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domingo, 25 de junio de 2023

Mötley Crüe y Def Leppard devuelven a Madrid a los 80

 La nostalgia vende. La música, el cine y la moda han descubierto que las generaciones que vivieron ciertas épocas, y las que no, ansían con disfrutar de detalles que evoquen aquellos momentos, muchas veces idealizados y otras veces justamente alabados. La década de los 80 está siendo una de las favoritas a nivel de marketing. 

Mötley Crüe y Def Leppard vivieron su mejor etapa musical en los 80 y 90. Unos eran los chicos malos del hard-rock californiano y los otros la sofisticación y el vanguardismo de la primera hornada de la denominada New Wave of British Heavy Metal, la nueva ola del 'heavy metal' británico, donde compartían espacio con Iron Maiden, Venom, Motorhead o Saxon, entre otros.

Cuando Mötley Crüe y Def Leppard anunciaron una gira juntos por el planeta, los aficionados fantasearon con la posibilidad de su llegada a España. Algo que finalmente se produjo. Una única visita a nuestro país. Una única y esperada visita.


Los Sex, Mötley Crüe y Def Leppard en el Auditorio Miguel Ríos de Rivas-Vaciamadrid, 24 de junio de 2023

La acústica que proporciona el Auditorio Miguel Ríos perdona su distancia a la capital. Por un lado ganas y por otro pierdes, como la vida misma. Los Sex fueron los primeros en salir al escenario. Un nombre premonitorio para lo que vendría después. La banda madrileña cumplió con su papel a la perfección. Bajo el incesante sol, practicaron un rock con toques clásicos para una formación moderna y joven.

La simpática película 'Jacuzzi al pasado' (2010) habla de varias personas cansadas de su día a día en pleno siglo XXI y que, tras meterse en un jacuzzi, aparecen en 1986, en un festival. La pasión por Crüe en la película está patente en uno de los protagonistas. Una pasión contagiosa.

Anoche fueron muchas más personas las que entraron a ese jacuzzi, incluyendo el grupo californiano: Vince Niel, desmejorado físicamente y fantástico a nivel de voz, Nikki Sixx, con su magnetismo intacto, y Tommy Lee, todo carisma y alegría desbordada. A ellos, ante la ausencia en el tour de Mick Mars por temas de salud, se ha juntado John 5. Como si a los más malos del colegio se les juntara el nuevo, el que fue expulsado de otra escuela. Una acertada decisión dado el poder visual que tiene el guitarrista ex Marilyn Manson y Rob Zombie, quien usó, como es habitual en él, guitarras inimaginables y recursos varios. El equilibrio perfecto entre una banda nostálgica de los 80 y un guitarrista contemporáneo.

Mötley Crüe fue Mötley Crüe. Su espectáculo fue crudo, directo y atronador, casi garajero. También incluyó dos atractivas y esculturales coristas con poca ropa y cuando los integrantes del grupo se dirigieron al público fue para pedir que las seguidoras mostraran sus pechos y hablar de alcohol. Durante dos horas el reloj retrocedió 40 años. Era un gusano temporal previsible y esperado. Hasta deseado. Un tigre siempre es un tigre.

Musicalmente los Crüe fueron directos y sin concesiones. Empezar con Wild Side es toda una declaración de intenciones y toda una metáfora de su manera de entender la vida y la música. Cualquier canción era celebrada y aclamada, cualquier miembro del grupo era vitoreado y aclamado.

Incluso se atrevieron con algún tema más 'moderno', como ese Saints Of Los Angeles o el propio The Dirt, extraído de una de las biografías más directas y sinceras hechas en el rock. Cero edulcorante. 

Tommy Lee dejó momentáneamente su papel secundario, que nunca ha sido así, para pasar de la batería al piano, previa conversación con el público. Es un niño encerrado en el cuerpo de un adulto y ahí reside su encanto. Home Sweet Home sonó deliciosa y dulce.

Kickstart My Heart fue la última elegida para sonar. El tema que explica la sobredosis de Sixx y que pasó de un suceso que pudo ser mortal a una canción exitosa e inmortal. Puro Crüe. Es su tema que explica lo que son y cómo son, porque pocas personas habrían compartido con tanto arte sus desgracias. Ahí reside su gracia.

Casi sin tiempo para renovar el escenario, apenas 20 minutos, sirvieron para que Def Leppard tomaran el relevo en el Miguel Ríos. Son de la misma quinta, pero mucho más maduros en todos los aspectos. Si Crüe es descarado, Def Leppard es sofisticado. Unos son muy estadounidenses y los otros muy británicos, británicos en su versión de té con pastas a las cinco de la tarde.

El show de los de Sheffield fue tremendamente profesional y serio, con Joe Elliot impecable. Supieron alternar grandes clásicos con temas menos conocidos para sus no incondicionales, que poblaban las dos pistas del recinto madrileño.

Let's Get Rocked, con ese sonido tan vanguardista y barroco propio de algunos grupos en los 90 que querían aparentar modernidad, asomó pronto, como un Gordo de Navidad madrugador. El disco 'Hysteria' fue el gran homenajeado de la noche, tanto como Rick Allen, quien mostró su gran habilidad en la batería pese a tener solo un brazo por un accidente automovilístico. 

La capacidad de Allen de manejar su kit de batería con los pies junto al set acústico en mitad del concierto, donde mostraron Savage, Collen y Campbell sus habilidades, fueron dos de los grandes aciertos de los británicos, quienes también tiraron de nostalgia para mostrar sus imágenes en los videomarcadores. Fotos de color sepia que han perdido el color, pelos rubios que ahora son canos. Tempus fugit.

Rocket, Hysteria y Pour Some Sugar On Me fueron las más aplaudidas. Rock Of Ages y Photograph las últimas en ser tocadas. Un show que se quedó algo corto y al que le faltó algún colofón extra.

Pasada la medianoche, las luces se apagaban en el escenario y el público miraba sus móviles para ver las fotografías sacadas. El viaje por la década de lo 80 había terminado y se iniciaba su vuelta a casa. A su dulce hogar tras más de 4 horas de buen rock.

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