda la producción discográfica de Lawless. Donde más creatividad desarrolló. Se trataba de un proyecto megalómano de tres años de duración con unas elaboradas letras, para dar forma a un disco conceptual al que le acompañaban vídeo e imágenes. Un resultado final tan completo como cualquier producción 'hollywoodiense'.

El cine y W.A.S.P.
El grupo angelino, y en especial Blackie, han tenido a lo largo de su carrera coqueteos con el séptimo arte. No solo por ese interés de Lawless de hacer una película con su amado 'Crimson Idol', sino también por su colaboración musical en el film de terror Ghoulies II, unos extraños personajes que parecían un diabólico cruce entre los Critters y los Gremlins, donde el cantante empezaba a popularizar los característicos dientes de sierra en el antebrazo que aún luce y son ya parte del logotipo de la banda, y una posterior participación frustrada en Terminator 2, donde incluso optó al papel del T-1000 enemigo de Arnold Schwarzenegger y Edward Furlong, todo ello bañado con música de los también californianos Guns N' Roses.

Crimson Idol, W.A.S.P., 1992, Disco, Blackie Lawless,

W.A.S.P. en La Riviera de Madrid, 3 de noviembre de 2017
El cuarteto regresaba a Madrid con la gira denominada 'ReIdolized Tour', dejando claro que el 'Crimson Idol' sería el plato fuerte de un concierto que empezaba la interpretación completa del disco publicado en 1992. Tocando los diez temas en el mismo orden, para así no romper la línea argumental, el contexto y hasta el equilibrio musical, arrancando de forma brusca para manejar varios registros a lo largo de la hora de duración de la gran obra maestra del colosal Lawless, en todos los aspectos, y no solo por su imagen impactante de casi dos metros de altura.

Una hora con el 'Crimson Idol'

La Riviera se silenciaba con el atronador inicio del 'Crimson Idol', sumergiéndose en cada pasaje de la historia del personaje ficticio creado por Lawless y que toma por nombre Jonathan Steele. Una vida que comenzaba a ser desgranada canción tras canción, en esta obra de teatro transformada en disco de rock.

Sin tener una temática excesivamente original, la magia de este álbum siempre ha sido la cohesión de cada tema, tanto argumental como instrumentalmente, siendo muchos 'riffs', melodías o golpes de batería recuperados a lo largo del disco, elaborando pequeñas piezas que finalmente forman un gran bloque sonoro con un timbre inconfundible. 

Empezando con el tema instrumental de apertura (The Titanic Overture), con título premonitorio por el desenlace final, donde las afiladas guitarras y la contundente percusión, otro de los sellos de este disco, anuncian el viaje que va a realizar Jonathan Steele desde su casa, maltratado y castigado por su padre e incomprendido por su madre, en especial, tras perder a su hermano 'Little Red' en un trágico accidente, (The Invisible Boy) pasando por la huida del 'hogar' hacia un ficticio paraíso de luces de neón (Arena Of Pleasure), un lugar donde cae en las garras de un hambriento caza-talentos musical que intenta exprimir sus cualidades y destrozar sus sueños, (Chainsaw Charlie), que a veces parecen dictadas por el destino o por la suerte de las cartas, que le avisan de su trágico destino (The Gypsy Meets The Boy).

Crimson Idol, W.A.S.P., 1992, Disco, Blackie Lawless, Riviera, Reidolized Tour,

Jonathan entra en la dinámica de ver pasar los días sedado bajo cualquier tipo de fármaco o droga, (Doctor Rockter) que le permite seguir tocando y siendo, pese a todo, el mejor artista sobre el escenario, (I Am The One), hasta darse cuenta que se ha convertido en un ídolo de barro con un ego muy grande, por lo que recapacita y pide perdón a su madre, como un hijo pródigo (The Idol), y al público que tanto le ha idolatrado (Hold On To My Heart). A todos ellos escribe su última confesión antes de convertirse en otro mártir del rock, a modo de epitafio y despedida. (The Great Misconceptions Of Me).


Blackie Lawless y sus compañeros de fatiga, cuya formación se ha estabilizado en los últimos años merced a la dupla Blair y Duda al mando de las cuerdas, y quienes ahora cuentan con la calidad en las baquetas de Aquiles Priester, se llevaban en este punto una buena ración de aplausos con el que cerraban este homenaje al disco más emblemático de la banda, salpicado constantemente con imágenes de la película que pretendía haber acompañado siempre al disco y que se proyectaron en las tres gigantescas pantallas situadas en la parte trasera del escenario.



