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viernes, 21 de octubre de 2022

Paradise Lost apadrina una noche variada de metal

 La discografía del grupo británico Paradise Lost, nombre tomado del clásico poema épico escrito por John Milton en el siglo XVII, habría que definirla primero como prolífica. Dieciséis discos de estudio desde 1990 dan una media de un álbum cada dos años, una cifra extraordinaria en el panorama actual. La segunda clave del trabajo de estos británicos es que son eclécticos, como pocos grupos de rock.  

Paradise Lost, liderados por la dupla formada por Nick Holmes y Gregor Mackintosh, junto al guitarrista Aaron Aedy y el bajista Stephen Edmondson, un cuarteto que ha permanecido intacto desde el comienzo de la banda, han practicado distintos estilos musicales, desde los más pesados a los más suaves, variando el rumbo por épocas.

Y es que cada disco de Paradise Lost es un paseo por un nuevo camino, una nueva senda por explorar. Siempre han sido etiquetados como doom, por esas atmósferas sombrías y los riffs pesados, y padres del metal gótico, por esas imágenes tan clásicas y esos sonidos tan oscuros que tan bien saben diseñar en sus portadas y en sus discos estos chicos de Halifax.

Pero no siempre se han mantenido en esa línea musical, haciendo especial la obra de Paradise Lost. En un afán constante por reinventarse y recuperar señas de identidad, el grupo ha sonado limpio y melódico bajo teclados, mientras otras veces se asomaba denso y bajo una áspera voz gutural. Vaivenes orquestados de disco en disco y otras veces dentro del mismo disco, como este 'Obsidian' (2020) que la pandemia no pudo presentar en condiciones.

Paradise Lost + Evergrey + Fractal Universe + Virtual Symmetry en la Sala la Riviera, 20 de octubre de 2022

Pocas veces un cartel de un concierto de la Sala la Riviera se asemeja tanto a un festival y reúne grupos tan variados como los que ofrecer una velada variada de metal. Y eso que a última hora se cayó de la lista Obsidian Kingdom. La tarde era otoñal, gris y lluviosa en Madrid, el mejor escenario para recibir a los padres del metal gótico y sus súbditos. Seguramente Edgar Allan Poe habría dibujado el mismo clima para este evento.

  

Los primeros en abrir fuego fueron Virtual Symmetry. Los italo-suizos, con un metal progresivo que a veces recordaba a sus paisanos Rhapsody Of Fire, sufrieron mucho con el sonido, puede que demasiado, y solo la batería era capaz de transmitir lo que buscaban. Ese factor no hizo mella a Fractal Universe. Los galos sonaron atronadores con un death metal más experimental, especialmente cuando sacaron a relucir el saxofón, y esa contagiosa capacidad de su cantante de conectar con un público que ya empezaba a llenar el local. 


Los suecos Evergrey bien podrían haber sido los cabezas de cartel. Su dilatada carrera y la legión de fans así lo atestigua. Los escandinavos, encabezados por el gigantón Tom S. Englund recorrieron su discografía y mostraron sus distintas caras, dentro de un power metal donde los estribillos y los coros, marca de la casa, hacen partícipe al público. Arrancaron con Save Us, deslucida por problemas en el micro, y siguieron con Weightless, para el momento en el que Midwinter Calls repicaba en La Riviera los errores se habían subsanados o directamente olvidados, dado el ritmo y el nivel de los escandinavos.


  El medio tiempo de A Silent Arc y In the Absence of Sun rebajaron la intensidad momentáneamente para una recta final en la que llegaban Blindfolded, Recreation Day y Kings Of Errors, bandera en mano para mostrar con orgullo a Madrid.

Muchos habrían dado por buena la noche, pero no, y sobre un escenario diáfano, pero en penumbra, y solo decorado por la sobria y elegante portada del último trabajo de Paradise Lost, con un estilo incluso modernista y críptico, comenzaba el último concierto.

El quinteto salió uniformado con tono negro, sin estridencias, Nick Holmes, que es poco amigo de las palabras y de los gestos, se mostraba tranquilo pero tan distante como de costumbre, moviéndose en una pequeña parcela, como si se tratara de un mediocentro defensivo de la Premier que no quiere perder su posición.

El grupo repitió el repertorio de otras noches, con la salvedad de quitar As I Die y Serenity del setlist.

Enchantment fue el inicio de un concierto tan variado como su discografía, donde entraron temas suaves y melódicos, aunque la parte de teclados y sintetizadores estuviera grabada, contrapuesto con otros más pesados y donde Nick mostró esa voz que parece sacar a veces del Averno. Faith Divides Us - Death Unites Us fue el primer gran tema en conectar con la gente. Una conexión musical, puesto que Nick no tiene a la empatía como uno de sus fuertes.


