Ser fieles a uno mismo y a la vez seguir evolucionando es una de las tareas más complicados que puede tener una persona, y también un grupo musical. Depeche Mode no ha perdido la esencia desde que en 1980 nos regalaran sus primeras sintonías, aunque se han quedado atrás en el camino varios pilares de la formación. Ahora son Martin Gore y Dave Gahan los que sostienen como dueto el proyecto. Dos patas fuertes para elevar a lo más alto uno de los mitos de la música electrónica.
El prematuro fallecimiento de Andrew Fletcher en 2022, fundador de Depeche Mode, y elemento clave del grupo, no es uno de los temas recurrentes de su último trabajo 'Memento Mori', que pese al nombre tan apropiado, dado que en latín significa "recuerda que morirás", ya estaba previsto anteriormente, desde la época de la pandemia.
Depeche Mode pertenece a esa eclosión de grupos británicos que se movían a finales de los 70 y principios de los 80 entre el pop y el rock a base de sintetizadores y de percusión electrónica para dibujar melodías embriagadoras. Por ahí desfilaban Duran Duran, Erasure, New Order, Soft Cell, Pet Shop Boys o The Cure.
El tiempo castiga a todos. A algunos menos. The Cure y Depeche Mode son los que mejor se adaptaron a los cambios, sobreviviendo a modas y nuevos públicos, sobreviviendo a estilos y nuevas pautas. Con esta reciente metamorfosis afrontaban una nueva gira para presentar el decimoquinto álbum de estudio.
Depeche Mode en el WiZink Center de Madrid, 12 de marzo de 2024
El 'Memento Mori Tour' siguió en Madrid la ruta establecida en otras ciudades. El oscuro sonido del genial tema My Cosmos Is Mine, como invitando a los presentes a adentrarse en un desconocido mundo, se solapaba con el estilo más popero y alegre de Wagging Tongue.
Si alguien pensaba que el último disco iba a ser el protagonista, estaba equivocado, era solo una excusa. A partir del tercer corte, Walking In My Shoes, indicaban que el camino iba a ser largo. Un largo paseo por una colección de éxitos tan significativa que uno no sabe nunca cuál es el tema más famoso de este grupo.
La voz de Dave Grahan tiene alma de prestidigitador, de mago de las palabras, de seductor del viento. Una sensualidad que roza el erotismo y cuyo siseo provoca bailar a su ritmo, como una serpiente engatusada e hipnotizada con su encantador, quien giraba como una peonza abriendo las manos en esa característica danza tan marca de la casa.
It's No Good, Policy Of Truth precedían a una versión distinta de In Your Room, una remezcla hecha por Butch Vig de Garbage, y que es más hipnótica y tenebrosa, pero igual de sensual. Como conversaciones entre amantes en un minúsculo espacio.
Depeche Mode siempre ha sido un pionero en poner nombre a unos actores que cumplían con su papel en la oscuridad y a espaldas del mundo. Disfrutando y sufriendo en silencio. Maestros, siervos y esclavos, dolor que se convierte en placer y que funde lágrimas y saliva. Tabúes rotos. Literatura erótica que ya vieron la luz antes de que las librerías abrazaran con pasión este género.
Depeche Mode han hablado como tantos grupos de drogadicción y adicciones, pero se han sabido mover con soltura y como nadie con otras temas como religión y sexualidad, a veces entremezclándolos, como solo Madonna y ellos lo han sabido hacer. Pecados que se hacen públicos entre oraciones. Gemidos en la almohada mientras se invoca a un ser superior.
Everything Counts abría la etapa más relajada del concierto con Precious y Speak To Me allanando el camino a las emociones. Era el momento de Martin Gore para sentir los focos en exclusiva sobre su sempiterno corte de pelo tan ciberpunk y futurista. Strangelove y Somebody se exhibían tan frágiles que parecía que fueran a evaporarse por la calle Goya.
Depeche Mode parece pecar de simple, pero ahí está la complejidad. Sus grandes temas son varios tonos de teclado perfectamente encadenados. Una contraseña corta pero efectiva y segura para conseguir la fiabilidad. La fórmula la han vuelto a repetir en este nuevo álbum, con temas como Ghost Again, con un estilo que evoca a New Order y un videoclip deudor de Ingmar Bergman en el 'Séptimo Sello'.
El repertorio seguía con I Feel You, y esa maravillosa guitarra tan country que con poco hace tanto, A Pain That I'm Used To, Behind the Wheel, con sentida dedicatoria al ausente Andrew Fletcher, para seguir con Black Celebration y Stripped, ese prodigioso corte con alma industrial que los alemanes Rammstein también incluyen en sus repertorios.
John The Revelator, del último álbum, se colaba por delante de un Enjoy The Silence sorprendente que incluyó a una bailaora de flamenco, Belén López, quien hechizaba un tema ya de por sí mágico, además de dar un toque puramente español a la fiesta.
Todavía quedaba más: el dueto cantaba y susurraba Waiting For The Night, como si fuera una nana, para acabar con Just Can't Get Enough y Never Let Me Down, haciendo que las manos del público se movieran como una marea gigante de brazos al son del compás.
Personal Jesus cerraba el espectáculo. El mismo tema a modo de plegaria que sedujo en su día a Marilyn Manson, aunque hable de la tortuosa relación entre Priscilla y Elvis Presley, el mismo libro que enamoró a Sofia Coppola, y que ahora encandilaba a las 15.000 personas presentes en el WiZink Center. Dice el dicho que de Madrid al cielo. Y es así, pero con Depeche Mode el camino es aún más fácil de realizar. "Reach out, touch faith".
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