Aún había más, al 'Crimson Idol' le siguieron varios de los temas más representativos de la extensa carrera del grupo, como L.O.V.E. Machine, Wild Child y I Wanna Be Somebody, especialmente celebrados por el público y tocados con un punto de alegría y más dinamismo, todos ellos intercalados con Golgotha, perteneciente al último álbum, donde se evidencia el nuevo bautismo personal que ha sufrido Lawless, alejado ahora de las polémicas tras abrazar el cristianismo, exorcizando los antiguos demonios, viviendo una confesión pública muy similar a la escenificada en el personaje Jonathan Steele, el alter ego de Blackie Lawless que sigue más vivo que nunca 25 años después, aunque se nota que ha madurado. 

lunes, 9 de octubre de 2017

1974: la última vez que España dejó de jugar un Mundial

La selección española disputará en Rusia 2018 su decimoquinta participación en una Copa del Mundo, undécima de forma consecutiva. España se ha convertido en una de las selecciones clásicas del torneo mundialista, de las más fiables en la fase de clasificación. Aunque hubo un tiempo, no excesivamente lejano, en el que acudir al Mundial era una labor ardua y en ocasiones sin recompensa, como en 1974, la última vez que la Roja vio la máxima competición de selecciones desde el sofá.

Mundial 1974, Alemania Federal, R.F.A., 1974, WM 1974,

Si hablamos de un gran torneo internacional de naciones, la Eurocopa de 1992 celebrada en Suecia y ganada contra todo pronóstico por Dinamarca, en la mayor sorpresa de la historia del fútbol, es el anterior fracaso futbolístico español, en una etapa donde el campeonato europeo solo contaba con ocho países participando, lo que dificultaba la clasificación.

Volviendo a los Mundiales. Yugoslavia fue el último responsable en 1974 de quitar a la selección española las aspiraciones de acudir a una Copa del Mundo. Los yugoslavos empezaban a convertirse en un rival habitual de los españoles y que lo fueron durante todo el siglo XX hasta en 19 partidos, siendo en ocasiones superados por la Selección y en otras tantas uno de sus verdugos, como en esta oportunidad.

Yugoslavia, bandera Yugoslavia, YUG,


La fase de clasificación de España para el Mundial de 1974
España fue encuadrada en la fase de clasificación en el grupo séptimo junto a Yugoslavia y Grecia. Solo los campeones de los respectivos grupos, algunos de los cuales estaban formados por cuatro países, se aseguraban el billete para Alemania Occidental.

La igualdad prevista entre españoles y yugoslavos se manifestó en los empates en sus respectivos duelos, en Las Palmas y Zagreb, por lo que la clasificación iba a depender de los puntos que sumarían ambos ante los helenos. El 2-4 conseguido por Yugoslavia ante Grecia sobre la bocina en la última jornada dejaban a España y Yugoslavia empatadas en todos los apartados: tanto a puntos e idéntica diferencia de goles, obligando a España y Yugoslavia a desempatar para dilucidar el pase al Mundial.

AñoAnfitriónActuación españolaPuestoEspaña, eliminada ante
1930UruguayNo inscrita
1934ItaliaCuartos de final5Italia
1938FranciaNo inscrita
1950BrasilCuarto puesto4Liguilla final por el título (Brasil, Uruguay, Suecia)
1954SuizaNo se clasificó
1958SueciaNo se clasificó
1962ChileEliminada en primera fase13Fase de grupos del Mundial (Brasil, México. Checoslovaquia)
1966InglaterraEliminada en primera fase10Fase de grupos del Mundial (Alemania Federal, Argentina, Suiza)
1970MéxicoNo se clasificó
1974Alemania FederalNo se clasificó
1978ArgentinaEliminada en primera fase10Fase de grupos del Mundial (Austria, Brasil, Suecia)
1982EspañaEliminada en segunda fase12Segunda fase de grupos del Mundial (Alemania Federal, Inglaterra)
1986MéxicoCuartos de final7Bélgica (penaltis)
1990ItaliaOctavos de final12Yugoslavia
1994Estados UnidosCuartos de final8Italia
1998FranciaEliminada en primera fase17Fase de grupos del Mundial (Nigeria, Paraguay, Bulgaria)
2002Corea del Sur -JapónCuartos de final5Corea del Sur (penaltis)
2006AlemaniaOctavos de final9Francia
2010SudáfricaCampeona1
2014BrasilEliminada en primera fase23Fase de grupos del Mundial (Países Bajos, Chile, Australia)
2018RusiaClasificada

La final para el Mundial en Frankfurt
Dado que el encuentro del 13 de febrero de 1974 de desempate entre Yugoslavia y España tenía que ser sobre terreno neutral, se eligió el mismo escenario sobre el que daría comienzo meses después el Mundial de Alemania Federal: el Waldstadion de Frankfurt, actualmente conocido como Commerzbank-Arena.

España - Yugoslavia, Mundial 1974, último Mundial sin España,
Pitido inicial en el Yugoslavia - España del 13 de febrero de 1974.

La liga de fútbol española había pospuesto la jornada 22 de la edición 1973-74 con el objetivo de que la Selección dirigida por el técnico hispano-húngaro Kubala tuviera más margen para preparar la cita.

El equipo de España ante Yugoslavia estaba formado por: Iríbar; Sol, Benito, Jesús Martínez, Uría; Claramunt, Juan Carlos (Marcial, 73′), Asensi; Amancio (Quini, 73′), Gárate y Valdez.
Las gradas del estadio del Eintracht contaban con un inmejorable aspecto y repleto de seguidores de sendos bandos, dada la cantidad de emigrantes españoles que vivían en Suiza y Alemania ya por aquel entonces.