El recorrido a partir de ese momento, y en especial con Eternal, fue el de mostrar la evolución musical y madurez de la banda disco a disco, época tras etapa. One Second, The Enemy, The Last Time, No Hope in Sight y Say Just Words caían como números premiados de la Lotería en un 22 de diciembre. Caían secuencialmente y repartiendo alegrías. Pero la lluvia se paró y no había paraguas.

De sopetón el quinteto se metió para ofrecer un bis final. Demasiado pronto y brusco, como un frenazo delante de un semáforo en rojo. Darker Thoughts es una creación genial que pierde credibilidad con la puesta en escena de esta gira, sin que nadie toque ningún instrumento, siendo esa pista grabada, y Holmes cantándolo a capela como único recurso, Embers Fire y Ghosts, que parece un precioso homenaje a Sisters Of Mercy, cerraban un espectáculo que pudo ser mejor por parte de los padres del metal y que vivió grandes momentos tanto por ellos mismos como por sus 'ahijados' provisionales para esta noche.


miércoles, 12 de octubre de 2022

Anna von Hausswolff embruja la Sala Cool de Madrid

 Hay muchos artistas a los que con solo una escucha ya se les puede etiquetar dentro de un estilo. Solo son unos pocos los que pueden ser inclasificables, por tener tantos elementos de uno y otro lado, o por ser vanguardistas. Dicha explicación se puede aplicar a la cantautora, compositora y pianista sueca Anna von Hausswolff

Anna von Hausswolff practica un pop distinto al habitual, mucho más oscuro y experimental, unas veces minimalista y otras más complejo. Si en algo destaca la obra de esta sueca es en crear piezas densas que invitan a la reflexión y que parecen haber sido pensadas para acompañar a imágenes o vídeo.

Por eso no extraña que ella misma lo haya definido como 'pop funeral', por ese tono lúgubre que acompaña en sus composiciones, junto a algunas frases de sus letras, y que han llevado a que fuera tachada de satánica por algunos sectores conservadores. 

El 'aquelarre' de Anna von Hausswolff ha hecho parada en España, siendo la Sala Cool de Madrid la elegida para escuchar a esta sacerdotisa de lo tenebroso, en una época tan apropiada como otoño, poco antes de Halloween, donde las brujas adornan los escaparates y se recuerda a los difuntos.


Anna von Hausswolff en la Sala Cool, 11 de octubre de 2022 

Muchas veces los encargados de abrir un concierto poco tienen que ver musicalmente con el artista principal. En este caso no fue así. Tras el nombre artístico de Maud The Moth se esconde la madrileña Amaya López-Carromero. Ella sola se encargó de hacer de embajadora del sonido de Anna y es que bajo un suave timbre, con el que se presentó a sí misma a la audiencia, se escondía un torrente de voz que hizo de perfecto puente con la actuación de Anna. 

Amaya confesó que Anna "era una inspiración", y la verdad es que fue totalmente inspirador su espectáculo, al que sumaba ingeniosas percusiones, desde un cuenco a una botella de plástico, con el que imprimir ritmo a su obra.


Pocos instantes después, un cuarteto de músicos secundaban y dibujaban una atmósfera peculiar sobre la que Anna von Hausswolff fue desarrollando su repertorio que trataba de resumir doce años y cinco discos en apenas horas. Temas complejos que se entrelazan como una araña tejiendo la tela en un rincón. El quinteto sonaba al unísono, como una máquina engrasada de cinco motores, como una banda de jazz que no practica jazz.

El set arrancó con Sacro Bosco y siguió con uno de los clásicos de la sueca como es The Truth, The Glow, The Fall. El ritmo del concierto era frenético y seductor en ocasiones, en otras era inquietante y marcado, moviéndose al compás de la melena rubia que bailaba tras el micrófono y el teclado.

El sonido era como una tarde tormentosa en un bosque de abedules de Suecia. Todo se percibía en la oscuridad, resaltando las luces y algún trueno entre la penumbra. Un espectáculo para los oídos y la vista que atrapaba la atención.  


El acentuado compás de The Mysterious Vanishing of Electra fue llevando al clímax definitivo a la sala. Un tema cuyo endiablado sonido seduce hasta poseerte. Pese a haber sido un repertorio corto. El final era muy digno y para recordar. Y eso se pudo entender cuando los cinco integrantes abandonaron el escenario. Pero no...

En un bis de los que quedan en el imaginario colectivo, aunque solo se tratara de un tema, la menuda cantante sueca, ¡y menuda cantante!, bajó a la pista para dar el tono íntimo que necesitaba la última canción. Gösta sonó a dulce despedida y supuso un último acercamiento al público, con Anna paseando por un pasillo humano que se abrió para dejar paso a esta reina del pop más oscuro, capaz de embrujar a todos con su música y su voz.