El éxito profesional es siempre complicado de conseguir. El músico francés Yann Tiersen alcanzó su máxima cota de popularidad gracias a la banda sonora de la película 'Amélie' (2001), protagonizada por Audrey Tautou, quien también es recordada por esta cinta. Pero la carrera de ambos ha sido mucho más que este maravilloso film, plagado de una magia que incluso parece rodear a quienes participaron en su proyecto, o al menos a ellos dos.
La discografía de Yann Tiersen no ha parado de crecer. Ya lo hizo antes de encandilarnos con esas melodías que desprendían alegría, ganas de vivir y un toque francés, algo que saben hacer muy bien nuestro vecinos del norte y que no todos los países lo consiguen, porque ellos saben hacer música que suena a un paseo fluvial por el Sena o a un lento caminar romántico por Montmartre, aunque Tiersen sea de Brest, tierra celta donde el océano golpea con fuerza y el cielo es plomizo, pero también bello.
Tiersen se ha embarcado en una extensa gira por España y varias de sus ciudades. Paradójicamente para su parada en Madrid, el sitio elegido ha sido en el distrito de Chamberí, cuyo nombre afrancesado recuerda el asentamiento de las tropas napoleónicas en la capital y cuyas calles recuerdan a héroes españoles que defendieron el lugar.
Yann Tiersen en la Sala But, 22 de octubre de 2024.
La Sala But es coqueta, pequeña y acogedora, también calurosa incluso en otoño. Es un lugar íntimo para ofrecer un concierto, máxime si se el que lo realiza es un reconocido pianista internacional. Hasta minimalista, muy adecuado para un artista que es en apariencia clásico, pero que bebe de múltiples influencias.
Tiersen es multiinstrumentista. Una envidiosa habilidad, especialmente para alguien que no sabe tocar ningún instrumento en condiciones, y que da una dimensión distinta a la creatividad. También lo da su coqueteo juvenil con el rock, dotándole de un estilo personal y ecléctico.
Además, sus últimos trabajos, 'Kerber' (2021) y '11 5 18 2 5 18' (2022) -cuyos números representan letras del alfabeto y forman la palabra (KERBER)-, abrazan definitivamente los sonidos electrónicos, dando nombre a esta gira que se denomina como 'Solo Piano + Electronics'. No en vano, ambos discos están conectados, siendo una versión remezclada del mismo trabajo.
Si algo tienen estos discos en común es que permiten viajar estando quieto. Navegar estando en tierra. Son billetes a otro universo, el primero más sosegado y con aires orientales, relajantes y reflexivos, más tradicional; el segundo parece una invitación a soñar, a despegar a otros mundos repletos de colores y nuevas sensaciones. Atmósferas musicales que se complementan y tienen la misma base.
El concierto de Tiersen en Madrid tuvo cuatro partes, donde alternaba el piano y la parte electrónica, como dos caras de una misma moneda. El músico bretón empezó con ganas de hablar mientras saboreaba cerveza, para después dejar que sus teclas hablaran por él. Explicó, con cierta gracia, que sus desplazamientos en esta gira los hacía a bordo de un velero. Una tarea muy complicada para aparecer en Madrid solventada con un tranquilo desplazamiento en furgoneta de pocos kilómetros diarios, porque el ecologismo está muy presente en su dogma.
Como los buenos futbolistas a los que les gusta tocar el cuero del balón sin botas, Tiersen ofreció su concierto descalzo, notando los pedales con los dedos de los pies, mientras los de las manos dibujaban imposibles figuras musicales que se asemejaban a una matrioshka sonora, especialmente con esa joya que se llama Kerber.
La experimentación de Tiersen ha sido gradual, de ese estilo más clásico y propio de sus primeros trabajos o de sus bandas sonoras, como la de 'Good Bye Lenin' -otro gran éxito del cine europeo-, derivando a los sintetizadores y ritmos de pista de baile casi propios del dúo galo Daft Punk, maestros de los sonidos electrónicos. Incluso ayudándose de elementos en apariencia ajenos a la música, como la risa de un bebé o el fluir del agua.
El músico galo, quien lució una camiseta que parodiaba el logo de Puma y hacía alusión a su trabajo EUSA, alternó el piano con la electrónica, como rezaba su tour, siendo la última parte la más festivalera y movida, como el corte 3 8 1 16 20 5 18. 14 9 14 5 20 5 5 14, antes de volver al piano para seguir repasando su discografía a base de partituras invisibles que solo existen en su cabeza.