Kubala había prescindido de Pirri en la convocatoria previa y de Quini en el once inicial, pese a que sería el Pichichi al terminar aquel año. El mal momento deportivo del Real Madrid o Valencia, acabarían octavos y décimos en la Liga respectivamente no se evidenciaba en la falta de madridistas o valencianistas en el equipo titular, en lo que sería la despedida de Amancio como internacional.

Si el hecho de disputarse el partido en un día 13 podría haber levantado primero la suspicacias de algunos supersticiosos, el único tanto del partido llegó a los 13 minutos cuando Iribar no blocaba un balón que quedaba vivo en el área para que fuera rematado de nuevo por el propio Josip Katalinski, el cual marcó a toda a una generación que se quedaba sin la mayor fiesta del fútbol.

Este fracaso explicaba el mal momento deportivo que vivía el fútbol español a nivel de clubes en la década de los 70 y 80 -con sus clubes casi siempre alejados de las finales de Copa de Europa- y evidenciado en la era más gris de la selección española, la cual se situaba dos escalones por debajo de las potencias del viejo continente.



Yugoslavia finalmente tuvo una gran participación en una Copa del Mundo que empezó precisamente en Frankfurt con el partido inaugural ante Brasil, al que los yugoslavos superaron en la primera fase para después caer en la segunda ronda donde compartió grupo con Alemania Federal, anfitrión y ganador final de este certamen de 1974, el último sin España como participante.

domingo, 17 de septiembre de 2017

El primer título de Liga de la Real Sociedad fue el más corto de la historia del Real Madrid

Antes de que el Real Madrid convirtiera a Tenerife en su isla maldita, dejándose dos campeonatos de Ligas en tierras canarias, el conjunto blanco vivió una situación similar, e incluso peor, cuando se precipitó en celebrar un título que terminó convirtiéndose en el primer alirón de la Real Sociedad.

Real Sociedad, Real Madrid y Atlético mantenían un bonito duelo por el campeonato en la temporada 1980-81. A dos jornadas del final, el triunfo blanco en el derbi dejaba a los colchoneros fuera de combate y a los madridistas como la única amenaza donostiarra para alcanzar el título.

La Real Sociedad afrontaba la última jornada con 44 puntos y una incómoda visita al Molinón, mientras que el Real Madrid viajaba con 43 puntos a Valladolid, un rival que tradicionalmente se le da bien a los merengues como visitante. Para lograr el campeonato español, el cual sumaba por aquel entonces dos puntos por triunfo, el Real Madrid necesitaba ganar y que la Real perdiera, dado que el empate a puntos beneficiaba a los vascos.

Los blancos no empezaron bien su partido ante los pucelanos en el viejo Zorrilla aquel 26 de abril de 1981. Un gol anulado al Real Valladolid suponía el primer susto blanco de una tarde dominical que estaría repleta de sobresaltos. Mientras, la Real Sociedad, que disputaba su encuentro a la vez, a las 17:30 horas, se adelantaba en el Molinón tras un claro penalti a López Ufarte de Maceda, posteriormente jugador del Real Madrid, anotado por Kortabarría, famoso también por ser uno de los jugadores que portara la ikurriña -todavía prohibida-, junto a Iribar, en el césped de Atotxa en el célebre derbi vasco de 1976.

Sporting - Real Sociedad, Molinón, 1981, La Liga,
Sporting - Real Sociedad, en la última jornada de la Liga en 1981.

La tensión y los nervios eran palpables. Por ello, el colegiado Pes Pérez había pedido en la primera mitad que la megafonía del estadio vallisoletano no volviera a informar de los resultados que venían desde Asturias para así no inquietar más tanto a los aficionados como futbolistas. 

Dos goles al unísono y justo antes del descanso, Mesa en Gijón bajo un césped encharcado y Santillana en Valladolid aprovechando una indecisión blanquivioleta, devolvían la emoción al desenlace del campeonato, que todavía estaba en manos guipuzcoanas por tener un mejor goalaverage en los duelos particulares -3-1 había ganado la Real en San Sebastián frente al 1-0 del Real Madrid en Chamartín-. Con los resultados vividos en ambos campos, la primera parte terminaba con el título momentáneo a favor de la Real Sociedad.


Alineación Real Madrid esa jornada: Agustín; Camacho, García Navajas, Sabido, García Cortés; García Hernández, Stielike, Del Bosque, Isidro; Santillana, Juanito (Cambios: Miguel Ángel, Pineda) Entrenador: Boskov.

Alineación Real Sociedad esa jornada: Arconada; Olaizola, Górriz, Kortabarría, Celazeta; Zamora, Perico Alonso; Diego, López Ufarte; Satrústegui, Idígoras (Cambios: Larrañaga, Bakero) Entrenador: Ormaetxea.

