lunes, 3 de abril de 2023

W.A.S.P., cuatro décadas de reinado sobre los escenarios

El cantante Blackie Lawless suma más de cuatro décadas al frente de W.A.S.P., banda de 'heavy-metal' afincada en Los Angeles y que ha tenido la mala fortuna de vivir a la sombra de otros grandes nombres de la ciudad. O al menos no tener tantos focos sobre ellos como deberían.

Lawless lleva muchos años siendo pragmático. Sabe que al rock le han salido hace tiempo canas y no se complica la vida. Su producción musical parece estancada desde 2007, pero no su presencia incasable sobre los escenarios, donde suele tocar los temas más clásicos de su discografía, aquellos con los que crecieron su ya maduro público.

W.A.S.P. nunca llenó estadios como Guns N' Roses y tampoco ha tenido una impactante vuelta al ruedo como sí lo ha está haciendo Mötley Crüe. Dos bandas con las que compartieron cartel en su día, antes de que se separaran sus caminos desde la ciudad angelina.

Lawless ya no cuenta con sus escuderos del pasado, especialmente Chris Holmes, ni con un disco nuevo debajo del brazo, pese a la reedición de esa joya que es el 'Crimson Idol' de 1992, pero cualquier excusa o motivo, como son 40 años, han hecho que el gigantón neoyorquino, de casi dos metros, vuelva a pasar por España para hacer una gira a su estilo, con los temas que la gente quiere escuchar.


W.A.S.P. en la Sala la Riviera, 2 de abril de 2023

Sin teloneros y con unas mortecinas luces que iluminaban el escenario donde se recreaban carteles ficticios como si fuera una feria ambulante. Un circo carnavalesco donde destacaba el pie del micrófono que viene luciendo Blackie en las giras con huesos figurados y un cráneo. Un guiño a la época más canalla del grupo, aquella del sudor, la sangre y la provocación. Una etapa que ha quedado atrás.

El público llenaba La Riviera y se mostraba entregado desde que sonaron los primeros acordes de The Doors, anunciando el principio del concierto. Las vacaciones de Semana Santa y el hecho de caer en domingo ayudaron a la venta de entradas. Todo parecía indicar que iba a ser una noche para no olvidar, pero no iba a ser así.

El sonido y la voz fueron los peores aliados de Lawless durante la noche. El repertorio no varió un ápice a lo que vienen tocando en esta gira. Es decir, un popurrí de temas de sus cinco primeros discos. Algunos más extendidos y otros en versión reducida, solapando casi un corte con otro. 

L.O.V.E. Machine y Wild Child dieron paso a los tres temas del 'Crimson Idol', el álbum más idolatrado y promocionado por Lawless. En esos temas es cuando mejor funcionó el timbre de Lawless y cuando más se pudo lucir Doug Blair con su guitarra.

A esas alturas del concierto, tres monitores ya decoraban el atrezzo, donde se reproducían vídeos e imágenes, como el simpático videoclip de Blind In Texas, con cameo incluido de ZZ Top, y donde se mostraba el lado más amable de los angelinos dentro de aquellos años más descarados, más provocadores y que les hizo granjear mala fama.


 El bis se abría con Animal (Like A Beast), la canción cuya polémica letra y explícita portada supusieron la censura del grupo. Como explicaban por los monitores, Lawless y W.A.S.P. fueron una de las primeras bandas, de las 15 que ocupó la primera lista, señaladas por la mujer de Al Gore, Tipper Gore, y las mujeres de otros senadores en aquella campaña que significó, a mediados de los 80, el nacimiento de la etiqueta 'parental advisory', la pegatina que advertía a los padres del contenido de ese disco.

Curiosamente, otra de las barreras para tocar este tema era el propio Lawless quien desde que abrazó el cristianismo consideraba poca adecuada la canción, la cual había quedado apartada quince años del repertorio.

Para terminar el concierto, el grupo acababa con el ya célebre colofón del I Wanna Be Somebody, con los coros siendo repetidos por todo el público, a quienes se les hacía corto este repaso de más de cuatro décadas. 

Desgraciadamente es lo que hay. El genio que escribió y compuso una de las grandes obras del heavy metal se está haciendo mayor y su voz ya no es la misma. Su música fue la banda sonora personal de la infancia, adolescencia y juventud de lo que hoy es su madura audiencia, quienes también han crecido. El tiempo vuela y siempre en la misma dirección. Mirar atrás es un acto de nostalgia, como también lo es un concierto de W.A.S.P.

1 comentario:

  1. Siempre los
    encontré un
    grupo menos
    valorado de
    lo que merecen .

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