jueves, 6 de marzo de 2025

Geoff Tate sigue repasando su época con Queensrÿche

 El cantante norteamericano, de origen alemán, Geoff Tate sigue exprimiendo su legado como cantante de la formación estadounidense Queensrÿche. Y no es para menos, su gran voz y unos brillantes discos convirtieron a la banda en una referencia habitual no solo del rock progresivo, sino de la música en general a finales del siglo XX, especialmente gracias a la popularidad que tenían algunos de sus vídeos en la MTV.

El 2012 la marcha de Tate de Queensrÿche, debido a desavenencias por temas económicos, dejó al grupo sin vocalista y al cantante sin grupo. Daños colaterales difíciles de reparar, porque al final se puede reemplazar cualquier miembro de una banda, pero si el que ocupaba el micrófono era una de las voces más privilegiadas, el proyecto se queda cojo, por mucho que sigan actuando bajo el mismo nombre.

Tampoco es que haya salido fortalecido Geoff Tate. En una época donde el rock ya no llena estadios ni vacía estanterías de discos, la fórmula es tirar de la nostalgia y esperar que tus antiguos seguidores sigan queriendo acompañarte en este viaje por los recuerdos del pasado. Y en eso consisten sus últimas giras.

Tate ya visitó recientemente Madrid en 2023 para repasar el 'Rage For Order' (1986) y el 'Empire' (1990) en su totalidad. Ahora repetía local y patrón. Tirar de antiguos álbumes de Queensrÿche y desempolvar viejas canciones. Vivir de las rentas sonoras. Nadie le va a criticar por ello. Es más, es lo que sus seguidores están esperando.

Geoff Tate + Ivory Lake en la Sala Changó de Madrid, 5 de marzo de 2025

A la hora pactada, salió Ivory Lake al escenario, el mismo telonero que en 2023 y sin la compañía de su formación, por lo que tuvo que tirar de guitarra española y de su voz para volver a deleitarnos con un sincero acústico. Una complicada tarea de la que salió muy airoso.

Con un nombre tan rimbombante como 'The Big Rock Show Tour 2025' arrancaba este tour en el que ya no se centra solo en dos discos, sino que abarca más discografía, al menos la que vivió Tate al frente de Queensrÿche, pese a ello, empezaban con Empire, como queriendo tender un puente desde su anterior actuación, para seguir después con temas más arriesgados, como Desert Dance, perteneciente al 'Tribe' (2003), el cual gozó de escasa popularidad en su momento. 

 

La ruta se recalculaba con I Am I,  donde se nota que viene de los 90 y que al ser de Seattle beben algo de esa vertiente 'grunge' más oscura que practicaban Alice In Chains o Soundgarden. Para cambiar el registro, Tate sacaba el saxofón para acompañar a The Thin Line. El sexteto disfrutaba y hacía disfrutar, pese a que usaran recursos grabados en algunos temas, quitando algo de directo al propio directo.

Los saltos entre etapas se sucedían, como si la máquina del tiempo se hubiera vuelto loca y alternara años, todo para llegar a la parte central, a la cota de la montaña, donde Operation: Mindcrime, Breaking The Silence y I Don't Believe In Love ofrecían las mejores vistas posibles. Alpe d'Huez, Galibier y el Tourmalet en partitura. Tres grandes clásicos.

El tramo final recuperó ese toque de concierto en el que repasar grandes éxitos, grandes con mayúscula. Porque Walk In The Shadows es tan elegante como Tate, es un traje de palabras para él, y Another Rainy Night tiene aroma a balada potente que suena en la radio de un coche en mitad de la noche, idónea para saborearla con tranquilidad. 

 


Pero no se quedaban ahí, porque Jet City Woman recordaba los amores perdidos y a la propia Seattle, y Silent Lucidity obligaba a cada uno a abrazar y ser abrazados para contemplar una de los mejores temas de la historia del rock. Balada con mayúsculas, de las que tenían la marca en la cinta VHS de tanto parar y escuchar, de dejarse llevar y ser encontrado. 

En un mundo actual donde el éxito se mide en reproducciones de Youtube, 70 millones de ocasiones en las que se ha reproducido Silent Lucidity hasta parecen pocas.

 Y todo podría haber terminado aquí, pero Tate, con ese aire de mago, tenía que sorprendernos con algún número especial, algún conejo más que podría salir de su chistera. La versión de Welcome To The Machine de Pink Floyd se colaba en este número final donde Take Hold Of The Flame hacía gritar a toda la Sala Changó. 

El fin de fiesta lo ofrecía el habitual Queen Of The Reich, para recalcar que Geoff Tate fue parte de Queensrÿche y que Queensrÿche no se entiende sin Geoff Tate, aunque ya hace muchos años que se separaran sus caminos.

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