Las segundas mitades arrancaron con mucho ritmo. Otro gol de Mesa en el minuto 46' cambiaba la alegría de ciudad y de estadio. El tanto del Sporting, 2-1 en aquel momento, hacía al Real Madrid líder. El empate de Moré para el Real Valladolid ofrecía el enésimo cambio de guión de la tarde, que no el último, porque Santillana en el 72' y Stielike en el 84' echaban tierra de por medio y aseguraban un sufrido triunfo merengue en Valladolid. A la espera de que el resultado en El Molinón siguiera siendo el mismo para poder cantar el alirón.



En el minuto 89 se registraba un 1-3 del Real Madrid en Valladolid y el 2-1 del Sporting frente a la Real, justo la fórmula que hacía campeón a los blancos. Y eso es lo que creyó la plantilla del Real Madrid, porque las informaciones de aquel entonces, en una época sin móviles, con marcadores que eran cambiados manualmente y con menos intercomunicación, eran confusas pero hablaban de la victoria sportinguista, celebrada con énfasis por parte de la parroquia madridista, quienes incluso daban entrada al mítico portero Miguel Ángel en un cambio con sabor homenaje para que celebrara el supuesto título.

El resto del plantel vivía un éxtasis mayor. García Hernández se lanzaba al césped para ser abrazado por Sabido. Para complicar más la situación, alguien confundió a Juanito al mencionar un tercer tanto del Sporting, haciendo que '7' brincara de alegría y extendiera a sus compañeros la 'noticia', preparado para cumplir la promesa que de desplazarse de rodillas hasta el vestuario. El pitido final desató la locura entre los merengues, abrazados y disfrutando del alirón más corto en la historia del Real Madrid. Porque aquella edición 50ª de La Liga se marcharía definitivamente a San Sebastián, pocos segundos después.

Real Valladolid, Real Madrid, 1981, Viejo Zorrilla, La Liga,
Jugadores del Real Madrid abrazándose al pensar que eran campeones de Liga.
El encuentro en El Molinón no había terminado todavía, marchaba con algo de retraso, y en una embarullada jugada, en la que el barro ya era otro invitado más al partido, y tras un intento de pase sobre Perico Alonso, padre del futuro madridista Xabi Alonso, llegaba un balón muerto a Jesús Mari Zamora para que batiera al guardameta Castro, hermano de Quini, situando el empate y devolviendo el trofeo liguero a la Real Sociedad. La noticia del empate fue poco a poco llegando a Valladolid, convirtiéndose en un jarro de agua fría para los madridistas.

Más emociones no se podían pedir a una tarde irrepetible de fútbol auténtico donde las falsas informaciones, hasta el mítico portero vasco Luis Miguel Arconada reconocería después que a le habían dicho que el Valladolid iba ganando todo el partido, fueron tan protagonistas como el gol de Zamora o la corta, pero efusiva celebración, de un Madrid que fue campeón por unos minutos de una edición legendaria. La Real Sociedad conseguía, de este alocado modo, su primera liga de la historia.

viernes, 4 de agosto de 2017

Hamman puso el punto seguido al antiguo Wembley

El antiguo Wembley pertenece a ese selecto club de estadios que se han convertido en templos del fútbol. Inaugurado en 1923, y derruido en 2002 para ser reconstruido sobre el mismo terreno, vivió y vive grandes momentos tantos en la historia del deporte como de la música. Tuvo que ser un futbolista alemán, Dietmar Hamman, el que pusiera punto seguido a la magia de esta catedral futbolística en su primera etapa.

El viejo Wembley fue el escenario de todas las finales de la F.A. Cup, con el paréntesis de 1970 cuando se repitió la final en Old Trafford. Precisamente fue una cita copera, en 1923 entre Bolton y West Ham, la que sirvió de estreno al estadio. Aquel partido pasó a la historia no solo por ser el primero celebrado en Wembley, sino también por la imagen icónica de un caballo blanco de la policía, cuyo color realmente sería grisáceo, dividiendo a la multitud, la cual rebasaba cualquier expectativa de afluencia.

Final caballo balnco, F.A. Cup, Copa inglesa.
La policía trata, sin éxito, de contener al público en la final del 'caballo blanco'.
Bajo las legendarias torres gemelas del feudo londinense, tan míticas como los 39 escalones de distancia que había hasta el palco, Wembley fue acrecentando su fama como casa de la selección inglesa y por acoger hasta cinco finales de la Copa de Europa, entre ellas la que significó el primer título para el Barcelona en 1992, también de la Recopa, además de ser sede del Mundial de 1966, incluyendo la polémica final ante Alemania Federal e Inglaterra con el gol fantasma de Hurst que dio el único campeonato mundial a los británicos, y de la Eurocopa de 1996, donde Alemania cobró su particular venganza al llevarse un título que ansiaban los ingleses como los anfitriones.

Gol 1966, Mundial Inglaterra, gol fantasma, Inglaterra - R.F.A.

El último partido disputado en Wembley no podía ser otro que un Inglaterra contra Alemania, correspondiente a la fase de clasificación del Mundial 2002. El único gol del encuentro de aquel 7 de octubre de 2000 fue anotado por Hamman de violento disparo, quien por entonces jugaba en la Premier, para dar mayor morbo a la derrota, defendiendo los colores del Liverpool.



