sábado, 10 de junio de 2023

Los dinosaurios del rock llevan pistolas y lucen rosas

 Los dinosaurios llegaron a dominar el planeta para después desaparecer. Algo parecido está ocurriendo con la música, donde los clásicos del rock, casi dinosaurios de este estilo, que en su día conquistaron la audiencia del planeta, se resisten a ser extinguidos mientras dan sus penúltimos, últimos, y antepenúltimos coletazos.

En el ya lejano 1993 Guns N' Roses visitaron el Vicente Calderón de Madrid en medio de una gira mundial donde eran los dioses del Olimpo. Sus temas no solo eran cantados por metaleros, sino que sus baladas y medios tiempos eran parte de la banda sonora de una generación. 

 

 

Hasta la película más taquillera del momento, Terminator 2, contenía un tema y un guiño al grupo angelino, cuando Arnold Schwarzenegger iba armado y con unas rosas. Nada casual, porque el actor fue una de las piezas claves de la colaboración de GN'R en la película de James Cameron. 

El siglo XXI trajo la marcha de todos los pesos pesados de Guns N' Roses a excepción de Axl, quien siguió preparando material y realizando giras, ya no por estadios, sino por grandes pabellones, como el Palacio de Vistalegre, donde estuvo en 2010 acompañado de Sebastian Bach. Desde 2014 se empezó a vislumbrar el regreso de Duff McKagan y de Slash a la banda, tras limar sus respectivas diferencias, logrando de este modo la vuelta a los tours colosales.

En 2017 GN'R tocaban de nuevo en el Vicente Calderón. Indirectamente este idilio con la casa deportiva del Atlético de Madrid se ha replicado en su nuevo hogar, dado que la banda norteamericana ha elegido el Metropolitano como una de sus paradas en el tour mundial.

Guns N' Roses y The Pretenders en el estadio Metropolitano, 9 de junio de 2023

The Pretenders descargó su show mientras la luz todavía iluminaba el coliseo rojiblanco. No escondieron sus cartas ni sus temas más célebres, como Don’t Get Me Wrong y I'll Stand by You, los cuales sonaban mientras el público iba llenando sus asientos.

Con extrema puntualidad, Guns N' Roses hacía rugir los altavoces ante un Metropolitano que mostraba un casi lleno en pista, pero mostrando algunas zonas despobladas en el primer y segundo anillo. Algo sorprendente, pero no iba a ser la única sorpresa del día.

It's So Easy era la encargada de abrir una lista interminable de canciones que alternaba grandes clásicos con piezas del futuro nuevo álbum, Absurd o Hard Skool, con versiones conocidas con otras más desconocidas, caso de Wichita Lineman. Incluso hubo tiempo para estrenar algún corte en esta gira. Era una noche larga y extenuante con un menú extenso, como esos restaurantes de carretera que ofrecen todo tipo de cocina a buen precio.

El grupo estaba voluntarioso, especialmente Axl, quien correteaba con el mismo espíritu que en 1993, cuando Barcelona había sido capital olímpica, aunque se voz era la que sufría más altibajos, distorsionando el producto final. La acústica del estadio tampoco acompañaba ni a él ni a sus compañeros de reparto, no sincronizados en ocasiones, pero dando lo mejor de sí mismos.

Como si el público fuera un perro que recibe cada cierto tiempo su premio, Guns N' Roses iba sumando muescas en su repertorio y salpicándolo de grandes éxitos con el que engatusar a su audiencia. Welcome To The Jungle asomó entre los arbustos casi a hurtadillas, siendo una de las más valoradas de este sorprendente arranque.

Los homenajes en forma de versiones no paraban, algunos más habituales, Live And Let Die, y otros casi inéditos. You Could Be Mine sonó mejor instrumentalmente, con Slash prodigioso a las seis cuerdas, que vocalmente, donde seguía dibujando en el aire esa gráfica de dientes de sierra. Unas veces el timbre no llegaba y otras se pasaba.


Estranged, que en su momento hizo saltar la banca al costar su vidoeclip varios millones de dólares, se mostraba igual de grandiosa y megalómana, destacando en una sucesión de arriesgadas canciones poco o nada habituales. 

El tramo final de la noche devolvía a los Guns N' Roses a su versión más esperada, la de los 'greatest hits', como el que deja caer sus cartas al final con emoción y teatralidad para enseñar a todos que tiene la combinación mejor. 

Civil War, con guiño al pueblo ucraniano, abría el grupo de los elegidos, de los escapados del pelotón en esta maratoniana jornada de rock que alcanzaría las tres horas. Luego venía Sweet Child O'Mine y Novemeber Rain, con Axl como maestro de ceremonias al piano. Un trío de ases al que se le colaba el comodín de This I Love. Y es que había cabida tanto para las pistas del 'Chinese Democracy' como de las hechas por Slash o Duff en su etapa en Velvet Revolver.

Knockin' On Heaven's Door y Nightrain podrían haber sido un buen final, pero a este final le quedaban más finales. Yesterdays parecía hacernos ver que el concierto se había iniciado ayer y seguía hoy, pasada la medianoche y sin evidenciar nada cansancio sobre el escenario. 

 

Patience y Paradise City eran el perfecto colofón de una gira que devuelve al grupo a los grandes escenarios y lo hace con un repertorio enorme de 33 canciones y 3 horas y media. Tan enorme como el legado que siguen dejando estos dinosaurios del rock. Más vivos que nunca y con ganas de seguir haciendo historia.

1 comentario:

  1. Me alegro, Axl no está como tan mal como hace años y cumple, con sus limitaciones actuales. ;)

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