El hogar de todos los deportes
Wembley no solo ha sido la cuna del fútbol inglés. El recinto londinense albergó los Juegos Olímpicos de 1948 y también se disputaron encuentros de rugby internacionales, así como pruebas hípicas y encuentros de exhibición de lacrosse, fútbol gaélico o fútbol americano. Además de atletismo o pruebas olímpicas, en Wembley también ejerció regularmente de canódromo o acogió pruebas de velocidad de coches, como si fuera un circuito más del calendario automovilístico.

El mejor escenario del mundo
Wembley se transformó también en el escenario más deseado de la música pop y rock. Llenar las gradas, o simplemente tocar en el estadio era sinónimo de éxito. Muchos de ellos terminaron grabando dichos directos para convertirlos en discos, casos de Queen o el famoso Live Aid, concierto multitudinario de carácter benéfico celebrado en 1985. Aunque de todos los artistas que más veces actuaron fue Michael Jackson, encabezando una lista en la que asoman nombre tan variados como Celine Dion, Tina Turner, Madonna, Guns N’ Roses, David Bowie, U2, Bruce Springsteen…

Tampoco el cine se olvidó de Wembley, como en la escena inicial de ‘El Discurso del Rey’, con Colin Firth interpretando al monarca Jorge VI, quien libró una dura batalla para superar los trastornos del habla que padecía.

Wembley, logo,
En octubre de 2002 comenzaron las obras de demolición de una de las fachadas del estadio, concretamente la que contenía a las dos torres, símbolo antiguo del recinto que daba su relevo al gran arco que actualmente da personalidad al nuevo estadio, reinaugurado en 2007 sobre el escenario del antiguo emplazamiento, tratando de perpetuar la magia del viejo Wembley.

lunes, 5 de junio de 2017

Guns N' Roses pone el broche de oro al Vicente Calderón

Si el mundo del rock se equipara al del fútbol, Guns N' Roses encarnaría la historia de un histórico que llegó a lo más alto y se terminó descomponiendo para después regresar de nuevo, un cruce entre el Milan, por su regreso a la élite, y el Forest, porque al fin al cabo fue un periodo victorioso breve pero intenso, con una discografía exigua que dejó huella, suficiente para ocupar puestos en el Olimpo de la música y discutirle en trono a Metallica durante la década de los 80 y 90.

En esta vuelta de Guns N' Roses a los ruedos casi con la alineación inicial, contando al menos en la formación con Axl Rose, Duff McKagan y Slash, y brevemente con Izzy Stradlin, regresaban al Vicente Calderón 24 años después de su recordado show en la capital correspondiente a la etapa del 'Use Your Illusion', cuando dominaban el mundo a través de sus guitarras y su fama era más que justificada.

Guns N' Roses, Madrid, Vicente Calderón, GN' R, 1993,

La banda angelina cumplía de este modo el sueño de muchos seguidores de reunir a Axl y Slash sobre un mismo escenario bajo el nombre de Guns N' Roses, después de haber protagonizado numerosos rumores e innumerables riñas durante años, alimentando páginas de revistas y generando multitud de hipótesis.

La publicación del álbum 'Chinese Democracy' en 2008 por parte del vocalista Axl, como único miembro fundador presente, y la posterior gira sirvieron de aperitivo para muchos, de sucedáneo, con un envoltorio parecido al original pero sin llegar a tener el mismo efecto. Un guión parecido al que escribía Slash en paralelo, solo que sin el nombre comercial a sus espaldas, y con la diferencia de que al virtuoso guitarrista los proyectos no paraban de llamar a sus puertas, pero sin el eco del pasado, sin llegar a triunfar por todo lo alto, pese a que el grupo Velvet Revolver, junto a Duff, recibiera siempre elogios por parte de la crítica, pero sin terminar de calar del todo en el público.

Sumar fuerzas siempre ha sido el mejor método para hacer más ruido. Y es lo que pensaron Slash y Axl para 2016, recuperando las antiguas giras de la banda, desempolvando las pistolas y con las rosas cambiadas por estar marchitas, pero llevando en las maletas las mismas viejas melodías, que no son muchas y que caben en los cinco discos que plasmaron juntos, más ese pomposo álbum que firmó Axl. Un quiero y no puedo que siempre echó de menos a Slash, Duff e Izzy y que no paraba de echarlos guiños en la distancia.


Guns N' Roses en el Vicente Calderón, 4 de junio de 2017

El legendario guitarrista Brian May, exmiembro de Queen, y los inclasificables Suicidal Tendencies fueron la curiosa y extraña combinación que sirvieron de teloneros en 1993 a unos Guns N' Roses en pleno apogeo. Ahora, más de dos décadas después, eran Mark Lanegan, antiguo líder de Screaming Trees -grupo clave en la historia del grunge- y Tyler Bryant los que ejercían de maestros de ceremonias ante el regreso de uno de los grupos más míticos del rock, los Guns N' Roses.

Con una puntualidad británica, y desconocida para Axl y compañía, arrancaba un concierto que iba de menos a más, no por los primeros temas elegidos, que eran bastante potentes, It's So Easy, Mr. Brownstone o Welcome To The Jungle, sino por la pobre voz que mostraba el cantante estadounidense, voluntarioso pero sin dar el tono. A este comienzo desdibujado se le sumaba las apariciones de los temas del 'Chinese Democracy', carentes de la popularidad del 'Apettite For Destruction' o del doble álbum 'Use Your Illusion', y los primeros bamboleos en un repertorio con bastantes versiones intercaladas y algún himno propio, como la grandilocuente Estranged, la canción que en su día se convirtió en el videoclip más caro de la historia, hasta que Madonna y Michael Jackson volvieran a hacer saltar la banca posteriormente.


Tuvo que ser precisamente un tema del 'Chinese', This I Love, y tras haber desperdiciado la bala del You Could Be Mine, el que mostrara al Axl más reconocible, en su versión idónea, la cual no paró de ir creciendo a medida que avanzaba la noche, pese a que se noten los estragos de la edad. Y es que como un ave nocturna, Axl iba calentando la voz y dominando la situación, mientras no dejaba de moverse de un lado a otro del escenario, como un quinceañero enamorado, ni de realizar sus habituales cambios de vestuario, muchos de ellos con su habitual estética de camisa de cuadro anudada a la cintura y bandana en la cabeza al que incluyó brevemente una bufanda rojiblanca de una peña heavy del Atlético de Madrid como guiño al lugar donde estaba.


A Civil War le siguió el Black Hole Sun, como homenaje al músico recientemente fallecido Chris Cornell y Coma, justo antes de dar paso al solo de Slash, luciéndose en la oscuridad de la capital con su reinterpretación personal de la melodía de la película 'El Padrino', haciéndose gustar y demostrando que este regreso de GN'R es histórico por contar con su guitarra de vuelta.



La fiesta era casi completa, ya solo faltaba que tanto Axl como Slash aparcaran sus diferencias y egos para salir ambos en el mismo plano, una instantánea que todos buscaban, y que obtendrían al final, pero que olvidaron cuando sonaba Sweet Child O' Mine, haciendo vibrar a un público que pocos minutos después encontraba su lado más tierno con November Rain, evidenciando Axl que es mejor pianista que cantante, pese a que su nivel ya había superado el suficiente alto a esas alturas, como demostró con Knockin's On Heaven's Door, actualmente tan de Guns N' Roses como de Dylan, y Nightrain, ambas a buen nivel acústico.

Axl Rose, Guns N' Roses, Vicente Calderón, Atlético de Madrid,

Casi sin tiempo a descansar, ni a reaccionar, y tras una breve presentación, a Axl parecía que las energías le duraban, por lo que el apoyo de la corista ya casi desapareció en este tramo donde Don't Cry y Patience llegaban de la mano. La mejor dupla para dar paso a Paradise City, que finalizaba las tres horas de concierto con un espectacular castillo de fuegos artificiales y una lluvia de confetis, como si se tratara de un 4 de julio en cualquier lugar de los Estados Unidos, el broche de oro a la historia del Vicente Calderón, cuyo penúltimo servicio ha sido el de acoger a uno de los dinosaurios del rock cuyos miembros cerraban la actuación con un postrimero abrazo, más protocolario que afectuoso, con el que despedir a Madrid. ¿O será un hasta luego? Lo que sí es seguro, es que no será en el Calderón. No en esta vida.

domingo, 30 de abril de 2017

Placebo: "Amas sus canciones, pero no al cantante"

Placebo regresaba a Madrid casi dos años desde su última visita. Después de haber dejado de nuevo el listón muy alto con un concierto redondo que sirvió de presentación del álbum 'Loud Like Love' y de celebración por los 20 años cumplidos como banda musical. Ahora tocaba otro nuevo 'tour' de homenaje, en esta ocasión para conmemorar las dos décadas desde la publicación del primer disco: el homónimo 'Placebo'.

Placebo, logo

Placebo ha terminado siendo el grupo inglés surgido en los 90 más estable, fiable y duradero. Fue encuadrado con la etiqueta de 'britpop' junto a otros iconos musicales de las islas como Oasis, Blur, Suede, Elastica, Pulp u Ocean Color Scene, con los que coincidía más en la procedencia geográfica y menos en el estilo, dado que Placebo pronto marcó un camino distinto, más experimental y alternativo, ininterrumpido desde 1994 y con solo cambios en la percusión, pero conservando la dupla Molko y Olsdal como los cerebros creativos al frente del proyecto.

Curiosamente, del resto de compañeros de viaje a los que la crítica especializada sumó en la aventura musical de Placebo solo Ocean Color Scene se ha mantenido sobre los escenarios todos estos años, aunque perdiendo parte del éxito que llegaron a disfrutar, mientras que Suede, Pulp y Blur han regresado a lo largo del milenio para reeditar una segunda etapa más nostálgica que brillante, una era que también podrían firmar pronto los hermanos Gallagher, en esa esperada vuelta de Oasis que nunca acaba por fructificar.

Y es que mucho ha cambiado el mundo en estos 20 años, empezando por los gustos musicales del público, a los cuales se ha adaptado Placebo con variaciones en sus creaciones e introduciendo nuevos elementos que han modernizado el estilo de la banda, pasando por el propio crecimiento personal de los componentes y terminando por la pérdida del gran David Bowie, el padrino, el gran mentor de los inclasificables Molko y Olsdal.

Placebo en el WiZink Center (Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid) 
El vídeoclip Every You Every Me precedía a la entrada del grupo al escenario y Pure Morning servía de inicio al paseo distinto por la discografía de Placebo donde se iban alternando novedades, Jesus' Son, con caras B, caso de Soulmates, y viejas perlas rescatadas del joyero como I Know, cuya frase inicial define la opinión de mucha gente sobre la banda "you love the song but not the singer". Y es que la voz nasal y estridente sumado al aspecto andrógino y una eterna actitud displicente han hecho de Molko uno de los artistas más queridos y odiados a la vez del rock, de los que no dan lugar a la indiferencia.



Era una noche de contrapuntos, de mostrar lo que fue y será Placebo, de los guitarreos rabiosos propios de los noventa, con 36 Degrees o Without You I'm Nothing como representantes, a una etapa más recargada y menos oscura, con los teclados como elemento novedoso y abanderada por Devil In The Details y Too Many Friends, poniendo de nuevo el acento en la sexualidad y jugando al desconcierto: "My computer thinks I'm gay", cantaba Molko sin ruborizarse, aunque realmente la letra hable de la falsa sensación de estar relacionado en este mundo aparentemente interconectado pero realmente vacío de vínculos de amistad.


Igual de desconcertante y estimulante era el repertorio, muchos de ellos con velocidades distintas a la versión de estudio, con saltos constantes en el tiempo, de una etapa a otra, evidenciando la riqueza del grupo a lo largo de los años y resumidas en el corte Twenty Years, el sencillo elegido para promocionar en su momento el recopilatorio y que se está convirtiendo en uno de los temas más esenciales del grupo, aunque esta vez sonara de forma casi irreconocible, pero igualmente atractivo.

El primer bloque del concierto acababa con un póquer de lujo formado por Slave To The Wage, Special K, Song To Say Goodbye y The Bitter End, ambas premonitorias por anunciar el descanso, que no el final del espectáculo.

Placebo, Madrid, Palacio Deportes,

En una noche dedicada al primer trabajo del grupo no podían faltar algunos de sus cortes más significativos con los que componer el bis: Teenage Angst, en versión pausada, y Nancy Boy devolvían al público a finales del siglo XX para continuar con Infra-red, del disco 'Meds', sorprendiendo con la elección y por olvidar alguno de los grandes himnos que han elevado a este grupo a los altares del rock alternativo. Para terminar, y como viene siendo habitual, la versión del Running Up The Hills hacía de colofón, sonando mejor que nunca, incluso que cuando la popularizó Kate Bush en los ochenta. Un broche de oro para un espectáculo de más de dos horas.

Placebo hacía honor a su nombre, produciendo un efecto tremendamente favorable en una audiencia que lleva acompañando fielmente 20 años a Molko y Olsdal, amando sus canciones y a sus componentes, empezando por su enigmático cantante, cuya simpatía y cercanía crece con los años, y siguiendo por ese larguirucho bajista sueco que ha encontrado en un Madrid multicolor su segundo hogar.

jueves, 16 de marzo de 2017

Volkov logró el triple más largo de la historia ante Sabonis

El desenlace en 1989 en el segundo partido de la liga soviética entre el Budivelnik Kiev y Zalgiris Kaunas no solo es parte de la historia del baloncesto soviético sino también del deporte universal, tanto por la importancia de los protagonistas que lo vivieron -Alexander Volkov, Rimas Kurtinaitis y Arvydas Sabonis-, como por el triple anotado sobre la bocina, el recordado como el más largo de toda la historia.

Zalgiris - Budivelnik, segundo partido de la Liga soviética 1988-89

El Zalgiris había tomado en 1984 el relevo al CSKA Moscú como el gran dominador de la liga soviética. Los moscovitas habían sumado 15 títulos casi consecutivos, desde 1969 a 1985, con el leve paréntesis del Spartak Leningrado en 1975. La presencia de Sabonis en Kaunas a partir de 1981 se tradujo en tres campeonatos y dos subcampeonatos, en un duelo a tres bandas junto a CSKA y Budivelnik Kiev, quienes pese a haber contado al imponente ruso Tkachenko, hasta 1982, y al prometedor Volkov, desde 1981, siempre se quedaban con la plata como mayor botín.

Budivelnik - Zalgiris, la final a tres partidos
El play-off por el título del curso 1988-89 medía en una inédita final a Zalgiris y Budivelnik, dos clubes acostumbrados a vivir bajo la sombra del CSKA moscovita, siendo el Zalgiris los favoritos por las tres ligas sumadas entre 1985 y 1987, y por contar con algunos de los pilares de la potente selección de la U.R.S.S., como los lituanos Kurtinaitis y Sabonis.

Budivelnik, que también contaba con dos grandes estrellas como los ucranianos Volkov y Belostenny, quien más tarde fue el primer jugador soviético en participar en la ACB española, sorprendió en el encuentro de Kiev, llevándose los ucranianos el primer partido de la serie con un ajustado 97-94.

El campeonato se podía decidir en Kaunas en el segundo partido previsto para el 25 de abril de 1989 o vivir un tercer episodio. Tan igualado iba el encuentro que Zalgiris, que ejercía de local y contaba con la ausencia de Sabonis por lesión pero con su presencia en la grada, empató a falta de pocos segundos con un lanzamiento de tres puntos de Kaprikas.

La última posesión correspondía a Budivelnik, Volkov tomó la responsabilidad y con los segundos agotándose se levantó desde el exterior, a una distancia mayor de 10 metros y en posición frontal, e introdujo el balón limpiamente en la cesta rival. Los colegiados no dieron validez a la canasta por considerarlo fuera de tiempo y el partido prosiguió con una prórroga, siendo Kurtinaitis el encargado de aumentar la renta para los suyos en el tiempo extra y conducir a los de Kaunas a un 98-93 que nivelaba la eliminatoria.



El tercer partido debía disputarse pocas horas después, justo al día siguiente, con el oro en juego para el ganador, pero la Federación decidió, tras revisar la legalidad del triple que había anotado Volkov, otorgar el campeonato al Budivelnik Kiev, primero en su historia y que llegó de la mano de un triple lejanísimo de Volkov y muy largo, no en distancia sino en tiempo, ya que duró un día en ser considerado canasta.

viernes, 3 de marzo de 2017

Garci hizo que Sporting y Atlético se llevaran un Oscar

El fútbol y el cine han sido durante décadas dos de los grandes referentes de ocio en la sociedad española. Si hubiera que citar al partido más cinematográfico de la historia de la Liga, este sería el Sporting contra el Atlético, concretamente el que se disputó en Gijón en 1981.


Sinopsis
‘Volver a empezar’ es una película dirigida por José Luis Garci que habla del regreso a España, concretamente a Asturias, de un célebre escritor, incluso agraciado con el Nobel de Literatura, que habitualmente vive en Estados Unidos debido al exilio. Esta vuelta al hogar es a la vez al pasado, a los recuerdos de personas y lugares que le marcaron en su vida. Todo ello con un tono nostálgico y melancólico, acrecentado con el 'Canon en Re mayor' de Pachelbel que no deja de sonar, al igual que el ‘Begin The Beguine’.

El fútbol rodea a 'Volver a empezar'
En ese paseo reposado por su vida en imágenes que realiza el actor Antonio Ferrandis, y donde incluso asoma un amor de juventud interpretado por Encarna Paso, destacan las vistas de la ciudad de Gijón, de Cudillero y una gran pasión por el fútbol, salpicando de escenas todo el metraje, con visita incluida al Mareo, vivero de grandes futbolista, y al Estadio El Molinón, en plenas obras con motivo del Mundial de España 82 y terminando por la asistencia a un partido de la Liga al propio estadio gijonés.
Volver a empezar, fútbol,

Esta devoción por el fútbol del personaje principal de la historia es un reflejo de la afición del director José Luis Garci, quien filmó parte del encuentro disputado el 29 de marzo de 1981 entre el Sporting ante el Atlético para usarlo en la película. En dicho partido los gijonenses se impusieron por 3-0, con goles de Cundi, Ferrero y Antonio Maceda, el cual también aparece fugazmente en la película, señalado por el discurso del actor José Bódalo como la gran promesa del fútbol nacional que acabó siendo, tanto en el Sporting, la Selección, como en el Real Madrid.

Curiosamente, José Bódalo, en su rol como actor secundario, hace las veces en el film de exjugador del Sporting, al igual que Ferrandis. Un papel, el de futbolero, que no le debió suponer mucho esfuerzo de asimilar, dado que Bódalo tuvo mucha devoción por el fútbol, haciendo sus pinitos incluso como jugador y dejándose la garganta como aficionado, siendo hincha tanto del Rayo Vallecano y del Real Madrid. Incluso sus cenizas estuvieron cerca de ser esparcidas por el Santiago Bernabéu, aunque finalmente reposaran en un columbario del cementerio de la Almudena.

José Luis Garci, pasión por la rojiblanca
La elección del Sporting y Atlético para la película no es casual. Y es que, además de compartir sendos clubes los colores a rayas rojas y blancas, también ocupan el corazón del cineasta madrileño de raíces asturianas. Dos equipos cuyas aficiones guardan, curiosamente, una gran relación.



El primer Óscar del cine español
Posteriormente, y pese a que las críticas no fueron del todo favorables al principio, ‘Volver a Empezar’ representó a España en la gala de los Oscars de 1983, siendo la primera película española de la historia en recibir la estatuilla de la Academia del Cine de Hollywood, una recompensa bañada en oro y vestida de rojiblanco por Garci.

viernes, 24 de febrero de 2017

¡Vota por 'Memorias de una cinta VHS' en el concurso!

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